Juicio oral por la muerte de Cergio Ferreyra (12) y su madre Gisela Ferreyra (32), día 2

“Estábamos muy asustados y por eso no paramos, nada fue intencional”

Noemí Krutki, hermana del imputado, relató los instantes previos a la colisión y dijo que ella y su familiar estaban en shock tras la colisión. También declararon otros siete testigos
jueves 13 de octubre de 2022 | 3:10hs.
“Estábamos muy asustados y por eso no paramos, nada fue intencional”
“Estábamos muy asustados y por eso no paramos, nada fue intencional”

Con la declaración de ocho testigos continuó ayer en el edificio del Palacio de Justicia de la capital provincial la segunda jornada del debate oral contra Adrián Alberto Krutki (36), quien el 11 de diciembre de 2011, en Apóstoles y al mando de un Ford Escort, protagonizó una colisión vial sobre la ruta provincial 1 contra una motocicleta y que dejó como saldo la muerte de los dos ocupantes del vehículo menor: Gisela Lorena Ferreyra (32) y su hijo Cergio Maximiliano Ferreyra (12). 

Luego de la apertura del debate por parte del titular del Juzgado Correccional y de Menores Dos de Posadas, César Raúl Jiménez, quien preside el tribunal unipersonal, la primera testimonial de la mañana llegó por parte del licenciado en Criminalística Daniel Balmaceda.

El perito, a cargo en su momento de los estudios accidentológicos, detalló que en su escrito detalló el sentido de circulación de los vehículos involucrados -el Ford Escort y la moto Gilera-, el lugar y velocidad aproximada del impacto, como así también cuál de los dos vehículos fue el embistente en el siniestro, como así también los daños producidos por el encontronazo, la trayectoria del arrastre de la moto por el derrape y las condiciones de la arteria. 

En su declaración, Balmaceda comentó que no fue posible precisar la velocidad a la que iba la motocicleta, aunque sí midiendo las distancias de los cuerpos con respecto al lugar donde quedó detenido el biciclo se pudo calcular que el coche iba a unos 92 kilómetros por ahora al momento del impacto. 

Al ser consultado por la fiscal Amalia Spinnato sobre por qué en sus conclusiones el perito afirmó que el factor humano fue la causal del hecho, el profesional respondió: “Analizamos la vía y de eso surge que la calzada estaba en buen estado. Es decir, normal, sin obstáculos. Sobre el vehículo no surgen problemas mecánicos. Entonces, vemos la parte humana. Allí notamos que la conducta en lo que respecta a su estado psicofísico no era el adecuado y lo hacía a una velocidad que no era para una zona rural”. 

Por otro lado, afirmó que en este caso advirtió una maniobra evasiva que quizás no fue hecha en el momento oportuno.

“Es directamente vinculada al consumo (de alcohol) esa falta de maniobra previa de evasión”, agregó el perito quien sostuvo que la falta de reacción que tuvo el conductor se vio evidenciado por el estado de ebriedad en el que se encontraba. 

Balmaceda confirmó que el imputado iba a al menos a 92 kilómetros por hora.

Luego se escuchó el relato de la bioquímica María Balzczevich, quien fue la responsable de la extracción de sangre tanto al imputado como a la hermana de éste, que viajaba como acompañante en el coche, y a los dos fallecidos.

En este punto confirmó que Krutki arrojó 1,56 gramos por litro de sangre, mientras que las otras tres muestras tomadas tuvieron resultado negativo. 

Sobre el tiempo transcurrido entre la toma de muestras y el examen propiamente dicho para determinar la graduación alcohólica la bioquímica aclaró que no importa la demora de las muestras, ya que éstas son debidamente resguardadas.

Aunque uno de los datos más relevantes de su declaración lo dio al responder una consulta de la abogada querellante Margarita Beltrametti. Y que tuvo que ver si en su experiencia, y teniendo en cuenta que el imputado se hizo el test unas tres horas posteriores al hecho con resultado positivo en 1,56 y si la graduación alcohólica al momento del hecho pudo haber sido mucho mayor, Balzczevich respondió que sí. 

