Alarma por el estado de abandono de un jubilado que sería explotado por su apoderado

José Sires Olsson tiene 77 años y reside en condiciones deplorables, ya que su apoderado cobraría su jubilación y le daría migajas. “A veces paso tres días sin comer, hasta que algún vecino me invita algo”, reconoció
martes 12 de marzo de 2024 | 18:04hs.
Alarma por el estado de abandono de un jubilado que sería explotado por su apoderado
Alarma por el estado de abandono de un jubilado que sería explotado por su apoderado

El pasado 7 de marzo, don José Sires Olsson cumplió 77 años. Lo pasó solo en su rancho, nadie lo visitó ni recuerda si ese día comió. En realidad, para él fue un día normal: “A veces paso tres días sin comer, hasta que algún vecino me invita algo”, comentó esta mañana. Soltero y sin hijos, toda la vida alternó trabajos informales y mal pagos. Incluso, recién a mediados de 2018 tuvo su primer DNI.

Ya con el documento pudo gestionar la jubilación y la cobertura de PAMI, pero eso tampoco derivó en una mejor calidad de vida, ya que por problemas de salud designó un apoderado que se quedó con su tarjeta de cobro y le daría migajas, como él mismo aseguró. 

“El marido de mi sobrina tiene mi tarjeta y cada tanto me trae unos pesos, pero miseria que no alcanza para nada. Mercadería también me da poquito. Él me puso acá como cuidador de este terreno, porque antes tenía mi casita en Caballeriza”, detalló Olsson. El jubilado reside en una precaria casilla de madera ubicada en los fondos de una propiedad ubicada sobre avenida Guayaba y calle Tirica, en el barrio Londín de Oberá. A simple vista se lo notó muy delgado y desmejorado, tanto que al pararse para charlar con El Territorio padeció un fuerte mareo.

Enfermo y abandonado

Cualquiera que visite el lugar comprueba que reside en la miseria más absoluta, sin electricidad ni agua potable, y su cuerpo está cubierto del hollín que produce el fogón donde calienta agua para el mate, siempre y cuando pueda encender el fuego, ya que acarrea problemas de visión por cataratas que nunca se operó. 

Al respecto, mencionó que “hace años no voy al médico, yo poco puedo andar porque me canso. Me mareo mucho por la falta de olla”, graficó respecto a su pésima alimentación. Don Olsson señaló que desde pequeño trabajó en labores de la chacra y no tuvo la posibilidad de asistir a la escuela, por lo que es analfabeto. En ese sentido, reconoció que “como no entiendo las letras, muchas veces me jodieron”.

Precisamente, por su edad, estado de salud y limitaciones tiene un apoderado que se aprovecha de su vulnerabilidad. Sin plata ni mercadería, hoy como casi todos días tuvo que pedir comida a los vecinos, varios de los cuales ya dieron parte de la situación a las autoridades policiales y municipales, subrayaron, aunque los pesares persisten para el jubilado. “A mi me gustaría comer mejor, y que mis perritos también estén mejor”, señaló mirando a sus incondicionales compañeros de vida.

 

Temas de esta nota
¿Que opinión tenés sobre esta nota?