Seguir la estrella de la Ilusión

lunes 06 de enero de 2020 | 0:00hs.
Melchor, Gaspar y Baltasar llegan para renovar la magia e incentivar la creatividad en los más chicos.
Melchor, Gaspar y Baltasar llegan para renovar la magia e incentivar la creatividad en los más chicos.
Todos recordamos momentos épicos de la infancia como algún cumpleaños, el paseo con un abuelo y por supuesto la magia de la Navidad o la ilusión de los Reyes Magos. Toda la mística de la previa: ubicar estratégicamente los zapatos, dejar el agua y el pasto para los camellos en los que increíblemente esos seres bíblicos recorrían el mundo y más. Venían volando seguramente, porque cuando somos chicos, todo lo mágico vuela.
Hoy, con inventos tecnológicos que parecen sorprendernos día a día, la importancia de superar nuestra inventiva y nuestra imaginación parece fortalecerse. Así, los niños son el bastión que defiende esa ciudadela mágica no por el simple hecho de recordarnos el valor de compartir momentos únicos sino porque es un escalón definitorio en la evolución de su madurez.
“Las tradiciones mágicas no sólo vienen a fomentar esa fantasía o ilusión intrínseca a la infancia que, en muchos casos, cuando crecemos, vamos perdiendo. Los niños van adquiriendo una comprensión progresiva de la realidad a medida que crecen. La magia y la ilusión sólo evita que esa comprensión de la realidad sea repentina y chocante”, explica Beatriz Martínez, con destacada experiencia en el ámbito psicológico del coaching y el mentoring. “Con estas historias, al igual que los cuentos y las películas de Disney, ellos van entendiendo el mundo poco a poco”, agrega.
“¿Quién no recuerda cómo vivía esta noche mágica en su infancia?”, expresa la especialista para destacar la importancia de la velada.
“Son muchos los padres que cuando llegan estas fechas se plantean si es bueno que sus hijos crezcan engañados, pensando que los Reyes Magos y Papá Noel existen. Tal vez el cambio es el dejar de verlo como un engaño y entenderlo como una forma de estimular su imaginación y creatividad antes de que tengan que empezar a toparse de frente con toda la cruda realidad”, estima Martínez.
En esa línea, detalla que sostener estos pequeños rituales junto a los más chicos de la casa da lugar a su parte más lúdica. “Si miramos cómo juegan los niños, vemos como ellos se inventan historias, cuentos imaginarios que en muchas ocasiones llegan a estar en su propia realidad, como el caso de los amigos invisibles, con quienes mantienen largas conversaciones”.
Además, si bien lo mágico parece conceder todo sin limitaciones, “podemos aprovechar este momento para hablarles a los chicos de un consumo responsable”, entiende Martínez, “ayudando a nuestros hijos a reflexionar, elegir los juguetes, negociar con ellos y ayudarles a comprender que no pueden pedir todo lo que se les antoja, porque hay juguetes que posiblemente no son los adecuados”, resalta.
En ese sentido, “los Reyes simbolizan para el niño la creencia en un mundo en el que se da todo sin pedir nada a cambio. Incluso en tiempos de crisis, sus mochilas pueden venir cargadas de: amor incondicional, seguridad, ilusión... Creer en esa magia los prepara para la vida. No en el consumo porque sí, sino en aprender a diferenciar entre lo que les gusta y lo que realmente quieren y los beneficia”, resume Martínez.
En coincidencia, Norma Catalano, escritora e investigadora de tradiciones y costumbres regionales, recuerda: “En mi familia, la tarde del 6 o incluso un día antes, recibo a mis nietos, les hago una merienda y les narro relatos sobre los Reyes Magos, son historias que mantienen la fe cristiana y que hablan del amor”.
En ese sentido, sostiene que antes los Reyes dejaban en los zapatos, regalos confeccionados a mano. “Mi madre hacía muñecas de trapo y pelotas para mis hermanos y para mí. Una vez sí recibimos juguetes. En esa época no era tan sencillo que las familias pudieran comprarlos, pero igual éramos muy felices”, rememora.
En su libro publicado el año pasado Leyendas populares, el legado de mis mayores, Catalano dedica un pasaje a la epifanía con el cuento ‘Artabán el cuarto Rey Mago’, quien según la leyenda no llegó hasta el Niño Jesús, pues se demoró asistiendo a un enfermo, y, con su corazón solidario fue ayudando a quienes se presentaban en su camino. “El viaje de los Reyes Magos fue largo, penoso y Artabán siguió la búsqueda, entregando los regalos que portaba para Jesús, para salvar vidas a su paso”, describe el cuento.
Tal como concibe Martínez, “el pensamiento mágico que tiene el niño en los primeros años de la vida está relacionado con la falta de recursos psicológicos que tiene para examinar la realidad y dominar su mundo. Eso lo suple con el pensamiento mágico donde todo es posible, según sus deseos. No hay que quitarle ilusiones antes de tiempo, pero tampoco ocultarle lo que quiere saber cuando está dispuesto a ello”, juzga.
Por eso, lejos de las excusas y las crisis, lo que perdura sigue siendo el contacto, eso que vibra profundo, que despierta los sentidos y se alberga en lo más denso de la membrana mental, por décadas y décadas. Enseñanzas, así sean envueltas en relatos increíbles, valores y técnicas enmascaradas en artilugios empáticos para preparnos a vivir y desarrollarnos mejor.


Cómo sostener la magia

Incentivo
Seguir incentivando la creencia en las Reyes Magos hasta que sea posible. No importa que este año traigan menos, ellos lo valorarán igual. Y podrán disfrutar de la reconfortante idea de que siempre serán capaces de conseguir lo que quieren.

Info a su debido tiempo
Es preferible que nuestro hijo esté preparado para oír la verdad antes de confirmársela. Si su pregunta consiste en verificar la existencia de los Reyes Magos se puede responder: “¿Vos qué pensas al respecto?” Si afirma, se le dice que él mismo sabe la respuesta; si lo niega, está en camino, pero conviene esperar un poco. Si el niño tiene la convicción de que existen los Reyes Magos hay que dejarle seguir con su sueño. ..

Sin extorsiones
Se le puede decir que siempre habrá regalos, existan o no. Esto le hace ir más tranquilo hacia la verdad que tiene que asumir, sus padres no lo pueden todo, pero los regalos los viven como un acto de amor hacia ellos. Y evitar la manipulación diciendo cosas, por ejemplo: “si no te portás bien los Reyes Magos no te traerán regalos” o “Los Reyes magos te están viendo y si te portas mal no te traerán nada”, “si te portás mal los Reyes te traerán carbón”...

Confidencia
Si se le dice la verdad, hay que pedirle que no lo cuente a los pequeños, para que puedan soñar como hizo él...

Complicidad
Cuando se le dice que los Reyes son los padres, el mundo encantado desaparece, pero la complicidad y la convicción de que ahora pertenece al clan de los mayores le ayuda a perpetuar esa tradición tan necesaria para la vida psíquica como son los sueños y las ilusiones.