Las aulas talleres sumaron 460 egresados

Durante este segundo semestre del año las Aulas Talleres Móviles (ATM) sumaron más de 460 nuevos profesionales al mercado laboral y productivo de la provincia. Los camiones donde se dictan las clases acercan ofertas y equipamientos a distintos puntos de Misiones, cambiando el futuro profesional de los alumnos.

De esta forma, los cursos de formación en gastronomía y conocimientos agropecuarios lideran el interés de los estudiantes que buscan montar un emprendimiento o mejorar su inserción laboral.

La primera de las modalidades tuvo este fin de curso 197 egresados con conocimientos de auxiliar en gastronomía, pastelería, y cocinero y la segunda sacó al mercado 73 egresados con formación de operario piscícola, hortícola y apícola. Otra disciplina también elegida es la de refrigeración y climatización que capacita en instalación de sistemas de frío y tuvo 52 egresados.

El área de instalaciones domiciliarias forma en instalaciones eléctricas industriales, auxiliar en instalaciones sanitarias y de gas domiciliarias, y auxiliar en instalaciones eléctricas domiciliarias y dejó 49 profesionales.

Le siguieron de cerca la modalidad automotores que forma mecánicos de motos, auxiliares mecánicos de sistemas de encendido y alimentación y auxiliar mecánico de motores nafteros con 37 personas en total que ahora cuentan con estos títulos.

En tanto, saberes digitales tuvo 32 egresados este semestre y prepara en ofimática y principios de la programación.

Por último, el área de energías renovables, una de las más nuevas en sumarse, dejó 15 egresados entrenados en instalaciones de sistemas de aprovechamiento de recursos renovables.

“El material teórico de las capacitaciones de las ATM se encuentra en la Plataforma Guacurarí, lo que permite que tanto docentes como estudiantes aprovechen al máximo el tiempo de prácticas”, señaló el subsecretario de Educación Técnico Profesional, Gilson Berger, aludiendo a la implementación del flipped learning. Según esta metodología, lo teórico se lleva adelante asincrónicamente en el tiempo que más le convenga al estudiante, esto permite aprovechar más al máximo las capacidades propiamente de “taller” y usar el espacio áulico para apuntalar prácticas concretas.