La reforestación del monte destruido como símbolo de esperanza y renacimiento

domingo 08 de septiembre de 2024 | 6:04hs.
La principal preocupación de Abilio era repoblar el monte y que vuelva a ser habitada por la fauna.  Fotos: Carina Martínez
La principal preocupación de Abilio era repoblar el monte y que vuelva a ser habitada por la fauna. Fotos: Carina Martínez

Árboles trozados, monte y vegetación destruidos como si una topadora hubiese realizado trabajos, pájaros y otros tantos integrantes de la fauna muertos y sin sus hábitat fueron los vestigios de la trágica noche. Lo que sólo habían visto en películas se tornó un recuerdo casi imposible de olvidar para los vecinos. Ayudar a la naturaleza a regenerarse fue la manera de ver renacer el monte y traer esperanza en medio de tanto dolor. Con ‘Arbolito’, un proyecto de reforestación, se plantaron casi 4 mil ejemplares de especies nativas que hoy embellecen aquel desolador paisaje.

Quince años pasaron del devastador tornado y aquel paisaje destruido por la fuerza del viento hoy está transformado, tanto en lo que respecta los proyectos productivos y viviendas como en una parte del medioambiente al que le fueron devueltos los árboles de especies nativas que el tornado destruyó.

Es un trabajo de hormiga que pone en evidencia el interés de las familias por restaurar la selva y gracias al interés de vecinos como Abilio Rodríguez (69), quien tuvo la valiosa iniciativa de buscar la manera de devolver a la naturaleza un poco de la biodiversidad que se perdió. “Espantoso, irreconocible. Cambió nuestras vidas. Perdí una casa nueva que estaba terminando de construir, fueron meses de mucha debilidad, cada vez que se armaba el tiempo rebrotaba ese temor de que pase lo mismo”, contó Abilio, vecino afectado por el tornado que en ese momento estaba con su esposa Sonia Álvez Díaz (65) y sus hijos.

Abilio junto a Marcos y Anabella del proyecto Selva de Pino Paraná.

La preocupación de Abilio al igual que la de Víctor Prestes, no pasaba sólo por reconstruir su casa, quizás lo más inquietante para él en ese momento fue cómo restaurar el poco monte nativo que quedaba en el lugar y el hábitat de los loros pecho vinoso. “A mí principalmente me llamó la atención el daño en el monte, de conseguir árboles nativos para recubrir la parte de bosque que se desapareció y agregar especies nativas donde no había. Ese fue mi pedido a Cristina del proyecto Selva de Pino Paraná”, señaló Rodríguez, al referirse a cómo surgió ‘Arbolito’, ejecutado por el Proyecto Selva de Pino Paraná que llegó a reforestar 90 chacras.

Hoy a quince años de que plantaron los primeros árboles, “lo lindo es que hay jabuticaba que están dando frutas”. Los ojos de Abilio se iluminan al observar los ejemplares de lapacho que dan color al paisaje con sus bellas flores amarillas. “Lapacho es lo que más se plantó, todos pedían plantines de lapacho. Me siento muy conforme, hoy tengo un bosque, me siento muy feliz de formar parte de este proyecto”, reconoció.

La reforestación no sólo es importante para reconstruir el paisaje, devolver el hábitat y alimento a las aves, sino para revertir el impacto negativo que dejó el tornado en la disponibilidad de agua, ya que luego de lo ocurrido muchas vertientes y fuentes del vital líquido se secaron. “Nosotros teníamos un pozo que se secó y ahora con los árboles que están cubriendo el suelo, comenzó a tener agua nuevamente”, expresó.

Al observar los beneficios de los árboles, tanto de sombra como frutales, animó a los moradores a poblar las chacras con nuevos plantines de especies nativas. “Acá nosotros sentimos muy duramente cómo se termina el bosque de un minuto a otro, y vimos la importancia que tienen para nuestra subsistencia, por eso todos tenemos que cuidar los árboles, el monte que tenemos y plantar, plantar muchas más especies nativas o de frutas que son alimentos para las aves, los árboles protegen las nacientes, en definitiva es fuente de vida”, concluyó Rodríguez.

