Celebración de San Cayetano

Entregarse a la esperanza

Miles de fieles honraron ayer al santo del pan y el trabajo en la provincia. En Posadas, el mensaje de la misa principal fue creer en la providencia divina y actuar acorde a los valores que Cayetano impulsó
domingo 08 de agosto de 2021 | 9:01hs.
Entregarse a la esperanza
Entregarse a la esperanza

Con ánimos renovados, tras un 2020 aislados, los feligreses y trabajadores honraron a San Cayetano en su día. A pesar de que la incertidumbre sobre la salud y la economía permanecen, la fe también se alinea al modelo de esperanza de adaptarnos y seguir peleándola día a día.

‘‘En este mundo tenemos que arremangarnos, trabajar, buscar la justicia, buscar la paz... de la familia, del pueblo, pero confiando en Dios. Confiar en Dios no significa bajar los brazos, significa conseguir fuerzas de donde sólo Dios pueda hacernos llegar. Sentir la alegría, la paz, la esperanza del que confía’’, postuló el sacerdote Javier Machado, que presidió la celebración principal a falta del obispo de la diócesis capitalina.

Hubo en total 10 misas ayer para que los posadeños dieran su manifestación de fe a San Cayetano. No faltaron la venta de pancitos, estampitas y otras tradiciones típicas.

Con un sol y una brisa ideales, la caravana motorizada que llevó la imagen del santo desde el barrio Yacyretá, donde se erige la Iglesia en su honor hasta la costanera, reunió a numerosos autos que escoltaron a Cayetano en todo su trayecto. La nueva modalidad de procesión, culminó minutos antes de las 17 con la escultura frente a la iglesia. Allí, se desarrolló la misa central por la tarde con gran asistencia de fieles que se unieron en el pedido de pan, salud y trabajo.

Si bien el año pasado la fecha no pasó desapercibida a pesar de la pandemia, la convocatoria fue escueta y en este 2021, que se vislumbra mas esperanzador, cientos de personas dijeron presente en la tarde de ayer. Mientras unos poquísimos privilegiados se ubicaron dentro del templo, muchos buscaron escuchar el mensaje desde afuera. Intentando respetar una distancia mínima, la mayoría se lamentó que la reja fuera un límite físico que no le permitiera vivir la experiencia completa de la misa.

‘‘Pensamos que la misa iba a ser afuera, por el aire libre y la cantidad de gente. Al final nos quejamos de como van los colectivos pero acá estamos todos’’, dijo Nilsa que fue acompañada de su nieta y una amiga de esta última. ‘‘Todos los años venimos a agradecer por la salud que nos está dando y en especial por trabajo para los jóvenes. Por un trabajo seguro y no una solución pasajera como un plan o salir a changuear’’, agregó la mujer del barrio San Gerardo.

A unos metros, amparada por la frondosa sombra de un árbol, Elisa que vive cerca de la Terminal Quaranta, explicó que cada año viene a hacer los honores al santo. En esta ocasión la acompañaron unos sobrinos de Candelaria, por primera vez. Algunos devotos que llegaron temprano fueron los que primero se apostaron frente a las rejas mirando hacia el templo, incluso las mujeres mayores solicitaron unas sillas para poder transitar la misa sentadas.

El patrono del pan es llamado ‘Padre de la Providencia’ y en esa línea se enfocó Machado para sostener el mensaje de la homilia en que debemos confiar en que Dios no abandonará a la humanidad.

‘‘San Cayetano nos ha mostrado un camino de confianza en la providencia. Él, intercediendo por nosotros, nos muestra cada día que vale la pena confiar en Dios sobre todo cuando nos estamos hundiendo’’, remarcó Machado e insistió en que ‘‘aferrarnos a Dios significa aferrarnos a las virtudes de nuestra fe, de la esperanza, de la caridad, del amor, la fraternidad, el perdón y la generosidad’’.

‘‘Aprendamos con San Cayetano, el maestro que ha puesto su esperanza en el padre y no ha sido abandonado’’, cerró.

‘‘Siempre lo que pedimos, se cumple y nosotros también cumplimos’’, alegó en consonancia, Vicenta Alejandra o ‘Polaca’ para los amigos. Junto a su hija Marisa y a su octogenaria prima María Aurora, ‘Chonga’, dijeron presente una vez más en Yacyretá, seguras de depositar la fe y la esperanza en un ejemplo de santidad como Cayetano, que según narran las epopeyas, vivió para los pobres y fue uno de los mayores defensores de la caridad.

Hoy, en una realidad desbordante de crisis, sanitaria, económica, educativa y una creciente falta de certezas sobre aspectos tan básicos como la salud, la fuerza de Cayetano se volvió indispensable para seguir recorriendo el camino. Por eso, miles de personas salieron ayer a manifestar su fe, en las misas, en las ofrendas, en simplemente decir presente así fuera por un rato en Yacyretá, a ‘saludar’ al santo y a pedir un poquito de envión para continuar en la rueda de la vida.

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