“Si el adicto no toma la decisión de dejar su adicción, es imposible”

domingo 15 de julio de 2018 | 5:00hs.
“Si el adicto no toma la decisión de dejar su adicción, es imposible”
“Si el adicto no toma la decisión de dejar su adicción, es imposible”
Dennis Prieto

Por Dennis Prieto fojacero@elterritorio.com.ar


Desde la Subsecretaría de Prevención de Adicciones y Control de Drogas del Ministerio de Salud Pública de Misiones, aseguraron que Puerto Iguazú es la única localidad que refleja la demanda de crack o pasta base de cocaína. Pero el titular del organismo, Carlos Báez, advirtió que “si sigue la ruta que siguen todos los estupefacientes, lo más probable es que tengamos demanda por su consumo en otros lugares de la provincia”. Eso, actualmente, está ocurriendo.
La historia más popular indica que el consumo de esta droga nació en Estados Unidos, a mediados de la década del 80, como consecuencia de la falta de cocaína. Los traficantes usaron el residuo de esta droga y la combinaron con otras sustancias altamente tóxicas, por lo que su nombre alude al crujido que hacen las piedras al calentarse por la evaporación de la cocaína.
Según explicó el doctor Báez, la pedra o crack “es una variante de la cocaína, la hoja de coca en el procesamiento termina formando algo refinado blanco, que es el polvo de la cocaína, pero el residuo, lo que queda pegado alrededor se lo conoce como pasta base y a eso se le agregan algunas sustancias que le dan la posibilidad de poder inhalar con el humo”.
Es decir esta sustancia “es una forma de consumo de cocaína, como lo es el paco, que es la pasta base de la cocaína, la parte menos pura, que también viene de la planta”. Pero su efecto es brutal y adictivo, afirmó: “Lo que lograron es que sea mucho más rápidamente efectiva y dañina, incluso más adictiva”, describió, y acto seguido aseguró que “todas las adicciones desencadenan, en determinado momento, una patología psiquiátrica”.
En la provincia -comentó- el alcohol y el cigarrillo siguen siendo las sustancias adictivas más consumidas, seguidos por la marihuana y la cocaína, ente ellas la pasta base o ‘pedra’.

Introducción a las adicciones
Báez sostuvo que las adicciones “se instalan por individuos que no pueden resolver sus problemas y terminan recurriendo a alguna sustancia para sobrellevar su realidad”. En ese contexto citó los dos extremos más vulnerables que introducen a las personas en las adicciones: aquel que tenga problemas de personalidad o muy baja autoestima y aquellos buscadores de sensaciones nuevas.
Por otra parte, diferenció “el consumo ocasional”, por ejemplo, con amigos durante los fines de semana, y el “consumo problemático”, es decir, cuando una persona se excede de dosificación, tiene acceso y no puede dejar de consumir.
“Una vez que para tener la misma sensación una persona necesita consumir más cantidad de drogas, o de manera más frecuente, se convierte en una dependencia de esa sustancia”, explicó, lamentando que las adicciones atraviesan todas las clases sociales.
“En la clase social baja se visibiliza más rápido a diferencia de la clase alta, que recién nos enteramos cuando hay sobredosis, es decir cuando la situación es más grave”, expuso. 

Proceso de deshabituación
Para iniciar un proceso de deshabituación, es fundamental que el adicto tenga la voluntad o determinación de alejarse de las adicciones. Y, además, es necesario el acompañamiento de su entorno más cercano -su familia, su grupo de amigos- una vez que transcurre el período de abstinencia.
Es por ello que el psiquiatra trabaja con el adicto y el psicólogo primero en el ámbito familiar; y por último se busca eliminar la oferta, cambiar las amistades que lo llevaron por ese camino.
“Si el individuo no toma la decisión de dejar su adicción, es imposible hacer algo que sea efectivo”, consideró Báez, y aseguró que “es un drama que no se soluciona en unos meses, puesto que constantemente va a requerir del entorno familiar para mantener firme su decisión de dejar la droga”.

Compromiso social
“Las tareas que nos toca como Estado es empezar a hablar más de este tema, sacar el estigma de que aquel que es drogadicto es una escoria de la sociedad. En realidad es una persona enferma que necesita ayuda y hay que darle contención”, ponderó Báez.
En el último tramo de la charla apuntó que “es necesario que en la casa deje de ser un tema tabú y se empiece a hablar del consumo de drogas. La única forma de empezar a torcer la historia es si nos involucramos todos, y está demostrado que las políticas gubernamentales y el diálogo con los afectos, contiene, evita y previene el ingreso a las adicciones. Tenemos que ayudarnos entre todos”.