Luego de 144 días aislados, los abuelos volvieron a recibir abrazos

miércoles 12 de agosto de 2020 | 5:00hs.
Luego de 144 días aislados, los abuelos volvieron a recibir abrazos
Luego de 144 días aislados, los abuelos volvieron a recibir abrazos
María Elena Hipólito

Por María Elena Hipólito sociedad@elterritorio.com.ar

“Me inundó una emoción muy grande, lo recibí con los brazos abiertos”, dijo sonriente Adelia Montenegro, que el pasado 30 de mayo cumplió 88 años, y fue una de las ancianas que ayer volvió a recibir un abrazo después de más de 140 días de no poder tener contacto físico con nadie a raíz de la llegada del coronavirus.

Es que desde el lunes, el Hogar San José Obrero en Posadas -donde vive y la cuidan-, implementó una cortina transparente con mangas para que los abuelos puedan ser abrazados por sus seres queridos. La medida se llevó adelante para mitigar la depresión  y la angustia que sentían los adultos mayores por tantos días de encierro.

Adelia contó además que se casó de joven pero por alguna razón Dios no le dio hijos; los familiares que tiene están en Buenos Aires. “Me quedé solita y por eso a los chicos y chicas jóvenes los adoro y los que están acá en el hogar son mis hermanitos de corazón”, aseguró. Por eso no desaprovecha el cariño que una persona le da cuando se acerca para charlar por más que no sea de su familia.

El abrazo esperado lo vivió también Sandra Laseiras, que ayer también pudo volver a abrazar a su madre después de tanto tiempo. “Me dieron permiso para entrar diez minutos el día de su cumpleaños pero todo vestidas las dos con los elementos de protección pero no le podía tocar ni siquiera las manos”, contó Sandra, que se entusiasmó mucho con la idea, aunque su madre por las complicaciones de su edad, no pueda expresar lo que verdaderamente siente.

“Se agarran y no se sueltan más”
Abrazar es un acto simple, pero ese gesto de dos cuerpos que se estrechan durantes unos pocos segundos activa un sinfín de sensaciones de bienestar, felicidad, relajación además de ser un canal de liberación del estrés.

Una de las complicaciones que trajo aparejada la llegada del coronavirus fue la necesidad imperiosa, por el bienestar general, de evitar cualquier cercanía y el contacto físico más aún entre personas no convivientes. Y en ese contexto, la población que más sufre la falta de afecto frente a frente son los adultos mayores.

“Es una idea que surge de la angustia que genera todo esto del aislamiento. Si bien al principio se la bancaban bastante bien y entendían la situación llegó un momento en el que no hubo forma de contenerlos. Tenemos muy seguido abuelos con crisis de angustia, algunos deprimidos y entonces la visita continuó desde el exterior, el familiar se para del lado de afuera del portón y tiene que estar un poco más lejos pero se podían ver, podían charlar”, contó Rosa García, acompañante terapéutica del hogar.

El sitio alberga en total a 20 personas, de las cuales sólo dos son hombres y el resto mujeres que tienen entre 69 y 93 años. Si bien las videollamadas con la familia de los ancianos se tratan de hacer todos los días, a ellos no les es suficiente, 144 días de cuarentena les pesa en el cuerpo, en el ánimo.

“A partir de eso y de la angustia que se genera diariamente vimos la posibilidad del contacto físico, del abrazo. No sabés lo que se genera en ellos a nivel químico cerebral, es una alegría tremenda por más que esté el plástico de por medio. Están felices, se agarran y no se sueltan más. Nos dio muchísimo rédito porque es increíble la felicidad que les dio a ellos y a sus familiares”, señaló.

Rosa aseguró que el cambio en el estado de ánimo de los abuelos, que están felices y quienes ya recibieron la visita de sus familiares no paran de hablar de ello con los demás. “El abrazo es lo mejor que hay porque es contenedor, relajante, de protección, muchísimas cosas libera el cerebro a partir del abrazo”, aseguró.

La cortina de abrazos estará disponible todo el tiempo que sea necesario y los abuelos lo necesiten para sentirse mejor.

“En época de no pandemia los abuelos son lamentablemente de descarte para la sociedad. Reconstituir a un ser humano en la vejez es inclusive más complicado, nosotros tratamos, desde nuestra filosofía, es siempre darle dignidad, darle autonomía, que la persona que esté al lado sepa que la dignidad del ser humano no caduca nunca”, finalizó Rosa.