Reencuentros en la víspera de Nochebuena

El abrazo más esperado

Familias enteras aguardan, en el aeropuerto de Posadas, la llegada de sus seres queridos. Distanciados por todo un año de pandemia, el contacto finalmente es celebrado por todos
jueves 24 de diciembre de 2020 | 6:00hs.
El abrazo más esperado
El abrazo más esperado

Las estaciones son lugares icónicos de despedidas y reencuentros. Todos hemos vivido alguna historia  que comienza o termina allí. Sin embargo el 2020 arrojó por la borda cientos de proyectos, planes, rutinas y los aeropuertos y terminales se vaciaron. Desoladas, como el corazón de esos familiares que se vieron forzados a estar alejados, aislados, sin contacto físico posible, no es de extrañar que la algarabía fuera copando poco a poco estos espacios, una vez rehabilitados. Con la Navidad, que todo lo potencia y tras meses sin visitar a ese ser querido entrañable, esa reunión fue, inevitablemente, una explosión de emoción.

Así se vivieron los últimos días los arribos en el Aeropuerto Libertador General José de San Martín, de Posadas, atestado de ávidos anfitriones.

Pasadas las 20, unas de las primeras en llegar fueron Zulma,  Ariana y Milagros. Mamá y hermanas respectivamente, esperaban a Gabriela que hace más de diez años vive en La Plata, donde trabaja como médica. Prepandemia solían verse asiduamente a pesar de que hace muchos años Gabriela no puede venir para las fiestas. Pero el 2020 y su distanciamiento terminó de dar el envión para que esta Navidad la celebre en familia, a esa que no ve hace un año. “Acá estamos, ansiosas”, explicó Ariana. “Porque hasta último momento no sabés si llega o no, si sale bien el test y demás, pareciera que toda la ansiedad típica de estas fiestas se triplica”, confesó en la previa.

Una puerta corrediza nos separa. Son unos instantes pero parecen una eternidad... desde detrás de las rejas aguardamos con una impaciencia sostenida, cada movimiento desde que el avión se acerca, con la necesidad de que ese artefacto volador detenga su motor y sentir que el abrazo está más cerca.

Allí, observando al avión detenidamente estaban Jazmín y Lucas Cardozo.“Bienvenido, papi”, se leía en el cartel que llevaban para sorprender y animar a su papá Cristian, que desde hace tres meses trabajaba en Neuquén.

Las veredas que rodean el espacio de arribos se van colmando de inquietos. Todos vibran en la misma sintonía, hay una atmósfera en la que se entremezclan la ansiedad, la alegría y la empatía de reconocerse en la historia emotiva del otro.

Tras once meses sin verse, una en San Vicente y la otra en Capital Federal, María y Rocío se fundieron en un inagotable apretujón. Madre e hija debieron afrontar en soledad y distancia toda la pandemia.  “Realmente me hizo falta”, relató María. “Fue brutal y de golpe, pero gracias a Dios pudimos subsistir y nos pudimos reencontrar”, postuló.

Globos, corridas, festejos, llanto, silencios y alaridos expresaron ese amor contenido. Abuelas, hijos, tías, amigos, parejas rompieron con la racha de estar separados.

Sin poder contener su emoción Gabriela Acuña y Matías Corvo sorprendieron a Tamara Pedrozo con un globo que anunciaba será madrina de su pequeña hija. Gabriela y Tamara son amigas de toda la vida, pero esta última -médica en Buenos Aires- no conocía a su ahijada porque hace un año no viene a Posadas y al sostenerla por primera vez, no aguantó las lágrimas.

Entre murmullos, algunos vecinos compartían sus particularidades: a quién esperaban, hace cuánto y otras perlitas. “Esto es la realidad, no una película”, se escuchó por lo bajo.

Es que a pesar de parecer una escena montada, la pandemia transformó el sector de arribos, lo inundó de sentimientos encontrados y una explosión de contacto vedada y apenas contenida como nunca, en videollamadas. En definitiva, una perfecta postal de amor en plena víspera de Navidad.

“Siempre que me siento pesimista por cómo está el mundo pienso en la puerta de llegadas del aeropuerto de Heathrow. La opinión general da a entender que vivimos en un mundo de odio y egoísmo, pero yo no lo entiendo así. A mí me parece que el amor está en todas partes. A menudo no es especialmente decoroso ni tiene interés periodístico, pero siempre está ahí. Padres e hijos, madres e hijas, maridos y esposas, novios, novias, viejos amigos... Cuando los aviones se estrellaron contra las Torres Gemelas que yo sepa ninguna de las llamadas telefónicas de los que estaban a bordo fue de odio y venganza; todas fueron mensajes de amor. Si lo buscás, tengo la extraña sensación de que descubrirás que el amor, en realidad está en todas partes”, dice Hugh Grant, interpretando a David en Love Actually (Richard Curtis, 2003), clásica comedia navideña.

Ficción y realidad que parecen compaginarse hoy, una vez más, para relatar un pedacito de historia, también en esta parte del planeta. 

Desde el minuto uno del aterrizaje aguardan a sus seres queridos.
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