Apuntan a abastecer a hoteles, comercios y a la venta directa al turismo
Sale de la chacra en Iguazú y lo quieren potenciar
Pequeños productores de las 2.000 Hectáreas de Puerto Iguazú comparten conocimientos y experiencias para afianzar sus producciones de bebidas y comestibles artesanales y hacerlos viables económicamente.
Los emprendedores disponen en general de terrenos de menos de dos hectáreas (muchas veces incluso sólo lotes) pero se las ingenian para compartir experiencias y oportunidades para vender más y generar un mayor valor agregado. Es que al estar cerca de un atractivo mundial y del paso de miles de turistas nacionales e internacionales tienen una gran ventaja que buscan aprovechar al máximo.
El proyecto de aceites esenciales
José Petrasek vive en las 2.000 Hectáreas, zona rural de Puerto Iguazú, desde hace cinco años. Tiene proyectado realizar varias plantaciones pero reconoce que todavía está probando qué puede obtener, ya que la tierra (después de los trabajos de nivelación y limpieza) todavía está recuperando sus nutrientes.
“Cuando llegué el suelo estaba muy erosionado, además yo no tenía cómo regar. Antes cuando se hacían las limpiezas de terreno se buscaba dejar la tierra roja al descubierto, pero después se fue viendo que eso era perjudicial para conservar la productividad. Con el grupo Tapecué que integro aquí en Iguazú y con otros fui aprendiendo sobre formas de cultivo para cuidar la tierra. Ahora estoy plantando algo de mandioca y algunas aromáticas. La idea es intercalar cultivos y que aporten a la nutrición del suelo”, explicó.
Mujeres emprendedoras producen mermeladas totalmente orgánicas.
José relató que su primer emprendimiento se trata de la producción de kombucha, que es una bebida refrescante que debe fermentarse. Para lograrla utiliza té negro o té rojo, con el agregado de algunas frutas u hojas de cítricos. “Es una bebida saludable, me decidí a hacerlo porque una señora me compartió la forma de obtenerla. Ella lo hace sólo para consumo propio, pero yo quería desarrollar algo comercial y lo estoy haciendo. Hago la bebida con hojas de té y también con hojas de algunos cítricos que tengo, también con hojas de pitanga que es una planta nativa de aquí”, explicó el emprendedor.
Detalló, en tanto, que para obtener la bebida “la fermentación depende un poco del clima, ahora con el frío tarda más para fermentar, unos 25 días. En el verano son unos quince días. También después depende del gusto de cada uno, con más fermentación el sabor es un poquito más fuerte, con menos días es más suave. La bebida igual casi no tiene color, es bastante clara”.
Para embotellar sus kombuchas, que se pueden tomar como un refresco, José utiliza unas botellas recicladas de vidrio de 330 mililitros de algunas marcas de cerveza. “Las botellas las compro a una recicladora y después les coloco la tapa. Actualmente las estoy vendiendo a 1.500 pesos. Con el grupo de productores tenemos una despensa en República Argentina y Papa Francisco y ahí se lleva todo lo que se produce para vender”, contó.
En cuanto a los sabores que es posible crear con la kombucha, José explicó que estuvo probando y se pueden hacer productos con doble fermentación. “Suelo variar sabores, se puede agregar frutas como mango o maracuyá, que le dan un sabor muy rico. El maracuyá deja una buena sensación de gusto”, reconoció.
José explicó que logra unos 18 litros de kombucha por semana. Para obtenerlos depende de ollas de acero inoxidable para lograr cocinar los ingredientes. Y también de otros recipientes para dejarlos en fermentación. “No se puede usar material que sea de hierro para fermentar se puede dejar en grandes botellas de vidrio”, detalló.
En cuanto al futuro de su producción, reiteró que está muy interesado en lograr aceites esenciales de algunas frutas. “Pero para eso necesito los utensilios para hacer el alambique, todavía no puedo. Pero ya vi que es posible, hay varios videos que fui mirando y también me capacité con gente que sabe. Hay una señora del Inta, Isabel Piriz, que nos dio una capacitación. Y también otra persona que trabaja en el gobierno provincial. Por suerte aquí hay personas muy formadas de las que se puede aprender mucho y les gusta compartir el conocimiento que tienen”, analizó.
Finalmente José dijo que se mostró muy interesado en lograr a futuro la certificación agroecológica para lo que pueda tener en su chacra. “Aquí hay muchas personas que se fueron capacitando y ya tienen su producción bien establecida. Yo por ahora estoy aprendiendo y probando con las plantas”, evaluó.
En cifras
$ 1.500
El precio de las botellas de 330 mililitros de la bebida refrescante hecha con la producción de kombuchas. Hay de distintos sabores.