Abriéndose camino de la mano de la ingeniería

Liz Geraldine Zschach siempre tuvo claro su objetivo de viajar por el mundo, estudiar, formarse. De muy joven dejó su cálido hogar, en la localidad de Leandro N. Alem y se instaló en Posadas para cursar la carrera de Ingeniería Química en la Facultad de Ciencias Exactas, Químicas y Naturales de la Universidad Nacional de Misiones (Unam). Hoy tiene 27 años y va por su tercer título en una disciplina que le apasiona.

Además de la ingeniería obtenida en la Unam, es magíster en Ingeniería Química por el Polytechnic Institute of Bragança (IPB) en Portugal, doble titulación que alcanzó en 2020 mediante el convenio entre la Unam y el IPB.

Desde septiembre de 2021 vive y trabaja en Alemania, donde está terminando su doctorado en el Instituto de Ciencia e Ingeniería de Fabricación en la Universidad Técnica de Dresde, la más grande de ese país.

“Desde el primer momento que comenté que quise viajar y conocer varios países, expandir mi campo profesional, tuve el apoyo de mis padres. Estoy lejos de ellos, pero no siento la distancia”, sostuvo Liz, en diálogo con El Territorio, en su paso fugaz por Posadas, donde se reencontró con el lugar que la vio nacer: el laboratorio de la calle Colón.

“Vine de vacaciones y aproveché a pasar por la facultad donde empecé trabajando. Siempre me gusta volver y mantener el vínculo que construí acá”, contó, al tiempo que anunció su regreso a sus labores en Alemania la próxima semana.

“Estoy en la división de las superficies tratadas con láser, en esa área yo combino la tecnología de ellos con lo que ya venía trabajando acá, que es la resistencia a la corrosión. Sería cómo hacer que un material tenga más resistencia a la degradación, o sea, cómo hacer que ese material tarde más tiempo en degradarse”.

“Cuando estaba estudiando Ingeniería Química, en Exactas, empecé a trabajar en el área de Investigación y Desarrollo con la doctora (Claudia) Méndez y luego, viajé a un congreso en Alemania donde me puse en contacto con este científico argentino muy conocido que actualmente es mi director de tesis, doctor  Andrés  Lasagni. La beca mediante la cual hago el doctorado es una beca muy prestigiosa de intercambio alemán, se concursa, participan varios científicos de diferentes partes del mundo y permiten que los seleccionados vayan a Alemania a realizar su doctorado”, explicó la joven ingeniera.

El resultado de tantas horas de dedicación a la ciencia se hizo visible en los concursos y postulaciones que le permitieron a Liz abrirse camino en el mundo.

“Cuando era estudiante de Exactas concursé por una beca que la otorgaba Sociedad Argentina de Materiales y la Embajada Alemana a los quince mejores del país, yo quedé sexta en el orden de mérito. El tema es que cuando gané esa beca, yo ya había aplicado para la beca de doble titulación a través del convenio entre la Unam y el IPB, de Portugal. Las dos becas al mismo tiempo. Básicamente me fui a Portugal y después al congreso de Alemania”, relató.

“El título de magíster me permitió trabajar, porque es válido en todo Europa, por eso siempre destacó ese convenio que tiene la Unam”, resaltó la menor de cuatro hermanos que confiesa amplia unidad familiar pese a la distancia física.

“En la secundaria había estudiado inglés y antes de ir a Portugal te exigen una constancia del nivel inglés, así que rendí en la escuela de idiomas en la Facultad de Exactas para demostrar mi competencia. Y allá hice los cursos de portugués europeo. Si bien vengo de familia de inmigrantes alemanes y algo manejaba el idioma, pero justamente la beca de este doctorado incluye una beca para estudiar alemán, así que hablo los cuatro idiomas”, señaló.

“Creo que el idioma es una de las barrera más importante que tenemos para abrirnos al resto del mundo. El área académica tiene un muy buen nivel pero hay que trabajar siempre la barrera del idioma”, aseveró.