Historias de docentes comprometidas

Enseñar en el hospital o a domicilio, una profesión que exige garra y amor

Mariela Romero Báez trabaja desde hace más de diez años en el Hospital Barreyro, donde los alumnos esperan con ansias su clase. En el transcurso aprendió a lidiar con el duelo.
domingo 07 de enero de 2024 | 8:00hs.
Enseñar en el hospital o a domicilio, una profesión que exige garra y amor
Enseñar en el hospital o a domicilio, una profesión que exige garra y amor

En Misiones varios docentes integran la modalidad Domiciliaria y Hospitalaria que pertenece al sistema educativo que se dedica a acompañar trayectorias educativas de chicos internados y en reposo. En ese sentido, la maestra Mariela Romero Báez hace más de diez años enseña a alumnos que atraviesan algún cuadro de salud y permanecen en el Hospital Pediátrico Fernando Barreyro. A lo largo de la trayectoria tuvo que aprender a lidiar con el duelo, sumar estrategias de aprendizaje y entendió que no sólo acompaña escolarmente sino que el aula dentro de un nosocomio sirve de escape y contención para el niño y su familia.

"Al comienzo fue todo un desafío, era una modalidad nueva y yo era recién recibida. Entonces era un camino nuevo por empezar a recorrer y conocer. Con el paso del tiempo me sumé a un lindo grupo que me ayuda, me apoya, me acompaña, me enseña cómo es trabajar con chicos en una situación de enfermedad, porque es totalmente diferente a lo que es una escuela común", relató la maestra de la Escuela Hospitalaria Nº 7.

Precisamente, la labor de las docentes que trabajan en el Barreyro no se limita a acompañar únicamente a chicos de Posadas sino también a los internados de toda la provincia que son derivados a este centro de salud.

"Somos un grupo de maestras que trabajamos en el sector de quemados, internación, diálisis y en oncología también. Atendemos a los chicos de lunes a viernes por la tarde y depende de la demanda que hay, vamos rotando de sector. Algunos años me tocó trabajar en nefrología, otros acompañé a chicos que estaban en el sector de oncología y este año trabajé en el Piso 1, que es internación. Ahí están chicos que tuvieron una fractura o fueron operados", contó a El Territorio.

Desafío diario

En lo que refiere al desafío diario que enfrentan al educar en ese contexto, Mariela explicó que se trata de la actualización constante. La empatía y la vocación de saber qué es lo que el chico necesita y adaptarlo a su entorno, forman parte de la clase a la que los internados esperan con ansias como un momento de recreación sin profesionales de la salud.

"Algunos chicos no pueden mover las manos, entonces tengo que buscar la estrategia para que él pueda trabajar a pesar de no poder utilizar sus manos. Debemos estar actualizados, tanto en el conocimiento teórico como en lo tecnológico, que es una gran ayuda para nosotros dentro del hospital. Es un desafío estar al tanto de la edad y etapa de los chicos porque no atendemos a un grado específico, sino que varía desde salita de 5 hasta la secundaria en algunos casos. Entonces tenemos que estar preparados para todos los niveles", puntualizó.

Sobre los momentos que le marcaron su vida en la carrera docente, recordó los inicios cuando le tocó enseñar a pacientes oncológicos. En ese lapso aprendió a lidiar con el duelo y valorar lo importante de la vida, dejando atrás las quejas mientras observaba cómo los chicos de una corta edad peleaban diariamente por su vida con unas ganas inmensas y poniendo mucha garra en el horario de clases.

"Aprendí a manejar el duelo porque a lo largo del año tenemos casos de chicos que fallecieron. Los alumnos internados en general son dinámicos, alegres, pícaros, preguntones, quieren saber mucho. Así que lo lindo es que son curiosos, quieren aprender lo que uno les lleva. Cualquier material didáctico que llevamos, ellos están ahí al pendiente para saber que se hará en la clase o qué vamos a hacer en el día", dijo la educadora.

