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Edgar Fried y el desafío del tenis para personas con discapacidad

Edgar Fried, responsable de la Academia Set Point, asegura que enseñar a jugar al tenis a personas con discapacidad “me cambió la vida”. El desafío de incluirlos e integrarlos
miércoles 07 de febrero de 2024 | 5:00hs.
Edgar Fried y el desafío del tenis para personas con discapacidad
Edgar Fried y el desafío del tenis para personas con discapacidad

El acceso al deporte es un derecho humano, reconocido y consagrado por la Organización de las Naciones Unidas. En efecto, el deporte puede ser una actividad de esparcimiento y un momento de recreación, pero también representa un espacio de educación no formal, un ámbito de socialización y encuentro, una fuente laboral y un hábito saludable recomendado por profesionales de diferentes áreas.

Por eso, toda persona que desee entrenar, jugar o trabajar en el ámbito deportivo debe poder contar con las herramientas y recursos para llevarlo a cabo sin restricciones ni barreras, siendo el Estado un actor fundamental, además de su promotor y garante.

Personas con discapacidad, con síndrome de Down y ciegos, integrados.

En este sentido, las personas con discapacidad muchas veces encuentran, por parte de la sociedad y las instituciones, obstáculos y prejuicios que atentan contra la posibilidad de gozar plenamente de sus derechos, como lo son la educación, la salud, el trabajo o la práctica deportiva, entre otros. En ese marco, la Academia de tenis Set Point, dirigida por el profesor Edgar Fried, se propuso desde hace varios años avanzar en su universalización sobre bases igualitarias e inclusivas.

El Polaco, como lo conocen en el ambiente, enseña tenis convencional a personas de todas las edades, pero su fuerte es la enseñanza a personas con discapacidad, especialmente a ciegos y chicos con síndrome de Down, a quienes no sólo enseña, sino de quienes sobre todo aprende.

“Hubo una situación que me marcó y que me llevó a decidirme a trabajar con chicos con discapacidad. Fue hace casi 20 años. Un día en la calle me encontré en el centro con Roberto Bobadilla, un vecino del barrio. Él es ciego. Lo vi en el centro, bajé del auto y lo saludé, me reconoció la voz y me saludó. Como iba para el barrio le dije para acercarlo a la casa y se subió al auto. Estábamos yendo por calle Junín y antes de llegar a Salta me dijo ‘che, Polaco, dejame acá, en Salta y Junín’. ¿Cómo? Te juro que quedé sorprendido. ¿Cómo sabía que estábamos en Salta y Junín? ‘Amigo mío, gracias a mi discapacidad visual desarrollé un GPS mental’, me dijo. Eso me llamó mucho la atención”.

¿Qué te llevó a decidirte a trabajar con chicos con discapacidad?

Empecé a interiorizarme sobre el trabajo con chicos con discapacidad, investigué al respecto y me llamó la atención; ahí vi que en Misiones hay muchos chicos con discapacidad debido a los agrotóxicos. Empecé a dar clases de tenis para chicos hemipléjicos en Oberá, en el club OTC, después me vine a Posadas y empecé a dar charlas sobre la discapacidad en las escuelas, siempre ad honorem. De esa manera comencé a integrarme y a ganarme un lugar en el medio. A partir de ahí creé mi fundación e investigué aún más sobre el tema. Empecé a hacer convenios con distintas instituciones y escuelas, hablaba en los colegios sobre mi trabajo y así los padres comenzaron a interesarse.

¿Cómo te preparaste?

Ninguno de los cursos, talleres ni seminarios que hice ni mis estudios universitarios, ni mi terapia personal, ni mi capacidad de compresión de la comunicación ni siquiera los libros pudieron ayudarme en ese momento a comprender qué sucedía con las personas con discapacidad; todo me daba vueltas, así que empecé a investigar sobre la discapacidad por mi cuenta en el día a día. Empezar a trabajar con chicos con discapacidad no es una tarea sencilla. Hay muchos trabajos que hay que desarrollar. Para trabajar con chicos discapacitados tuve que estudiar psicología evolutiva del niño, que te permite generar empatía y entender algunas cuestiones que sienten los chicos.

¿Cómo surgió el interés de enseñar tenis para ciegos?

