Rienda suelta a los pequeños artistas

Arte colectivo y genuino. Todo lo ocurrido fue puesto en escena por pequeños artistas. Pero eso no es todo. La historia, la trama, los conflictos del guión, la música y las letras, los pasos de baile y las interpretaciones actorales; el montaje completo fue ideado por los niños que tuvieron rienda suelta en el arte para crear e imaginar una obra, guiados por las talleristas India Pernigotti y Ronda Méndez Caldeira.

La puesta en escena es el resultado de todo un año -y en algunos casos, de varios años- de trabajo y práctica, de escucha y expresión recíproca. En construcción colectiva y tras un gran trabajo de armado y compaginación de las artistas/talleristas por dar guía y forma a las diferentes propuestas de los participantes, ayer salió a escena la M³ , Muestra de Música y Movimiento, en la Sala Quiroga del Centro Cultural Vicente Cidade.

Dividida en tres momentos, la presentación contó con 14 artistas en escena, de entre 3 y 9 años, que propusieron un constante diálogo con el público, además de una gran puesta en escena con diferentes y creativos recursos. Pelotas, acrobacias y trajes coloridos por un lado; tambores, palos, baquetas, y canciones inventadas por ellos, por otro. A eso se sumó el gran despliegue de ‘stunt fight’, una coreografía de lucha utilizada generalmente en las películas, que puso en escena la destreza de los protagonistas.

La apuesta sirvió como cierre del taller, una pequeña muestra de lo trabajado y experimentado durante el último ciclo lectivo, exponiendo no sólo las habilidades artísticas adquiridas sino también el bagaje de conocimientos y aptitudes desarrolladas de la mano del arte.

“La idea de esta presentación tiene como finalidad que ellos puedan vivir la experiencia de lo que significa armar una puesta, ensayar, practicar y todo lo que conlleva montar una obra en escena. Para ellos y para nosotras representó un desafío”, destacó India Pernigotti, a cargo de la expresión corporal en el taller, en diálogo con El Territorio.

“Venimos hace ya cuatro años haciendo el taller y esta es la segunda vez que realizamos una muestra anual. Durante todo el año trabajamos diferentes elementos y todo se centra desde el juego y el arte. Trabajamos la motricidad fina, motricidad gruesa, dinámica, ritmos, estado de alerta, concentración, autorregulación y más”, detallaron en conjunto las talleristas, explicando de qué va la propuesta taller.

En tanto, para la puesta en escena final se valieron de todos los recursos y herramientas utilizadas durante las clases para armar una obra y exponerla al público.

“Nosotras intentamos trabajar con lo que ellos proponen. Hacemos de guía y moldeamos un poquito algunas ideas, pero todo el resultado final es una producción en conjunto”, explicaron las artistas, destacando que ello fomenta la creatividad e imaginación de los más pequeños, al tiempo que les genera seguridad y confianza en ellos mismos, ya que sienten que son escuchados y valorados.

Sobre la puesta en escena, los más pequeños (3 y 5 años) presentaron una historia con nudo conflictivo, desarrollo y desenlace, y dentro de esa historia se fueron conjugando y presentando diferentes elementos y recursos. Mientras que en el caso de los más grandes (6 a 9 años), incluyeron bolsas, pelotas y otros materiales para contar una obra de ninjas creada por ellos mismos.

“Este año incluimos también stunt fight, que es coreografía de lucha para cine. Es casi como una danza de artes marciales, una coreografía de lucha que practicamos mucho para entender las distancias, tomar los cuidados que hay que tener y en el medio de todo, divertirse”, agregó Pernigotti.

En lo que respecta a la música, “ellos mismos compusieron las canciones a partir de un trabajo que se llevó a cabo con escucha activa, un diálogo constante que nos permite ir creando juntos”, destacó Ronda, aludiendo que durante las clases y puesta en escena utilizan instrumentos de percusión, shakers, toc-tocs, campanitas, xilofón, entre otros varios.

Aprendizaje recíproco
“Vimos un gran interés en ellos. Les gusta inventar escenas, crear música, practicar. También es cierto que hay que mantenerlos motivados. Pero este tipo de propuestas los enriquece. Creemos que sienten que aquí tienen lugar para expresarse, se sienten escuchados, se fomenta la paciencia y la negociación, el trabajo, la prueba y error”, destacaron las talleristas sobre los beneficios que aporta el acercamiento de los niños al arte.

Y es que además de desarrollar la imaginación, la creatividad y habilidades motrices y cognitivas, el arte en la infancia “etapa en la que absorben todo como esponjas”, favorece el desarrollo íntegro desde una perspectiva empática y divertida.