Maratón de Comunicación Política en La Usina del Arte

Crisis Política: La génesis en la falta de legitimidad y la espiralización en la comunicación

Especialistas de la comunicación y las ciencias políticas se reunieron en dos jornadas de intenso trabajo. Profesionalizar la comunicación de los gobiernos, y separarla de las campañas electorales, serían el camino para gestionar mejor en un mundo en crisis
domingo 28 de agosto de 2022 | 8:16hs.
Crisis Política: La génesis en la falta de legitimidad y la espiralización en la comunicación
Crisis Política: La génesis en la falta de legitimidad y la espiralización en la comunicación

En las últimas décadas estamos asistiendo a un mundo en el que, a lo largo y ancho de su conformación política, surgen situaciones de crisis que ponen en jaque a los gobiernos. En algunos casos haciéndoles muy difícil, o imposible, las chances de reelegir; en otros impidiéndoles gobernar, hasta incluso caer. Son crisis de dimensión política, económica y social. Son crisis que tienen su génesis en la legitimidad política, y su espiralización en problemas de comunicación de gobierno.

Es decir que, los gobierno tienen serios problemas a la hora de dialogar con sus representados, y esto les impide entender concretamente que es lo que ellos esperan de su gestión. La comunicación de un teléfono descompuesto, que descompone las gestiones y pone en crisis a las sociedades.

Este fue uno de los ejes de la “Maratón de Comunicación Política” que esta semana tuvo su décima edición en La Usina del Arte, en el barrio porteño de la Boca. Allí, 21 referentes de la comunicación y el estudio de la política y las gestiones de gobierno realizaron un análisis pormenorizado, y propusieron un camino para ordenar el mundo caótico en el que están inmersas las gestiones de gobierno.

Valen acá dos aclaraciones, antes de ir a fondo. La primera aclaración es que cuando hablamos de gobierno nos referimos a gobiernos nacionales, provinciales y municipales. Porque si bien las escalas de sus alcances son diferentes, los problemas y los posibles caminos para dar respuesta a la ciudadanía pueden ser los mismos. La crisis de legitimidad y la espiralización de estas por una mala comunicación alcanza a todos los niveles, sin excepción.

La segunda aclaración es que este es un resumen, algo antojadizo, de lo que se escuchó y analizó en este encuentro. Entenderán ustedes que es imposible resumir en una decena de miles de caracteres lo expresado, analizado y concluido en más de 20 horas de debate. Por lo que aquí se intenta reflejar de una forma general las conceptualizaciones allí vertidas. Pero tengan la seguridad que ese reflejó será lo más sustancial posible.

Mario Riorda, uno de los organizadores de la 10° Maratón de Comunicaión Política. / Foto: Damián Cunale

VUCA: el Mundo y Argentina en crisis

Karen Sanders profesora de Política y Comunicación en St Mary’s University, Twickenham, Reino Unido, plantea pensar al mundo como inmerso en un sistema VUCA (siglas en inglés que refieren a volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad). Estamos en un mundo VUCA, y la Argentina es una representación casi perfecta de ese mundo.

En ese contexto, “la comunicación de gobierno es vital para el bienestar de un país” para poder llevar a la ciudadanía certidumbre -política, social y económica- lo que de la mano trae a la tranquilidad -política, social y económica-.

El Mundo VUCA, dice Sanders, requiere de salidas innovadoras. Pero la innovación en estos días está frenada. “Los políticos viven con miedo de admitir errores y con una obsesión por la reacción de la opinión pública. Esto frena la posibilidad de innovar”, dice Sanders. En materia de gestión de gobierno esto significa la imposibilidad de buscar soluciones superadoras y caer en recetas que quizás en otro tiempo pudieron haber funcionado, pero que en la actualidad ya no dan las respuestas esperadas, y alimentan la incertidumbre. Se entra así en un círculo que empieza generar otro de los grandes problemas de los gobiernos de estos tiempos. La Legitimidad.