También fue un desafío. Lo primero que tenía que hacer era conseguir pelotitas de tenis con cencerros, que puedan hacer ruido. Esas acá no se vendían, sólo se fabricaban en Japón, pero las vendían solamente a ONG. Así que tuve que hacer pelotitas caseras. Y ahí comencé.  Lo más difícil para un ciego, por ejemplo, es acostumbrarlos a trotar. Hay que sacarles el temor y el miedo a caerse. Es una tarea complicada, pero con paciencia y predisposición pueden aprender. Pero lo que más me sorprendió es ver la emoción que emana un ciego cuando puede pegarle por primera vez a la pelota. Emociona y contagia. Uno queda sorprendido con las cosas que son capaces de hacer. El coeficiente intelectual del chico discapacitado es especial, es superior al nuestro. Yo veo en los chicos ciegos cómo manejan el teléfono, tienen un dominio de las manos increíble y un oído que sorprende.

¿Qué implica trabajar con una persona con discapacidad?

Hay un tema tabú con los discapacitados. Cuando yo empecé a trabajar con estos chicos muchos me decían que yo estaba loco, que cómo iba a trabajar con discapacitados. Son pocos los profesores que aguantan trabajar con ellos. No es fácil. Yo tuve que aprender muchas cosas, incluso a poner inyecciones, porque además de profesor, tenés que hacer de psicólogo, de amigo, de compañero, de enfermero, etcétera. Pero sobre todo de psicólogo. Hay padres que traen a sus chicos y me dicen que son autistas, yo después de un par de clases les digo que no son autistas y se enojan. Porque el autista no se integra, y los chicos que vienen acá se integran. Lo mismo con el TDH (trastorno crónico caracterizado por la dificultad para prestar atención, la hiperactividad y la impulsividad). El discapacitado necesita adaptarse a un lugar. Una vez que se adapta se siente mejor, se integra y se relaciona. La mayoría de la gente que viene a practicar tenis es gente que conozco de las charlas en los colegios o en la calle. Yo les dejo mi tarjeta y después se muestran interesados y quieren empezar a practicar. Trabajo con grupos reducidos porque hay que hacer trabajos personalizados, de adaptación, y hay que dedicarle su tiempo a cada faceta del entrenamiento. Ojalá este año podamos recuperar lo que hacíamos hace unos años, cuando el gobierno me daba la posibilidad de contar con una combi que pasaba a buscar a los chicos y los traía a la academia. El tema de la movilidad es también un tema complicado. No es algo menor.

¿Qué es lo primero que se trabaja en una persona con discapacidad que quiere incursionar en el deporte?

Busco que el chico discapacitado que viene a practicar tenis primero que nada venga a divertirse. Eso es lo principal. No hay que apuntar a lo competitivo, como sucede en el tenis convencional, donde todos persiguen el dinero. El discapacitado no persigue ese objetivo. Disfruta el hecho de saber que está haciendo algo nuevo, algo que nunca hizo, como trotar, pegarle a la pelotita. Además está el hecho de sociabilizar, porque la persona con discapacidad por lo general se maneja en un grupo muy reducido de gente, y cuando puede compartir con un par muestra una emoción realmente envidiable. A todos les digo que vengan y prueben. Es gratuito. No se pierde nada. Siento mucha vocación por lo que hago y quiero dejar un legado de que los chicos discapacitados pueden hacer las mismas cosas que nosotros. Es más, vos y yo también somos discapacitados, porque no somos capaces de hacer cosas que ellos sí.

En el caso de una persona que sufrió un accidente y quedó discapacitada, ¿es más difícil volver al deporte?

Es normal que una persona que sufrió un accidente y quedó con alguna discapacidad sienta frustración porque no va a poder hacer lo que hacía antes. Pero es cuestión de hablarle, de concientizarle y hacerle entender que puede hacer deportes. Bajo otras circunstancias, pero se puede hacer.

¿Cómo está trabajando la provincia en este sentido?

Misiones está trabajando bien en materia deportiva con chicos con discapacidad, pero falta más apoyo. Se necesitan superficies de caucho, aptas para la práctica del tenis. Lo mismo que las pelotas, que no son las convencionales. Pero hay una evolución en este sentido.


Perfil

Edgar Fried
Profesor de tenis Nació en Oberá, Misiones. Ex tenista. Profesor de Educación Física especializado en discapacidad y Coach Internacional de la AAT (Asociación Argentina de Tenis). Es presidente de la Fundación Edgar Fried Argentina y presidente de la Asociación de Deportes Adaptados de Paraguay.

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