El vigor femenino de la experiencia compartida

Unas 15 mujeres de la promo 73 del Santa María decidió trasladarse hasta Bariloche como en su viaje de fin de curso de hace 50 años y entre anécdotas y nostalgia, consolidaron su eterna amistad
jueves 28 de diciembre de 2023 | 5:30hs.
El vigor femenino de la experiencia compartida
El vigor femenino de la experiencia compartida

En numerosos ambientes y etapas de la vida se conforman, consolidan y fortifican las relaciones de amistad más fuertes. El transcurso por la escuela secundaria es, sin dudas, uno de esos hitos más populares.

Y en ese camino hay amistades que permanecen desde la adolescencia, toda la vida.

Así, este grupo de amigas posadeñas comparten el devenir de su tránsito por esta tierra desde que egresaron del colegio Santa María en 1973.

Cumpleaños, casamientos, nacimientos, duelos y renacimientos son parte de esa comunión sorora que se repite especialmente en fechas especiales de aniversario.

Ya a diez años de egresadas, la promo 73 decidió reunirse. Más allá de la fraternidad que entre unas y otras es cotidiana, juntadas multitudinarias le siguieron en el aniversario 25 y en el de los 40, por ejemplo, cuando desde el catamarán de Posadas fueron hasta el Club de Río. 

Y porque la celebración es siempre bienvenida, al cumplir  nada menos que 50 años de egresadas este año, incluso la institución realizó el formal y protocolar acto que definieron como muy emotivo, con el traspaso de las ex abanderadas de entonces a los alumnos actuales.

Mirta Urbina, Graciela Rodríguez, Nora Capli y Carmen Lamas, algunas del grupo.

Pero para redoblar la apuesta, el grupo que mantuvo el contacto más o menos asiduo en todo este tiempo, decidió revivir su tan preciado viaje de egresados.

De esta manera, unas 15 amigas se organizaron y emprendieron cual adolescentes, la gira turística hacia Bariloche. Una experiencia diferente a aquella del 73, obviamente,  pero llena de esa energía cuasi infantil que las caracterizaba hace cinco décadas.

El diálogo con Mirta Urbina, Carmen Lamas, Nora Capli y Graciela Rodríguez, algunas de las que decidieron compartir nuevamente esta aventura de viajar juntas, destacó “la camaradería, el compartir muchas cosas como juntarnos a hablar en los dormitorios, tomar mate, reírnos...”.

Es que más allá de las charlas y los paseos turísticos, lo que logró el viaje más que nunca, fue envolverlas en ese aura nostálgica desde la convivencia. En ese sentimiento de que nada cambió entre ellas y que, a la vez, el vigor de los 17 años sigue intacto.

La charla con estas alegres exponentes dejó en evidencia ese espíritu. La hermandad genuina que las une se percibe en cada anécdota que por más sutil esconde el amor de la vivencia compartida. En numerosas ocasiones, la simple mención de una historia terminaba en una explosión de carcajadas contagiosas de las que ni la cronista ni la fotógrafa -a las que mantenían embelesadas con el relato- podían escapar.

“Imaginate, éramos 80 alumnas, dos profesores y algunas madres que nos acompañaron”, recordaron sobre el largo viaje en colectivo que hicieron en invierno del 73. En ese entonces, todas viajaron, las dos divisiones del colegio. Para poder costearse esa travesía, rememoraron haber hecho desfiles de modelos, bailes, lavar autos, ofrecer muestras de yerba a los autos de la calle, vender pochoclo  y muchas otras actividades.

“Les pagamos el viaje a dos chicas y nos sobró plata, así que un día nos fuimos a almorzar todas de guardapolvo a La Rueda. Ahí nos cruzamos a Isabel Sarli y su comitiva que justo estaban en Posadas”, recordaron las amigas.

Volver a pasar por el hotel que las alojó de chicas, palpar la nieve que en noviembre les regaló Bariloche y otras vivencias incluso en San Martín de los Andes, las definieron como “simplemente alucinantes”.

“Fuimos con muchas expectativas de encontrarnos con los mismos muchachos que conocimos hace 50 años”, bromearon ya al borde la risotada.

A diferencia de ese eterno viaje en colectivo -donde a la ida se quedaron en Río Cuarto y a la vuelta muchas conocieron Mar del Plata- esta vez la promo 73 viajó en avión y contrató con una empresa local todo el paquete de excursiones. Habitaciones de hotel compartidas entre dos o tres amigas y estar uniformadas con la remera del colegio fueron unos de los denominadores comunes al viaje de egresados.

Las luces psicodélicas, el whiscola y el baile quedaron pendientes, ya que tarde se enteraron que la ciudad sureña tiene también boliches para quienes realizan este viaje aniversario.

Añoranzas de la crianza entre las paredes del colegio donde muchas estaban pupilas o semipupilas entonces, las noches de salidas con hermanos y primos que debían oficiar de ‘cuidas’ pero terminaban también cayendo en la tentación de bailar con una amiga o mantenerse al margen, la sidra de la fiesta que debió terminar temprano en una provincia que justo había decretado el duelo por su gobernador,  y otros tantos se cuelan entre el debate por las crisis políticas argentinas, el presente de hijos y nietos y las ganas intactas de celebrar la vida.

 Cinco décadas compartidas. Amigas de fierro para las que el tiempo sólo suma amor, humor, paciencia y empatía.

Una hermandad de mujeres llenas de buena vibra que no todos entienden, pero que muchos anhelan emular.

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