Fuerte repudio ante el anuncio de Milei del cierre del instituto antidiscriminación

Jorge Ríos: “Volvemos a discusiones de siglos pasados”

Jorge Ríos, titular de la delegación Misiones del Inadi, destacó el papel central del organismo en el objetivo de concientizar y promover la igualdad y el respeto en los ámbitos educativos
miércoles 28 de febrero de 2024 | 6:05hs.
Jorge Ríos: “Volvemos a discusiones de siglos pasados”
Jorge Ríos: “Volvemos a discusiones de siglos pasados”

El presidente Javier Milei anunció hace pocos días su intención de cerrar el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (Inadi), que se creó un año después del brutal atentado contra la Amia que dejó 85 muertos y una estela de impunidad que perdura tres décadas después. La versión oficial de la administración de La Libertad Avanza (LLA) es que se inscribe en la reducción del Estado. Pero el Ministerio de Justicia aclaró que es el Congreso -un terreno todavía árido para Milei- el que definirá el futuro del Inadi. Inmediatamente distintos colectivos y organizaciones sociales denunciaron que la arremetida contra el organismo antidiscriminación implica una nueva pasada de la motosierra sobre los organismos que garantizan el goce y la protección de los derechos humanos.

En este sentido, Jorge Ríos, titular de la delegación Misiones del Inadi, aclaró que el organismo “no cerrará” y remarcó que “la intención del gobierno nacional claramente obedece a un posicionamiento ideológico”.

¿Cómo los tomó la decisión del gobierno de querer cerrar el Inadi?

Es importante aclarar antes que nada que en los últimos días lo que hubo fue sólo una intención del Poder Ejecutivo, o sea del actual gobierno, de buscar el cierre del Inadi. Vale aclararlo porque se generó confusión y muchas personas piensan que el Inadi ya se cerró o que va a dejar de existir por una decisión del gobierno nacional, pero no es así y es bueno aclararlo porque el Inadi fue creado por una ley, y se necesitan los procesos institucionales, además del aval del Congreso, para poder derogar una ley. Por suerte hay mecanismos institucionales que protegen al Inadi en ese sentido de que un gobierno pueda tomarse atribuciones y cerrar un organismo. El Inadi va a seguir funcionando mientras no se derogue la ley. Desde que se creó el Inadi, hace 30 años, pasaron varios gobiernos y el Inadi siempre se sostuvo porque lleva a cabo políticas de Estado que reflejan algunos de los consensos básicos que tenemos como país, independientemente de los partidos políticos y de las identificaciones partidarias. Es la primera vez que se pone en jaque a un instituto que responde a compromisos que asumió nuestro país a nivel internacional en materia de derechos humanos. El Inadi fue reconocido incluso por organismos internacionales, como Amnistía Internacional.

El Inadi llevó a cabo más de 35 capacitaciones y talleres de contención y sensibilización en distintos ámbitos públicos.

Hay que recordar que el Inadi fue creado en un contexto muy particular, que tuvo que ver con los dos atentados terroristas que sufrió nuestro país a principios de los 90: el atentado a la Embajada de Israel y el atentado a la Amia. Por eso es bueno destacar que más allá de la tarea que realiza en sí, el Inadi es un símbolo de tolerancia y de convivencia democrática, de diálogo, de consensos y de paz social.

¿Por qué quieren cerrarlo?

La intención de cerrar el Inadi claramente responde a un posicionamiento político e ideológico. Es no darle la prioridad que se le dio en estos casi 30 años a la protección de los derechos humanos, a la protección de las poblaciones más vulneradas, como las personas migrantes, las personas discriminadas por su raza, las que profesan religiones no hegemónicas, las personas del colectivo LGBT, lo que se refiere a identidad de género, orientación sexual, personas con discapacidad, etc. Es no darles prioridad a aquellas personas excluidas, muchas de las cuales son violentadas, no sólo desde lo discursivo, sino también desde la segregación y negación de derechos, y en los casos más extremos de violencia, hasta los crímenes de odio.

