Me lo contó un policía (Basado en hechos reales)

“No creo, pero que las hay...”

sábado 04 de febrero de 2023 | 6:00hs.

A fines de la década del 80, mientras cumplíamos funciones en la comisaría de Ruiz de Montoya, un colectivo de una conocida empresa de transporte de pasajeros de Aristóbulo del Valle, circulando por ruta provincial 7 en horario nocturno, embistió y mató a una joven madre mbya guaraní y a su pequeño hijo de pocos meses de vida, quienes aparentemente se habían quedado dormidos sobre el asfalto. El chofer recuperó la libertad por tratarse de un doble homicidio culposo.

A los pocos meses, nuevamente un colectivo de la misma empresa y con el mismo chofer, por la misma ruta, trasladaba hacia Puerto Rico una delegación de fútbol de salón y embistió desde atrás a un camión cargado con rollos, que se había detenido sobre la cinta asfáltica por un problema mecánico con el lamentable saldo de cuatro fallecidos (un profesor de educación física y tres jugadores). Finalizadas todas las pericias de rigor, el ómnibus fue trasladado a la comisaría con mucho esfuerzo, pues la parte delantera y su costado derecho eran sólo hierros y chapas retorcidas, pero increíblemente, el habitáculo del chofer permaneció intacto y éste resultó ileso; también en este caso, recuperó la libertad por tratarse de un cuádruple homicidio y lesiones culposas en accidente de tránsito.

Como dijera un expresidente argentino, “el hombre es bueno, pero si se lo controla, es mejor”, así que a veces pasaba por la comisaría en horas de la madrugada para verificar novedades. Fue así que en una de esas veces encontré al jefe de guardia parado frente a la dependencia, se lo notaba apesadumbrado y temeroso, y al preguntar que le sucedía, me comentó: “Señor, hace varios días que, llegada la noche, en esta comisaría nadie puede dormir; atrás, donde está el colectivo, se escuchan voces, llantos, corridas por el pasillo, lamentos, pero nunca vimos nada”. Traté de tranquilizarlo, dispuse refuerzos en las guardias para que los hombres se sintieran acompañados y al día siguiente, tuvimos la presencia del cura párroco de Capioví, quien celebró una misa en el lugar, y  fue acompañado en sus oraciones por un pastor evangélico de la comunidad. Las situaciones narradas cesaron, pero como dicen algunos, “no creo, pero que las hay, las hay…”.

Por Luis Eduardo Benítez
Comisario general (RE), Abogado

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