La Escuela Hospitalaria cumple con el objetivo de garantizar la educación del chico en situación de enfermedad para que puedan seguir capacitándose y aprendiendo. Precisamente, al ingresar a internación las docentes hospitalarias se ponen en contacto con su escuela de origen para saber los contenidos que están dando. De esta manera, al ser algo transitorio, al volver al aula con sus compañeros el estudiante estará al mismo nivel de aprendizaje que los demás.

"El tiempo varía dependiendo del sector, tenemos chicos que están dos días, otros en oncología que se quedan toda la semana o se quedan catorce días, depende del tratamiento. Aparte de los contenidos teóricos llevamos a la sala manualidades, arte, pintura y música. Tenemos un sector de juegos y una biblioteca que es muy completa. Solemos llevar libros, crucigramas, sopa de letras y diversas actividades. Depende de cómo está el ánimo del chico, le presentamos las actividades que tenemos", detalló Mariela.

En todos los casos son las maestras las que se dirigen a la sala de internación y allí, al pie de la cama, imparten la clase. En sectores muy restringidos, solicitan permiso a los médicos.

Durante el año se garantizó la continuidad pedagógica a más de 1.200 chicos en el Pediátrico. En total, son unos 24 docentes que integran la modalidad en la capital provincial. Además, de la labor en conjunto que realiza el grupo docente tanto para la contención entre ellos como para los alumnos, en varias oportunidades lograron revincular a chicos al sistema educativo.

Vivencias

Entre las decenas de estudiantes que pasan por el Barreyro, hay historias que marcan y no se olvidan. "Me acuerdo de una nena que realizaba diálisis tres veces por semana y tenía casi 6 años, pero nunca había asistido a la escuela porque la mamá no le mandaba a raíz de la situación de enfermedad. La progenitora no sabía que existía esta modalidad y la pequeña no sabía leer, escribir, cómo agarrar un lápiz, entre otras cosas que se aprenden en el aula", relató la docente.

Asimismo, comentó que comenzó el acompañamiento escolar en septiembre y para diciembre la alumna ya sabía escribir y a diferenciar letras por el esmero que le ponía en el trayecto. Fue algo muy satisfactorio a nivel personal para Mariela por el avance y la actitud de la niña. Otro de los recuerdos de la maestra refiere a un chico del interior de la provincia que estuvo varios meses internado y entre el grupo de las docentes decidieron festejar su cumpleaños. Con mucha dedicación, voluntad y amor, las educadoras prepararon cartulinas con el 'feliz cumpleaños', con globos y fueron hasta la sala para agasajarlo.

La emoción fue tal que se trasladó a las maestras, ya que el niño pese a estar enfrentando un cuadro de salud demostró la felicidad y alegría ante un pequeño acto de empatía.

"La emoción de parte de la familia por el recibimiento y por alegrar un rato al nene nos quedó marcado. Si bien nuestra tarea principal es enseñar también contenemos, los papás siempre nos comentan cómo están, hace cuántos días están, algunos se sienten desanimados, entonces tratamos de inyectarle fuerza para que continúen. Nos ponemos a disposición desde la escuela para ayudar con ropa y abrigos. Por ahí ellos vienen de emergencia y se tienen que quedar, no traen nada, están tristes, angustiados porque no tienen a ningún conocido, entonces nosotros tratamos de ayudarle y de ser un apoyo en ese tiempo", hizo hincapié en cuanto a la labor que realizan más allá de la clase.

Por su parte, los padres siempre demuestran agradecimiento por el apoyo de la Escuela Hospitalaria. Pueden pasar meses y al encontrarse con alguna de las maestras les recuerdan que ellas acompañaron a sus hijos en un difícil momento.

"Si miro a la Mariela de hace diez años puedo ver que aprendí a desarrollar la resiliencia, otra forma de ver la vida, el compañerismo, el escuchar, porque muchas veces las personas no quieren un consejo, quieren ser escuchados y eso pude entender para tratar de ser mejor persona", concluyó.


En cifras

4.035

Un total de 4.035 niños pasaron este año por alguna de las distintas escuelas dentro de la Modalidad Hospitalaria Domiciliaria de Misiones.

"Ver luz y esperanza en sus pequeñas miradas es una marca para mí"

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