Los altos precios en alimentos inducen a cambios de consumo y malnutrición

miércoles 16 de octubre de 2019 | 3:00hs.

Por Nazarena Torres politica@elterritorio.com.ar

La escasez de recursos económicos, la inflación y la pérdida de poder adquisitivo obligan a las familias argentinas a realizar un cambio de hábitos, principalmente en los barrios más vulnerables. No sólo se dejaron de comprar las primeras marcas, sino que se opta por buscar promociones y adquirir productos en los mayoristas.

Es que los alimentos de primera necesidad, alcanzados por la medida del gobierno que elimina el IVA, en sólo dos meses volvieron a incrementar sus precios y ya alcanzan los valores que tenían antes de las elecciones primarias e incluso en muchos casos los superan.

En ese sentido, también cambian los comestibles que se llevan a la mesa. Ya no se eligen productos frescos o de mejor calidad, sino que toma preponderancia el precio, sin importar muchas veces que el menú no alcance los valores nutricionales aconsejados por los especialistas en salud.

Todo esto se da, además, en el marco de la declaración de emergencia alimentaria que mantiene en alerta a las autoridades de las provincias y comunas.

Elegir las grasas

La Secretaría de Salud de la Nación dio cuenta en septiembre último de los alarmantes números que elevan el nivel de malnutrición, sobre todo en niños.

En pequeños de 0 a 5 años se detectó un 7,5 por ciento de baja talla, mientras que el exceso de peso alcanzó al 13,6 por ciento (10% sobrepeso y 3,6% obesidad).

También el Instituto Nacional de Estadísticas y Censo (Indec) publicó los datos de pobreza e indigencia en el que aparecían algunas conclusiones: el 52,6 por ciento de los niños y adolescentes de 0 a 14 años están por debajo de la línea de pobreza.

Por su parte, el Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana (Isepci), junto a organizaciones sociales como Barrios de Pie, realiza una medición de los indicadores que reflejan las condiciones de vida de distintos sectores de la sociedad, como el Índice Barrial de Precios y el Indicador Barrial de Situación Nutricional.

Isaac Rudnik, director de dicho instituto de investigación, se refirió a la situación actual y mencionó el importante cambio en el comportamiento del consumidor que viene teniendo lugar en los últimos años.

“En los barrios fundamentalmente el problema tiene que ver obviamente con los ingresos que, si bien siempre son escasos, en los últimos tiempos la escasez se agudizó bastante”, manifestó en comunicación con el programa Acá te lo contamos por Radioactiva 100.7.

Aclaró que “eso lo que viene produciendo es un corrimiento del consumo de alimentos que tienen mayores nutrientes, valor nutritivo como las carnes, verduras, lácteos, hacia productos más ricos en grasa como las harinas y algunas carnes más baratas y que son ricas en grasa”.

Al mismo tiempo, explicó que “estos productos más baratos permiten que se puedan cocinar guisos que de alguna manera llenan la panza, también se hacen tortafritas, mate cocido para los chicos, sin leche, con pan y mucha azúcar para llenarlos”.

Esto sin lugar a dudas afecta a los niños que necesitan -en su proceso de crecimiento- consumir lácteos y productos ricos en proteínas.

“Obviamente esta situación no deja de tener consecuencias graves, porque aparecen en franjas etarias de 0 a 14 años situaciones de malnutrición importante en las que prevalece la obesidad y sobrepeso, que son consecuencia de esta muy mala alimentación”, dedujo quien también fue fundador del Movimiento Libres del Sur.

Derivados

Asimismo, Rudnik se refirió a la nueva tendencia de compra que se inclina por adquirir los bebidas a base de lácteos -por ejemplo– debido a que son más baratos que los lácteos propiamente dichos.

“Los productos que son derivados de leche o yogur lo que esconden es que no son exactamente el tipo de producto que uno busca disponer, es un envase parecido pero ponen productos en que el componente lácteo es mínimo”, aclaró.

Seguidamente, aseveró que conseguir productos frescos como frutas y verduras a buen precio también es difícil, ya que hay algunos alimentos que se encarecieron de forma repentina.

“El morrón fue de lo que más se encareció. Sí hay muchos alimentos que han dejado de consumirse y aparecen en las estadísticas como un parte de un proceso de baja de consumo generalizado. Se acentúa en los productos frescos, frutas, verduras”, sentenció.

Y adujo que “es habitual que uno va a la verdulería y el morrón se vende por mitad o un cuarto porque es el intento del comprador pueda ponerle al menos un pedacito. El morrón entero es casi prohibitivo, por lo menos en los hogares de menores ingresos”.

Sin descenso de precios

Por su parte, el especialista en economía Damián Di Pace comentó que cuando se implementó la quita del IVA a los alimentos, hubo una tergiversación ya que se creía que eso iba a generar un descenso en los precios, “pero no fue así, porque en el acumulado la mayoría de los productos están por encima de ese 21 por ciento del IVA”.

“Obvio que si no hubiese estado esa medida, el aumento iba a ser aún mayor, pero lo que hay que rescatar es que la quita del IVA hizo incrementar el consumo de las categorías, lo que permitió a las empresas incrementar el precio en forma más considerable y eso es lo que terminamos viendo en góndola”, afirmó.

Remarcó que “en el mes de agosto tuvimos una fuerte caída de consumo, que fue la peor de muchos años y en el acumulado de todos los meses hubo una caída del 10 por ciento. Estos incrementos demuestran un cambio de desplazamiento post Paso que pasó a ser en grandes compras comerciales en los mayoristas”.

“El stockeo sirve para tener los productos y evitar los aumentos futuros, y eso llevó a que se incremente el uso de la tarjeta de crédito, a eso es lo que llamamos que se registró un cambio de comportamiento del consumidor”, analizó.

Relacionadas: Hamburguesas y pañales, los que más subieron en septiembre “El Norte es la región más postergada en obra pública”