Ñande Reko Rapyta (Nuestras raíces)

Don Toto

sábado 02 de marzo de 2024 | 6:00hs.

A principios del siglo XX, Juan Alterach era uno de los pocos almaceneros en Alvear - provincia de Corrientes -, el comercio era el sustento de su familia formada por su esposa y diecisiete hijos; a medida que ellos crecieron fueron tomando las riendas de sus propios futuros; una de las hijas mayores se casó con el gerente de la sucursal del Banco Nación en Misiones, de apellido Nicolini y se instaló en Posadas; poco después Pablo Lidoro -uno de sus hermanos menores- se mudó con la pareja para completar los estudios secundarios.

A su tiempo Pablo se casó con Juanita Peralta, docente, tuvieron cuatro hijos: Ernesto, Miguel Ángel, Raymundo y Haydée; el segundo varón nació el 6 de agosto de 1922 en Posadas, lo apodaron Toto.

Fue alumno de la Escuela N° 1 “Félix de Azara”, luego de la Escuela Normal Mixta “Estados Unidos del Brasil” de allí egresó como maestro en 1940; un poco por mandato social y como se estilaba entonces, Toto ingresó al Colegio Militar de la Nación, se graduó como Subteniente de Infantería; el primer destino que le asignaron fue en la ciudad de Tartagal en Salta, corría el año 1943; paisaje y cultura muy diferente a la suya pero enriquecedora para el joven Alterach, tal vez convivir con una realidad tan inhóspita, tal vez palpar la ancestral raíz nativa asentó la vocación por la justicia social que Toto tuvo desde siempre.

En 1949, con funciones militares en Misiones, pidió la baja del servicio, tenía el grado de Teniente Primero; casi de inmediato encaró la carrera de Escribanía en la Universidad Nacional del Litoral, con sede en la ciudad de Santa Fe y en 1953 se recibió de Escribano Público Nacional.

Un poco antes, en un baile del Club Social conoció a María Dora Perret -Perlita para los allegados-, después del noviazgo de rigor se casaron, no solo formaron una familia sino un equipo indestructible; el nacimiento de la pequeña María Ester llenó de alegría a la pareja, pero lamentablemente falleció poco tiempo después; más adelante nació Miguel Ángel, a quien cariñosamente rebautizaron Toño.

La década de 1950 fue convulsionada, el Movimiento Provincialista con el acompañamiento del Presidente de la República y después de décadas de lucha, consiguió en diciembre de ese año el reconocimiento de Misiones como provincia argentina, Toto fue uno de los tantos protagonistas y militantes de la causa; en las primeras elecciones democráticas misioneras resultó elegido diputado provincial, a poco de asumir fue convocado por el gobernador Arrechea para poner en marcha el Ministerio de Asuntos Sociales, cuyas funciones abarcaban el área de Educación y de Bienestar Social, el Golpe de Estado de 1955 dejó trunco el período institucional en todo el país y proscribió al partido que con tanto orgullo Alterach representaba.

Volvió a su profesión, nunca abandonó la militancia y se las ingenió para continuar perfeccionándose y concurrir a encuentros con sus pares; en una ocasión, cuando asistió al Congreso Internacional del Notariado Latino, que se llevó a cabo en Madrid, tuvo la oportunidad de visitar a Juan Domingo Perón, exiliado en España, era el año 1970 -hay quien sostiene que fue un año después-; el asunto es que Toto pidió una audiencia a pesar de la advertencia que era casi imposible de conseguir, un par de días más tarde recibió la confirmación, se trasladó a Puerta de Hierro -la residencia del ex presidente y su esposa- y fue recibido; contaba en ocasiones que lo primero que le recordó al caudillo peronista fue haber recibido de sus manos el sable cuando egresó del Colegio Militar Argentino, el relato facilitó una charla de casi dos horas que finalizó con una fotografía y un abrazo que selló la lealtad y el compromiso.

En las elecciones provinciales de 1975 fue electo gobernador, asumió el cargo y gestionó sin estridencias, sin divismo hasta el 24 de marzo de 1976 cuando un nuevo Golpe de Estado volvió a interrumpir el estado de derecho en el país; se cuenta que quienes tomaron la Casa de Gobierno en Misiones lo presionaron para que firmara la renuncia, cosa que no hizo y salió por la puerta principal caminando como había ingresado un rato antes.

Durante esos largos siete años posteriores, a las tareas propias de su profesión, le sumó la militancia de siempre, la creación y coordinación de la Comisión de Defensa de los Legítimos Derechos de Misiones -Codelim- con varios compañeros; en diciembre de 1983 el país recuperó el sistema democrático y en las elecciones legislativas, dos años después, Toto se consagró como diputado nacional, en 1989 renovó el mandato y en las elecciones generales de 1991 fue consagrado vicegobernador, al terminar esa gestión volvió a presentarse como candidato a legislador nacional y accedió, por el voto popular, al cargo en 1995.

En algún momento se desempeñó en el Colegio Nacional “Martín de Moussy” como profesor de literatura, un puñado de años; amante de los deportes, practicó básquet, tenis y fue un futbolista con aspiraciones en el club de sus amores Bartolomé Mitre, institución que presidió, fue miembro del consorcio que construyó el moderno estadio del club en la década de 1970, con túnel y todo.

Periodista colaborador en varios medios provinciales, historiador de oficio, apasionado por la investigación histórica, con numeroso libros publicados, la temática misionerista fue su desvelo; fue Miembro de la Junta de Estudios Históricos de Misiones, vivió hasta sus últimos días en la casa siempre, en el barrio de siempre, caminó la ciudad hasta que sus piernas se lo permitieron y después la recorrió a diario en una silla de ruedas, cuando un ACV puso a prueba -una vez más- su férrea voluntad.

Don Toto siempre cordial, respetuoso, siempre trabajando en algún proyecto, siempre ocupado en algo… siempre acompañado y acompasado por Perla, siempre juntos.

Y así sin estridencias, como vivió más de noventa años, el 9 de diciembre de 2014 nos dejó; fue por sobre todas las cosas una buena persona, fiel a sí mismo, empático, de convicciones innegociables, componedor y de ir al frente cuando la ocasión lo ameritó.

Uno de esos misioneros difíciles de olvidar.

¡Hasta la semana próxima!

¿Que opinión tenés sobre esta nota?