Nosotros reconocemos que existen crímenes motivados por odio racial, por fobia, xenofobia. Incluso el propio Poder Judicial reconoce esos delitos que están agravados por los diferentes tipos de odio. Estamos hablando de violencia que se origina en prejuicios, estereotipos, y que tienen como principales víctimas a estos grupos históricamente más vulnerables. También hay mucha discriminación por discapacidad, por ejemplo. Y en este sentido el Inadi tiene las herramientas para contener a estas personas y a cualquier otra, porque nadie está exento de que en algún momento de su vida sufra alguna discapacidad. El Inadi viene a descomprimir también la tarea del Poder Judicial, porque en otros países donde no existen organismos como el Inadi, la persona discriminada tiene que acudir directamente a la Justicia y no tiene la posibilidad de una instancia previa, que encima cuenta con gente experta en la materia. Es importante también destacar el trabajo que hace el Inadi en la prevención, en generar conciencia, porque hay que desnaturalizar los hechos de discriminación.

En este sentido, el último relevamiento que se hizo en materia de denuncias por hechos de discriminación dejó un dato importante: hubo más personas que denunciaron actos de discriminación que en el relevamiento anterior, interpretamos esto no como que aumentaron los casos de discriminación, sino que cada vez hay más personas que pueden identificar un hecho de discriminación y denunciarlo.

¿Les preocupa lo que pueda llegar a pasar?

Hoy se están poniendo en juego los conceptos de equidad e igualdad. Ahora hay una propuesta de volver hacia atrás con estos nuevos marcos teóricos. Hoy se intentan cuestionar consensos sobre los que ya habíamos avanzado. Por eso suena a que volvemos a discutir cosas de siglos pasados. Cuestiones básicas como los derechos humanos, por ejemplo, que fueron aprendizajes muy duros y que hoy son puestos otra vez en discusión. Discusiones que sin dudas nos hacen retroceder.

Es preocupante ver también cómo algunas personas festejan esto que se plantea nuevamente. Lastimosamente hay confusión y mucha desinformación respecto a lo que hace nuestro organismo.

Desde Nación aducen que el Inadi es un organismo innecesario, que genera pérdidas.

Hay una frase que se aplica en la educación que también aplicaría en este caso. Una frase que dice ‘¿Te parece cara la educación? Probá con la ignorancia’. La realidad nos indica que sale más caro no invertir y después lamentar las consecuencias. El cierre del Inadi generaría un problema importante porque no habría quién haga ese trabajo de contención y prevención ante hechos discriminatorios. Parte de la ciudadanía no tendría acceso a herramientas que hoy les provee el organismo y habría una gran pérdida de derechos conquistados. El Inadi le cuesta al Estado muy poco en relación a los beneficios que desarrolla.

¿Sorprende que haya algunas personas que estén a favor del cierre del Inadi?

Por lo único que se puede estar a favor del cierre del Inadi es por creer que efectivamente representa un gasto excesivo, algo que objetivamente no es así porque se puede demostrar con números, o porque ideológicamente se está en contra de la equidad de la protección de los más vulnerables. Igualmente creo que hay muchas personas que ignoran o desconocen el valor que tiene el Inadi y creen que se trata de organismos que son cajas de corrupción, son discursos peligrosos los que se escuchan, pero usar eso para eliminar un organismo es ilógico, en todo caso, si un organismo no funciona hay que tratar de arreglarlo, pero no eliminarlo, porque son organismos importantes y necesarios.

¿Cuál fue el principal logro del Inadi desde su creación?

Yo creo que el Inadi tuvo un rol central en la tarea de lograr que la sociedad al menos sepa identificar un hecho de discriminación, un hecho racista, machista, homofóbico, clasista… Hoy somos conscientes de que eso puede generar violencia, injusticia, desigualdad, y sabemos que va en detrimento de algunas personas. Por suerte hay más conciencia al respecto. Hay humoradas por ejemplo que antes decíamos o hacíamos y que eran naturales y que hoy nos parecen fuera de lugar, sabemos que hacen daño, ahí creo que se puso de manifiesto cómo la sociedad a lo largo de estas décadas avanzó en ese sentido.

