Imágenes únicas en El Territorio

Día de los Difuntos y la propuesta que causó un revuelo inusual en 1999

Un 2 de noviembre, la plaza 9 de Julio de Posadas, repleta de ataúdes e hileras de plantas generó polémica entre vecinos. Se trató de una puesta en escena del artista Ángel Kusiak.
domingo 05 de noviembre de 2023 | 8:00hs.
Día de los Difuntos y la propuesta que causó un revuelo inusual en 1999
Día de los Difuntos y la propuesta que causó un revuelo inusual en 1999

Día de los Difuntos del año 1999, la plaza 9 de Julio se convirtió en escenario de una puesta en escena poco habitual que quedó en la memoria de los vecinos pero sin registros en el universo virtual.

Ataúdes cubrieron por completo la plaza un 2 de noviembre. Un hecho desconocido por muchos y que no se encuentra en internet. Sin embargo, es parte del archivo de El Territorio que guarda anécdotas preciadas de aquella época.

En la semana en la que se conmemoró a los muertos con visitas al cementerio La Piedad, el decano del periodismo misionero exhibe imágenes únicas que muestran otras formas de celebración de una fecha clave para la comunidad de aquel entonces y de ahora.

La noticia reflejada en las páginas del diario El Territorio, el 2 de noviembre de 1999.

Se comparte a continuación la crónica de la fecha:

Lo ocurrido en la plaza 9 de Julio de Posadas el Día de los Difuntos y las horas siguientes a partir de la propuesta del artista Ángel Kusiak, Plantíos, ofrenda de muertos, ha provocado un revuelo inusual en la ciudad, que amaneció comentando los hechos del día anterior. En medio de una tenue llovizna, un grupo de gente con paraguas rodeaba el centro de la plaza, buscando sin encontrarlo el motivo de la polémica con la que las radios venían ocupando espacios desde la semana anterior: sólo se veían algunos cajones mortuorios de madera barata, como los que se destinan a personas de escasos recursos, hileras de plantas de especies variadas en los bordes de los canteros y algunas velas encendidas, un hidroelevador de una repartición oficial estacionado junto a la estatua, con sus operarios aburridos, unos cuantos policías que vigilaban discretamente a la concurrencia desde las veredas adyacentes, y unos pocos funcionarios de cultura que circulaban con cara de “qué he hecho yo para merecer esto”, intentando pasar inadvertidos mientras un centenar de evangelistas gritaba sus exorcismos a los cuatro vientos contra lo que suponían un ritual satánico (...)

El capítulo más increíble de esta historia es que Kusiak haya logrado los auspicios que logró -sobre todo a nivel provincial- montado en una adhesión a su propuesta extendida por la embajada de México, sin que nadie haya visto una sola obra suya.

Esto habla a las claras de la capacidad de análisis y sentido crítico de los funcionarios responsables, que ordenaron movilizar recursos -pocas veces puestos a disposición de otros artistas- para que éste pudiera cumplir su propósito: camiones de Ecología transportaron los plantines, la intendencia pidió a los municipios del interior que enviaran los cajones que pedía el artista, se alteró la iluminación de la plaza, se dispusieron técnicos y equipos de sonido, y se pusieron las cuatro principales salas de la ciudad a su servicio.

 

Fieles de diferentes credos se presentaron en la plaza para oponerse.

Los rezos para “alejar los malos espíritus”, en una llamativa noche.

Plantines como parte de la puesta artística, tal como lo planteó su autor, generaron polémica en aquel año.

La puesta en escena duró varios días en Posadas y causó desconcierto.

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