¿Qué es y qué hace Greenpeace Argentina?

“Denme el control de la economía de un país no me importará quién haga sus leyes”. Mayer Amschel Rothschild (1743-1812).
viernes 17 de diciembre de 2004 | 2:00hs.

El sistema que representa la ingeniería social, y sus mecanismos de inducción , tales como la acción psicológica, además de los métodos de manipulación e influencia subliminales en su aplicación, parecen ser complicados. Aunque su funcionamiento es tan fácil de explicar, que puede compararse con el sistema de comunicación básico que consta de un emisor, un mensaje, un canal y un receptor.

El poder mediático
Cuando uno se pregunta que tanto puede influir una información sobre nuestra conducta, la respuesta es simple, sencilla y comparable con situaciones cotidianas, como por ejemplo: cuando en diferentes medios se refieren a una creciente ola de asaltos o de inseguridad. Como se trata de una sensación o estado de ánimo, al salir a la calle uno comienza a tomar ciertas precauciones o a desconfiar de cualquier transeúnte.
La precaución o prevención es la misma que la de salir con un paraguas o un piloto si se escuchó algún pronóstico de lluvia; es como un reflejo inducido. Por más que esta reacción haya sido producto de la deducción lógica del hecho de que si estuviera por llover sería mejor llevar paraguas para evitar mojarse, la deducción fue plenamente inducida. Todas estas formas de manipulación que tienen por objeto influenciar conductas, actitudes y estados de ánimos de un público objetivo determinado, se denominan acciónes psicológicas.
Es un simple y sencillo mecanismo de concientización, aplicado y dirigido de manera masiva o selectiva bajo cualquier tipo de ideología que lo use, como una de las armas silenciosas por excelencia mediante la cual efectuar un ataque sobre un grupo humano o blanco determinado en cualquier aspecto, ya sea político, económico, ideológico, cultural, étnico o religioso.
Es conocido el trabajo de investigación llevado a cabo por los departamentos especiales del Ministerio de Defensa británico encargados de la “Psicological Warfare” (guerra psicológica) y el profundo conocimiento sobre éste campo,  adquirido junto a sus pares estadounidenses.
Conocedores de la ventaja del aprovechamiento logrado por la Inteligencia Cultural Estratégica (ICE) desarrollada por el Foreign Office consistente en el conocimiento total y absoluto de la historia, cultura, religión, política, idiosincrasia, contradicciones de un país determinado,  los británicos han sabido aprovechar el conocimiento o la inteligencia a un nivel superior sobre un nación elegida para explotar sus contradicciones, provocar guerras civiles, luchas sociales y conflictos étnicos, raciales, culturales, políticos y religiosos a lo largo y ancho del mundo.
Aunque menos sangrientas, más baratas, redituables y efectivas, la aplicación de la ingeniería social y la acción psicológica en la globalización, ha encontrado su uso en campañas por manejar los nuevos mercados.
Eso es a lo que se ha dedicado una de las empresas inglesas de acción psicológica, la que se ha servido de la ecología y la defensa de los espacios verdes para la adquisición de mercados y recursos estratégicos en pro de la Gran Bretaña, a la vez que se ocupa también de destruir todo desarrollo tecnológico autóctono por parte de cualquier país que afecte sus propios intereses.
Este es el caso particular de la conocida firma empresarial Greenpeace, conformada como sociedad anónima cuyo accionar; aunque a nivel global, coincide unilateralmente en la defensa de intereses de la Gran Bretaña.

¿Quién es quién en la Argentina?
 Con mucha pompa publicitaria y orientada hacia sectores jóvenes y no tan jóvenes, Greenpeace se presenta como una organización ecologista holandesa de carácter internacional dedicada a la “Protección del medio ambiente y la ecología”, según reza su objeto social, con el que figura inscripta en el estatuto de su fundación en el registro de la Inspección General de Justicia (IGJ), de nuestro país.
Greenpeace Argentina, con domicilio en Mansilla 3046. Capital Federal, teléfono 4962-0404, fue constituida el 12 de enero de 1987 en la Escribanía de David P. Rocca. Los estatutos fueron aprobados por la IGJ (Resolución 000884 del 14 de diciembre de 19877, expediente C-10.139), nombrándose autoridades en dicha oportunidad al organismo directivo:
Presidente: Beatriz María Alasia de Heredia, argentina residente en el exterior; secretaria: Tani Marilena Adams, argentina con nacionalidad británica y residente en el exterior; tesorero: Stephan Gregory Sawyer, británico con residencia en el exterior; consejero: Jorge Romano, también residente en el exterior.
Los trámites fueron iniciados el 17 de noviembre de 1986 por Georgina Gentile, domiciliada en Capital Federal, con poder especial de la Internacional Stiching Greenpeace Council, obtenido ante el escribano público Paul Gerard Ardagh, de Lewes (Reino Unido).
Greenpeace Argentina se constituyó en un primer momento con un patrimonio base de 10 mil dólares reconociéndose como parte de una organización internacional y miembro del Stiching Greenpeace Council cuyos fundadores fueron David Mc Taggart y Ben Metcalfe.

Bancos que utiliza
Greenpeace en Argentina hace uso de los servicios de las siguientes entidades financieras: Banco Citibank de Buenos Aires, Banco Citibank de Nueva York, y Banco Nación.
Lo interesante de los ejercicios económicos de esta entidad son sus detalles sobre los orígenes de fondos, cuyas subvenciones que provienen del extranjero reflejan los importantes montos de dinero recibidos, los que  superan a todas las formas de recaudación propias. El hecho evidentemente pone para muchos al descubierto la acción de lobby que -a través de estos fondos- se ejercen sobre Greenpeace para acciones específicas.
Cuando se piensa por ejemplo, en la costosa campaña contra la exportación de un reactor de fabricación nacional, donde trabajan técnicos del prestigioso Instituto Balseiro y de la Comisión de Energía Atómica, con destino a Australia (compitiendo contra firmas británicas y canadienses y otras europeas), pocos pueden imaginarse que la preocupación de Greenpeace Argentina se deba exclusivamente a motivos ambientales y de los eventuales destinos de los residuos australianos que eventualmente podrían llegar a nuestro país.

Publicado en el sitio Nac&Pop (www.seprin.com)