¿Aumentaron los hechos de discriminación?

La Constitución establece que ante la ley todos somos iguales. Eso es un principio jurídico. Pero no cultural. Porque en el día a día, y en la realidad, eso no se termina dando objetivamente. Lamentablemente. En la teoría está asegurada la igualdad, pero en la práctica no. Una persona que sufre una discapacidad, o una persona trans, o una persona que sufre discriminación racista o clasista, tiene más obstáculos en la vida real para llegar a los mismos lugares y las mismas oportunidades que una persona que no tiene una discapacidad, o una persona heterosexual. Todavía existen desigualdades en cuanto al género. Algunas personas tienen más allanado el camino que otras. Eso es una realidad. Son desigualdades culturales. Y en este sentido el Inadi vino a reconocer estas desigualdades y a generar políticas para contrarrestarlas.

¿Cuáles son las mayores consultas o denuncias?

En los colegios se ven todavía casos de bullying y el ambiente escolar es bastante conflictivo en este sentido. Pero también hay muchos casos de gordofobia, se discrimina más a las personas con sobrepeso que a las personas muy delgadas, altas o de talla baja. Hay un ensañamiento especial con las personas gordas, esto constituye una denuncia bastante común en este último tiempo. Pero en el ámbito educativo es donde más consultas tenemos, también en el ámbito de la vecindad y en ambiente laboral, donde sobre todo se ven denuncias por acoso sexual o laboral.

¿Hay más consultas y denuncias que antes?

Hoy la gente se anima a denunciar más. Hay un paso previo que tiene que ver con desnaturalizar prejuicios culturales. Antes estaba naturalizado que una mujer tenga que aguantar o tolerar los abusos de su pareja varón con tal de mantener una estructura de pareja, y eso estaba naturalizado y avalado por el resto de la sociedad; hoy ya no lo está porque reconocemos que es injusto, y así hay muchas otras prácticas que hoy ya no gozan de ese aval de la sociedad.

¿Cómo es la situación en Misiones?

Desde abril del año pasado, cuando asumo yo, hasta diciembre, realizamos, en promedio, un asesoramiento por día y recibimos una denuncia por semana. Casi el 40% de las consultas terminan siendo derivados a otros organismos del Estado nacional, provincial o municipal, porque no tienen que ver con facultades nuestras, que son limitadas y que tienen que ver exclusivamente con cuestiones de discriminación. Otro dato importante es que más del 70% de las consultas y asesoramientos que damos requieren de un asesoramiento jurídico específico y técnico, y esto lo podemos llevar a cabo porque logramos tejer una importante red con otros profesionales en la materia. El año pasado además llegamos a más de 2.200 personas a través de un trabajo de prevención, capacitación y sensibilización con distintos programas que llevamos adelante y de manera conjunta con el Ministerio de Derechos Humanos de la provincia y el Ministerio de Deportes. Son programas que abordan la temática de la discriminación en el ámbito educativo y laboral y que buscan desnaturalizar estos hechos discriminatorios, como el acoso y el maltrato, y combatirlos.

¿Cómo podemos contribuir como sociedad a disminuir los casos de discriminación?

Cuando elegimos el camino de la discriminación o de ejercer algún tipo de violencia, debemos saber que eso funciona como un efecto boomerang, que vuelve, ya sea contra mí mismo o contra algún ser querido; todos en algún momento de nuestras vidas podemos adquirir alguna discapacidad que nos ponga en una condición de vulnerabilidad. Si lo pensamos así seguramente vamos a contribuir a evitar actos discriminatorios y a generar una comunidad más justa y equitativa.


En cifras

30

Desde abril a diciembre del año pasado, el Inadi recibió más de 30 denuncias, en su mayoría referidas a la discapacidad, al género y a la orientación sexual.

65%

El mayor porcentaje de denuncias son realizadas por mujeres. En tanto, un 34% corresponden a hombres y

un 1% a personas no binarias.

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