Carla Yumtle es otra de las especialistas que propuso pensar estas crisis de escala mundial. Ella apunta que estamos ante una crisis que promueve un cambio en tres dimensiones. La dimensión política, porque es una crisis de representación en la que aparecieron los populismos (de izquierda o derecha), que generan polarización en las sociedades. Una dimensión económica, porque las redistribuciones de las riquezas tienen las brechas más grandes de los últimos 80 años. Lo que derivó en una dimensión social de la crisis, con brechas entre los que más tiene y los que menos tienen que está en su punto más alto de ese período.

En ese contexto, a diferencia de lo que pasó en el período entre las dos guerras mundiales y los inicios de la década del 70 cuando el Estado intervino para mantener esas brechas en sus puntos mínimos, hoy el Estado no tiene el poder de hacerlo por falta de legitimidad. “Las elecciones, que era lo que generaba esa legitimidad, hoy ya no alcanzan”, explica.

Y es acá donde la comunicación empieza a ser importante. Porque la comunicación es, esencialmente, una herramienta de diálogo entre el gobierno y el ciudadano. Una herramienta para hablarle y para escucharlo. En ese diálogo, se empieza a generar una forma de lograr esa legitimidad necesaria.

Uno de los problemas más resaltados a lo largo de las dos jornadas, es que en la mayoría de los casos los gobiernos confunden la herramienta de comunicación con una herramienta electoral. Ahí, el teléfono descompuesto descompone la relación entre los representantes y sus representados. No hay diálogo, y se dificulta lograr la legitimidad.

Menos tiempo para ser legítimo

La pérdida de poder de legitimación de las elecciones comenzó a ser suplida por otros modos de legitimarse. El problema en este punto es que ninguna de las estrategias proyectadas hasta aquí en la Argentina, como país, logró instalarse. En algunas provincias, como Misiones, parece haber aparecido una fórmula útil para esto.

Facundo Nejamkis, politólogo de vasta experiencia en la gestión pública, expuso cómo desde Néstor Kirchner hasta Alberto Fernández, las estrategias para conseguir esa legitimidad que ya no dan las urnas fueron cambiando, al tiempo que la paciencia de la gente se fue achicando. “La gente está enojada”, explica Nejamkis. Y lo está porque parece haber una desconexión entre lo que necesita del gobierno y los que estos les ofrecen. Un problema de fallas comunicaciones. Otra vez la necesidad del diálogo.

Para Nejamkis, Néstor Kirchner tuvo 4 años para construir “su mito de gobierno” y lograr legitimidad a través de consensos políticos y sociales. Cristina Kirchner no los tuvo, en apenas 2 años la sociedad ya le exigía tener ese mito. Lo encontró, lo construyó. Pero al tiempo la sociedad empezó a exigir más. Ya no logró reinventarlo.

Con Mauricio Macri la paciencia fue más corta, en 2 años la sociedad le bajó el pulgar porque ese “mito de gobierno” no aparecía, o al menos no satisfacía las necesidades de la ciudadanía. Alberto Fernández apenas tuvo un año de tiempo, y el derrumbe comenzó. Todo esto es posible leerlo, y así lo demostró Nejamkis, a partir de las imágenes de gestión que se expresan en las encuestas. El tiempo del pico más alto de imagen positiva y el derrumbe en el que la imagen negativa supera a la positiva es cada vez más corto.

El próximo gobierno, sea de quien sea, tendrá menos tiempo aún para encontrar esa legitimidad. Será importante entonces interpretar debidamente que es lo que está necesitando la ciudadanía argentina. Para eso será importante, entonces, dialogar con la ciudadanía de una forma correcta. Sobre todo para entender que la ciudadanía no estaría buscando soluciones mágicas a sus problemas, sino más bien algo de certidumbre.

Acá un paréntesis. Se puede establecer una diferencia entre gobiernos nacionales y los sucesivos gobiernos de Misiones. En la tierra colorada se logró establecer una legitimidad que perdura en el tiempo. Los cambios bruscos que tuvieron las gestiones nacionales, en Misiones no existieron. Desde el 2003 a esta parte el esquema del gobierno provincial goza de una legitimidad tal que le permite mantenerse en la gestión, sin grandes sobresaltos electorales, cambiando incluso a quienes ejercen el Poder Ejecutivo. Podría ser Misiones, tal vez, un caso a revisar para quienes pretendan conseguir esa legitimidad tan necesaria para gobernar.

