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Parrillas y carritos de comida todavía registran escasas ventas

lunes 13 de julio de 2020 | 6:00hs.
Dueños de carritos y parrillas admitieron que aún registran escasas ventas por el poco flujo de personas y pérdida del poder adquisitivo.
Dueños de carritos y parrillas admitieron que aún registran escasas ventas por el poco flujo de personas y pérdida del poder adquisitivo.
Griselda Acuña

Por Griselda Acuñainterior@elterritorio.com.ar

El viernes 3 de julio, la Municipalidad de Posadas aprobó el protocolo sanitario para que el rubro de la venta ambulante vuelva al ruedo, luego de más de cien días de inactividad.

En el segundo fin de semana desde la reactivación todavía el panorama es desalentador, con pocas ventas, según los testimonios de los vendedores, quienes atribuyen el fuerte del negocio a la movilización de personas, lo cual sigue restringido en la actualidad.
El municipio habilitó el trabajo de puestos de hamburguesas, de panchos, caburé y parrillas en Posadas, en nuevos horarios y en zonas determinadas, según las normativas dentro del aislamiento social preventivo y obligatorio.

Aldo Dwojak, propietario de un carrito de hamburguesas ubicado en la zona de Lavalle y López y Planes, señaló que la actividad aun no repunta. “Anoche vendimos cinco hamburguesas cuando en otro momento se vendían unas 50 durante la madrugada, porque ese es el horario de mayor actividad”, contó en diálogo con El Territorio.

Dwojak hace referencia a otra época en la cual había movimiento nocturno. “Por más que esté habilitado, hay poca gente circulando y el horario permitido es sólo hasta las 23”, agregó, al tiempo que insistió: “Antes el principal consumo era de madrugada”.

En general, el costo de una hamburguesa de carrito ronda entre 80 y 150 pesos (simple), mientras que pollo o carne a la parrilla cuesta 300 pesos la porción.
Con una parrilla en la avenida Tambor de Tacuarí y otra en la Uruguay, Mario Pereira analizó: “Está bastante complicada la situación, la gente tiene poco poder adquisitivo, por lo tanto los que pueden comprar llevan menos cantidad y eligen lo más barato, como pollo, chorizos o morcilla y por ahí los que se quieren dar un gustito llevan carne, pero poquito”.

“Nosotros tenemos mercadería variada y tratamos de que sea buena mercadería y fresca, y como estamos hace un tiempo, tenemos una clientela fiel, diría, y llevamos lo que consideramos que va a salir”, añadió.

Eduardo Sureda tiene una parrilla desde hace dos años en la zona de López y Planes y Santa Catalina. En este momento busca reactivar su negocio en pandemia, pero evalúa cada paso para no trabajar a pérdida.

“Bajó mucho la venta, por lo menos un 50%, la primera semana trabajé sin siquiera cubrir los costos”, se sinceró Sureda.
“Intenté abrir la parrilla jueves, viernes, sábado y domingo, pero sólo hay algo de movimiento los fines de semana, así que ahora por más de que esté habilitado todos los días, sólo abro sábado y domingo, que es cuando la gente se da un gustito”, explicó.

“También influye que si la gente está más en su casa, cocina y no gasta en otras cosas”, consideró.
A la escasa demanda, ya sea porque mermó la circulación de personas o por el hecho de que la gente se cuida al momento de hacer gastos, se suma otro indicador. Los carritos en los lugares clave de la ciudad ya no están. Algunos desistieron de la actividad y vendieron su elemento de trabajo.

El rubro resiste

Jorge Azamé, referente de los carritos hamburgueseros, había manifestado que el retorno a la actividad era un alivio luego de tres meses de parate. En diálogo con Acá te lo Contamos por Radioactiva 100.7 había contado que unos 100 trabajadores volvieron a trabajar y que de esa cifra, el 98 por ciento depende exclusivamente de las ventas.

“En total en Posadas hay unos 200 carritos que dependen de las ventas, número que se observa en la temporada alta, que es el verano, mientras que en la temporada baja, entre los meses de marzo y octubre, hay una merma leve”, precisó.

“La situación fue bastante fea porque casi todos los puesteros dependen de manera exclusiva de las ventas de hamburguesa y muy pocos tienen otra actividad de sustento”, comentó y aclaró que volverían a la actividad todos los puestos, salvo aquellos que se situaban en la Costanera. Es que en el contexto de la emergencia sanitaria, la actividad en esa zona de Posadas no está habilitada.


En qué consiste el protocolo de bioseguridad para el rubro

El protocolo de bioseguridad para carros hamburgueseros, parrillas, puestos de panchos y caburé autorizado por el municipio consiste en establecer horarios y medidas de higiene.

Los carritos hamburgueseros podrán desarrollar su actividad de lunes a domingo de 19 a 23, mientras que las parrillas podrán hacerlo de lunes a domingo de 8 a 13. En tanto, los puestos de venta de panchos funcionarán de 9 a 18, de lunes a domingo, y los de venta de caburé de 8 a 13, de lunes a domingos.
El carro estará atendido por dos personas. Una se encargará de tomar los pedidos y realizar el cobro, mientras que la otra se exclusivamente cocinará y entregará pedidos, sin poder cambiar los roles. Se deberá contar con matafuego como medida primordial de seguridad y la desinfección del lugar de trabajo se realizará cada hora.

En el caso de las parrillas, los clientes deberán sacar números para ser atendidos en forma ordenada y por turno.
En cuanto a la vestimenta, deberán usar ropas de color claro, barbijos, guantes, cofias y delantal.

Asimismo, el sector de higiene debe permanecer alejado de los comestibles y para los residuos se requerirá un recipiente de manipulación con tapa a pedal, sin contacto con las manos.

Al finalizar la actividad se deberán lavar los utensilios y el lugar de trabajo con abundante agua y jabón.

Se recomienda la colocación de una lámina protectora (vidrio, plástico, vinilo) que separe a los vendedores de los clientes.
Los compradores deben mantener y respetar en todo momento la distancia de 1,5 metros, con sus respectivos barbijos puestos.

Los vendedores deberán exhibir y poner a disposición de los clientes alcohol en gel para una correcta desinfección de manos antes de abonar por los alimentos.
El lugar de trabajo debe tener una buena iluminación en el sector de elaboración y empaquetado de alimentos.