El proyecto ‘Arbolito’

Es una iniciativa que forma parte de las tareas del Proyecto Selva de Pino Paraná, una organización independiente conformada por guardaparques, biólogos, docentes y naturalistas que tienen por objetivos la investigación y educación para la conservación. En 2010 sumaron un programa de reforestación a pequeña escala con el cual brindan plantines de especies nativas y hacen un seguimiento a las familias. Con voluntad y compromiso responden a las necesidades y pedidos que provienen de colonias y escuelas rurales del departamento.

Es así como hace quince años, con el clave apoyo de Abilio Rodríguez, Kristina Cockle, Alejandro Bodrati y José Segovia, que estuvieron en un primer momento, y ahora Marcos Sosa y Bianca Bonaparte, año tras año planifican las actividades para repoblar con árboles toda la franja afectada por el tornado que incluye Polvorín, Santa Rosa y parte de Tobuna. La iniciativa se extendió incluso a Cruce Caballero, Santa Cruz del Monte, Piñalito, Nueva Esperanza y Siete Estrellas.

“En los días y meses siguientes al tornado, los pobladores expresaron su preocupación por los loros. Propusieron a miembros de nuestro equipo plantar árboles nativos para reemplazar su hábitat a futuro, y así nació este programa de reforestación”, contaron Marcos y Bianca al hacer referencia a cómo nació el programa ‘Arbolito’ con el cual desde el 2010 a 2024 plantaron más de 3.900 árboles de especies nativas en chacras de unas 90 familias y escuelas.

Cada año, coordinan con Abilio para repartir los plantines a familias que ya recibieron en años anteriores y a nuevas familias que desean plantar en sus chacras, terrenos o lotes. “En cada visita conversamos con las familias vecinas acerca del desarrollo y crecimiento de los plantines que trasplantaron en años anteriores, qué les gustaría plantar a futuro, qué especies pueden plantar para recuperar vertientes, entre otras cosas”, detallaron los profesionales sobre el quehacer que año a año les demanda el proyecto.

Las familias que hace quince años atrás vieron un panorama abrumador hoy sienten motivación al ver cómo la intervención de sus manos ayuda a la naturaleza a reconstruirse. “Es un placer para nosotros poder observar árboles que ya producen flores y frutas y que brindan numerosos beneficios tanto para las personas como para las aves y otras especies nativas” reconocieron Bianca y Marcos.

En cada charla con las familias se pone en evidencia el aprecio que tienen estás personas por los árboles que plantaron en sus chacras y jardines y es junto a las demás razones del por qué deciden plantar árboles, el principal motor para quienes ejecutan el proyecto. “Por eso seguimos haciéndolo cada año y ponemos lo mejor de nosotros para que esta iniciativa siga creciendo”, expresaron.

Las familias reciben por año entre seis y diez plantines. “También hemos llevado plantines nativos a escuelas, donde la comunidad educativa nos expresó su interés en plantar en patios y jardines. En ese caso organizamos una jornada en la que trasplantamos los arbolitos junto con docentes y alumnos”, detallaron sobre la dinámica de trabajo.

Las especies frutales y ornamentales son las más preferidas por las familias y son las que a la fecha embellecen el entorno. Los lapachos, la pitanga, cerella y yaboticaba no pueden faltar en cada campaña y al ser la araucaria un símbolo de la región, buscan llevar siempre algunos ejemplares. Además, especies como guabirá, cañafístula, timbó, anchico, loro negro y cedro, son algunas de las que van alternando cada año.

Si bien disponer de los plantines es fundamental, el éxito del proyecto tiene mucho que ver con el seguimiento que realizan los profesionales para instruir en la plantación y el cuidado de los ejemplares y animarse de manera mutua cuando las heladas, las sequías u otras condiciones climáticas hacen que algunos plantines mueran, lo que para nada los desanima, más bien muestran siempre interés en plantar. 

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