Carla Yumtle durante su exposición en La Usina del Arte. / Foto: Damián Cunale

Comunicar gobierno y no candidatos

Explicó Belén Amadeo que estos problemas de legitimidad “impactan de lleno en la gobernabilidad”. Por eso consideró que “es tiempo de repensar el diálogo con el público, que ya no puede ser lineal”.

Esto es, repensar y profesionalizar la comunicación de los gobiernos. Este fue un eje que se planteó desde el inicio del encuentro. La necesidad de profesionalizar la comunicación de los gobiernos, y de entender que comunicación gubernamental no es lo mismo que comunicación electoral. Deben estar debidamente separadas y distanciadas para que puedan ser efectivas, cada una en su rol. Desafío difícil el que se proponen estos especialistas, en un país donde se vota cada 2 años y donde los funcionarios, en la mayoría de las veces, están más pendientes del voto que de la gestión.

“La comunicación gubernamental permite ordenar ese diálogo haciendo a la gestión más transparente, ordenando el juego político, identificando problemas. Y así aportando legitimidad”, explicaba Amadeo. Mejorar ese diálogo es mejorar los gobiernos, lo que al mismo tiempo es mejorar el proceso democrático.

Así, en palabras del consultor Gustavo Córdoba, “para tener mejores niveles democráticos, se necesita mejorar la comunicación de gobierno”. Entonces trabajar esa comunicación es importante, porque permitirá también reforzar el sistema político de gobierno, permitiendo estar mejor parados a la otra de tener que gestionar crisis.

Aquí dos “confusiones” que resaltó Córdoba, entre las tantas que expresó. Por un lado la confusión entre comunicación política y marketing político. No son lo mismo, y así lo explica el Consultor, “los políticos confunden comunicación de gobierno con marketing político. La diferencia es grande, la comunicación aporta contexto, algo que el marketing no hace”.

Por otro lado, lo que decíamos antes de confundir la comunicación del gobierno con lo electoral/personal. “Los funcionarios confunden comunicación de gobierno con comunicación personal. Las redes de los organismos son una fiesta de gerundios”, expresó Córdoba. Por esto, Córdoba llamó a “pensar la comunicación como un servicio más al ciudadano”.

Gober.Mental

Esto de comunicar como un servicio al ciudadano es lo que promueve profundizar y profesionalizar aún más Mario Riorda, politólogo argentino de reconocimiento continental. El consultor propone iniciar un espacio que permita pensar, investigar, revisar y promover la comunicación gubernamental en forma de servicio. Gober.Mental es el espacio en el que propone revisar las prácticas comunicativas de los gobiernos, para mejorar el servicio.

Lo hace a partir del concepto de Gubernamentalidad, término acuñado por Michel Foucault que refiere a procedimientos, relaciones, análisis, reflexiones, cálculos y tácticas, que permiten ejercer el poder del gobierno.

“No se jode con la comunicación gubernamental. No es un capricho”, define Riorda. Para luego proponer como ejes centrales para una buena comunicación de gobierno trabajar en “la relación con la prensa; generar una reputación en la opinión pública; gestionar un sistema marcario; tener capacidad organizativa; tener una gestión digital; poder gestionar los riesgos; poder gestionar las crisis; tener una cogestión institucional; lograr un gobierno abierto y promover la innovación en la gestión”.

Así, en este contexto, se propone que la comunicación ya no puede ser considerada como una actividad secundaria de un gobierno, en la que simplemente se cuentan las cosas que hace el funcionario. La comunicación de gobierno debe transformarse en una política de Estado, al nivel de la educación, la salud o el desarrollo social. Porque es con la comunicación como los ciudadanos sabrán que servicios les brinda un gobierno, y ese gobierno sabrá, a través de la comunicación, cuales son las necesidades que los ciudadanos buscan que se les resuelvan. Porque la comunicación de los gobiernos ya no debe ser lineal, debe ser un diálogo.

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