Ñande Reko Rapyta (Nuestras raíces)

Pero que las hay… las hay

viernes 29 de diciembre de 2023 | 6:00hs.

M
isiones es una provincia muy particular, con paisajes exultantes, biodiversidad única, un recorrido histórico propio y, obviamente, mitos y leyendas significativos; según Olga Zamboni “(…) el mito es constitutivo de la mente humana en su capacidad de crearlos, responde a una necesidad fundamental del espíritu y ha existido en todas las latitudes y tiempos (…)” y las leyendas “(…) explican el origen de un fenómeno u objeto, son narraciones más o menos literarias recogidas de la tradición oral(…)”, etimológicamente se definen como las “cosas que deben ser leídas”.

Muchos de estos relatos son conocidos y otros no tanto, por ejemplo, la versión de Ciudad de Emboré o Mbororé, una ciudad supuestamente fundada por los jesuitas, oculta en la selva, inmaculadamente blanca, cuyas viviendas carecen de puertas y ventanas, solo es posible acceder a ellas a través de los sótanos, resguardaría un excepcional tesoro y a pesar de ser avistadas por ocasionales exploradores, tiene la virtud de invisibilizarse.

La belleza de la naturaleza se argumenta mediante este tipo de narraciones, una muestra de esta afirmación la constituyen las mariposas y la historia de Panambí, una jovencita guaraní, como a las demás mujeres de la etnia se le había prohibido cualquier contacto con los conquistadores españoles; un día, un soldado se acercó a ella, asustada huyó mientras una desconocida sensación se apoderaba de su ser; cuando creyó estar a salvo se detuvo y al levantar la vista el joven uniformado estaba frente a ella, intentó correr pero no pudo, su corazón la impulsó hacia el desconocido quien le declaró su amor; pasaron varias horas juntos hasta que la noche se apoderó del paisaje, el soldado se marchó y justo en ese momento Panambí escuchó la voz enfurecida de Tupá, quien por su peligrosa desobediencia y la traición a su pueblo la condenó a ser una mariposa hermosa, a posarse fugazmente de flor en flor y a volar hasta su último aliento.

Algo similar se aplica a los picaflores o colibríes -tan admirados-, según la creencia regional cuando un guaraní muere su alma se refugia en el seno de una flor; un día estaba Tupá observando ese acontecer, cuando pensó que las almas buenas debían estar con él, que la bondad que tenían no podía perderse pero debía encontrar la manera de reunirlas a todas; buscó entre las divinidades que lo secundaban, una que estuviera a la altura de semejante tarea, al no hallarla decidió crear al Mainunby, le dio la forma de una pequeña ave, de plumaje vistoso y tornasolado, de vuelo raudo, liviano como el viento y veloz como un rayo, le encomendó ir de flor en flor transportando a las almas buenas hasta él.

Otro relato interesante refiere al Irupé -la planta acuática-, resulta que una adolescente guaraní se enamoró de la luna, cada noche se desvelaba admirándola arrobada hasta que su paciencia dijo basta, trepó al árbol más alto de la selva procurando alcanzarla pero no fue posible; después subió al cerro más empinado pero tampoco logró su objetivo, luego camino hacia el horizonte convencida que podría reunirse con su amada luna… a pesar del empeño que puso no logró llegar a ella; triste, se sentó en la orilla de una laguna y en medio de las sombras observó a la luna en el fondo de las aguas mansas, sin pensarlo se arrojó a ellas y nadó hacia la profundidad… sin regresar jamás; frente a tan puro sentimiento Tupá se compadeció y transformó el alma de la jovencita en irupé, con sus hojas con forma de luna llena, siempre mirando hacia el cielo.

A veces, algún paisano memorioso cuenta que un día Tupá bajo a la tierra y empezó a recorrer las picadas en medio de la selva, así llegó a la casa de un viejito, padre de una bella muchacha llamada Yarí, a pesar de la pobreza en que vivían recibió y agasajó al viajero con cena y hospedaje, cuando se fueron a dormir Tupá decidió premiar al anciano por su generosidad, inmortalizando a la hija como una planta de yerba mate; otra versión dice que la transformó en protectora de la yerba mate, así los mensúes de antes y los tareferos actuales la invocan antes de iniciar la tarefa, ella los protege de las alimañas, de los accidentes y los ayuda en el pesaje de los raídos, sentándose encima de los bultos para aumentar el peso y con ello, la paga; desde aquella noche se la conoce como Caá Yarí.

También las Cataratas del Iguazú tienen su origen en la voluntad de Tupá, quien harto de las sangrientas luchas entre guaraníes de tribus enemigas, decidió ponerles fin, para ello favoreció en enamoramiento de la princesa Y que vivía al norte y del gran cacique Guazú, del sur de estas tierras; mientras viajaban para encontrarse, él fue atacado por otro cacique que pretendía a la bella muchacha, mal herido el enamorado siguió el camino hasta encontrarse con su amada, con sus últimas fuerzas la abrazó hasta caer sin vida hacia el abismo donde lo recibió Añá, feliz por haber malogrado la paz dispuesta por Tupá; ante la pérdida irreparable Y lloró desconsoladamente, tanto, tanto, tanto que las lágrimas inundaron para siempre la garganta de Aña.

Las leyendas son tantas, una más sentida que la otra, para abreviar es posible afirmar que casi todos los saltos, arroyos, plantas y animales misioneros tienen una, sin dejar de lado a los seres mitológicos que conviven en estas tierras: el Yacy Yateré, el Pombero, el Curupí y el Lobizón -por citar a los más populares-; a los que se suman los denominados “santos paganos” encabezados por el Gauchito Gil y San La Muerte.

De más está aclarar que, en la cosmovisión guaraní, Tupá es el espíritu creador, sinónimo de Dios, Yahvé, Alá, Jehová o similares denominaciones, en tanto Añá sería el espíritu del mal equivalente al diablo católico.

Por si a alguno le interesa, hace unos años Olga Zamboni y Rosita Escalada Salvo publicaron la Antología ‘Mitos y leyendas-Un viaje por la región guaraní’- Editorial Universitaria, en sus páginas hay mucho más sobre este tema.

Aprovecho este último viernes del año para agradecerles el tiempo, el interés y especialmente el acompañamiento, ojalá el 2024 sea el mejor Año Posible.

¡Hasta la próxima semana!

¿Que opinión tenés sobre esta nota?