“Nada fue intencional”

Otro de los testimonios más esperados de la jornada fue el de Mariela Noemí Krutki, hermana del imputado y que al momento del hecho viajaba como acompañante en el Ford Escort.

La mujer comentó que el coche era de su propiedad, pero que por no tener licencia para manejar era su hermano Adrián Alberto (36) quien solía conducirlo.

Sobre las circunstancias del suceso narró que esa noche volvían de pasar gran parte del domingo en familia en un balneario y confió que ese día estaba muy descompuesta y que por eso no estuvo pendiente de lo que pudo haber consumido su hermano. 

Al referirse a los instantes previos al encontronazo, la testigo afirmó que mientras intentaban pasar un colectivo de media distancia que viajaba en mismo sentido que ellos -Azara-Posadas- se adelantaron varios metros y cuando intentaron reincorporarse al carril original de circulación ocurrió el impacto. 

“Estaba oscuro y cuando sentí el impacto grité ‘¡cuidado!’ Y desde ahí no recuerdo mucho porque entramos en shock con mi hermano. Él me llevó hasta casa. Él estaba llorando. Estábamos muy asustados y por eso no paramos”, recordó la mujer.

E inmediatamente aclaró: “Somos muy conscientes del dolor que causamos. No somos malas personas. Fue un accidente. Lamentamos muchísimo y pedimos perdón porque somos conscientes del daño que hicimos. Nada fue intencional.  Para nosotros tampoco fueron fáciles estos once años”. 

También contó que apenas alcanzó a ver un bulto cuando casi al instante el parabrisas se les vino encima.

“En ese momento ni nos dimos cuenta de que chocamos. Sentí el golpe únicamente. No se veía nada en la ruta. No tenía luz la moto. No se veía la luz de la moto ni de los autos de frente”, añadió Krutki. 

Luego, una vez finalizado su aporte y mientras intentaba abandonar la sala, Rosa Ferreyra se puso delante de Noemí Krutki y exhibiendo una imagen de su hija y su nieto fallecidos en la colisión le recriminó “ustedes fueron los responsables de esto”, mientras rompía en lagrimas.

Testigos del hecho

Quien también dio algunos detalles de lo que le tocó ver la noche del domingo 11 de diciembre sobre la ruta provincial 1 fue Víctor Hugo Giglioni, chofer de colectivos y que al momento del hecho se desempeñaba como guarda.

El testigo relató: “Veníamos llegando a Apóstoles y nos cruzó el auto a alta velocidad y se vio un resplandor de chispas en el asfalto.

Luego el chofer desvió porque era un accidente y ahí se dirigió a la terminal, “a la parte de arriba, que estaban los de tránsito, para avisar de lo ocurrido”. 

Señaló que esa noche la visibilidad era buena y que la velocidad del ómnibus era normal al ser sobrepasado por el coche. Aunque sostuvo que no alcanzó a ver qué fue lo que había chispeado en el asfalto y que luego no vio a otro vehículo en la zona. 

También declaró Ramón Sotelo, quien esa noche se topó con el accidente a los pocos segundos de salir de una estación de servicio de Apóstoles con su vehículo.

“Cuando llego a la altura del accidente veo un bulto en la ruta, hacia mi izquierda. Aminoro la velocidad”, recordó el testigo quien comentó que inmediatamente dio “vuelta en U y veo que era una persona tirada en la cinta asfáltica. Había un charco de sangre y empecé a llamar a la policía y al hospital. En ese momento yo sentía como un quejido y que había una persona que emanaba sangre por la boca”.

La ronda de testimoniales de ayer se cerró con los aportes de los policías Darío Benítez y César Salinas, oficial de servicio y comisario de la seccional Primera de Apóstoles en ese momento, respectivamente. También se escuchó el aporte de la licenciada en Psicología Marianela Dos Santos, quien trató durante dos años con Ezequiel, hijo y hermano de las víctimas, respectivamente, y que ayudó en la contención psicológica. 

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