“Mi hija denunció a mi pareja por violación y dije que él no existía”

miércoles 09 de octubre de 2019 | 4:00hs.
“Mi hija denunció a mi pareja por violación y dije que él no existía”
“Mi hija denunció a mi pareja por violación y dije que él no existía”
Por Daniel Villamea

Por Daniel Villamea Corresponsalía Oberá

Reconoce que la culpa la atormenta, que siente vergüenza por lo que hizo y teme que su actitud tenga consecuencias irremediables en la conducta de su hija, una menor de 15 años que denunció que fue abusada por la pareja de su madre, quien en primera instancia negó la existencia del hombre y dejó como fabuladora a la adolescente.
Pero el sujeto existe y durante nueve años mantuvo una relación sentimental con la progenitora de la presunta víctima. En tanto, la semana pasada la menor corroboró la acusación en Cámara Gesell.  
“Mi hija denunció a mi pareja por violación y declaré que él no existía. Cuando mi hija más me necesitó le di la espalda y tengo mucha culpa por eso”, confesó en diálogo con El Territorio. 
El hecho que se investiga se habría registrado en diciembre del año pasado, cuando la adolescente aún tenía 14 años y se encontraba sola en su domicilio, circunstancia que habría sido aprovechada por el sospechoso para besarla en la boca y manosear sus partes íntimas. 
“No tengas miedo, vas a ver que te va a gustar”, le habría dicho el sujeto, según consta en la denuncia que posteriormente radicó ante la Comisaría de la Mujer.  
Si bien la adolescente aseguró que le recriminó por su actitud y manifestó que le contaría lo sucedido a su mamá, el acusado la habría amenazado: “Te conviene callarte la boca porque si no va ser mucho peor para vos”.
Por ello guardó silencio, al tiempo que comenzó a evidenciar cambios en su carácter y se tornó incontrolable para la progenitora. 
Así, el 20 de abril se fugó de su casa y al otro día se presentó junto a una amiga y la mamá de ésta en sede policial para denunciar el presunto abuso.    
“El 21 de abril me llamaron a la Comisaría de la Mujer y cuando llegué me informaron que mi hija denunció que mi pareja la violó. En ese momento no sólo que no le creí, sino que negué la existencia del hombre”, reconoció apenada. 

“Le di la espalda”
La mujer explicó que durante nueve años mantuvo una relación sentimental con el acusado, aunque no vivían juntos porque el sujeto está casado y tiene tres hijas. 
“Comenzamos a salir cuando mi hija tenía 6 años y casi todos los días venía a mi casa. Incluso, como yo trabajo en horarios rotativos y a veces me toca de noche, en ocasiones él venía a ver si mi nena estaba bien. Nunca sospeché nada, y ella tampoco nunca antes me contó nada. Era como el padre”, explicó. 
De todas formas, remarcó que no tiene excusa por haber hecho lo que hizo, nada más y nada menos que negar la existencia del presunto violador de su hija, lo que generó un daño enorme en la menor.
“El día que ella hizo la denuncia, acompañada por una amiga y la mamá, yo directamente negué que mi pareja existía y la dejé como una mentirosa. Prioricé la tranquilidad de él, el hecho de no afectar a su familia, antes que a mi hija”, se sinceró con lágrimas en los ojos. 
La actitud de la progenitora no hizo más que dilatar el avance de la causa judicial, además de afectar el carácter de la menor. 
Al respecto, indicó que “como yo no le creí, empezó a ir mal en el colegio y terminó abandonando. En mayo fue a la casa de un amigo y terminó en coma alcohólico y después tuvo un intento de suicidio. Ese día yo estaba trabajando y se cortó el brazo. Empezó a sangrar mucho, se asustó y le llamó a una amiga que me avisó a tiempo”.  

Tres veces víctima
Lamentó que su hija se tornó incontrolable y desde mayo no va al colegio porque era víctima de bullying. “Les contó a unas compañeras lo del abuso y ellas desparramaron”, comentó con una mueca de tristeza.
Así, la menor fue tres veces víctima: del presunto abusador, de la reacción posterior de su mamá y de las burlas de su entorno.
En tanto, si bien en primera instancia la mujer negó la existencia del acusado, con el correr de las semanas fue atando cabos y llegó a la conclusión de que la versión de su hija podría ser cierta. 
“Antes de la denuncia ya la notaba muy cambiaba, pero pensaba que era cosa de la edad. Estaba siempre chinchuda y peleábamos mucho, pero yo creía que el enojo era porque no le dejaba salir. El día que se escapó habíamos tenido una discusión porque quería ir a la casa de una amiga a la que yo no conocía”, recordó.
La menor desapareció el 20 de abril y le dejó una nota a su mamá: “No te preocupes, voy a estar bien”.
“Llegué de trabajar y me encontré con la nota arriba de la mesa. Fui a la Primera para hacer la denuncia y de ahí me llevaron a la Comisaría de la Mujer. Al otro día me llamaron para decirme que había aparecido y estaba haciendo una denuncia que mi pareja la violó. Yo no podía creer, y no tuve mejor idea que negar que la persona existía”, insistió. 
Ese mismo día se enteró que el abuso se produjo en diciembre, circunstancia en la que estaba trabajando de noche.  
“Después me puse a pensar que esa madrugada, a las 3, mi ex pareja le llevó a mi nena a mi trabajo porque supuestamente tuvo miedo, siendo que ella nunca tuvo miedo de quedarse sola”, recordó. 
Semanas más tarde realizó una ampliación de denuncia donde reconoció la existencia del sospechoso y de la relación que mantenían. Al mismo tiempo le informaron de las consecuencias del falso testimonio.  
“Yo estaba enamorada y mi pareja me manipuló, pero no es excusa. Hoy me doy cuenta que debería haber dicho la verdad desde el principio”, reflexionó. 

Temor por represalias

Tal como reconoció la progenitora, la causa judicial que se tramita en el Juzgado de Instrucción Dos se vio demorada por acción de ella misma, ya que en un primer momento negó la existencia del acusado. “Recién la semana pasada se hizo la Cámara Gesell, casi seis meses después de la denuncia, pero soy consciente de que todo es culpa mía. Todo se demoró porque yo le protegí a mi ex pareja”, mencionó en diálogo con El Territorio. Es más, confesó que luego de la denuncia de abril volvió a verse un par de veces con el sujeto, pero no en su domicilio. “Yo le preguntaba y él negaba, y llegó un punto en que decidí cortar y le pedí las llaves, pero hasta ahora no me las devolvió. Eso también me da miedo, porque no sé si puede tomar represalias”, alertó.