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La primera experiencia frente al volante

sábado 03 de agosto de 2019 | 21:59hs.
Imagen Ilustrativa
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Después de tanta planificación, de ahorrar, de pensar, de sacar números y hacer cuentas, por fin se da el momento de adquirir un auto. Una vez tomada la decisión y con los papeles firmados, comienza la tarea de, para quienes aún no lo saben, aprender a manejar.

Si bien lo más común es que un amigo o familiar tome el rol de profesor, hay otras personas que prefieren dirigirse a institutos donde un profesor calificado toma las riendas del caso. Esto muchas veces se debe a que, además de tener más conocimientos del tema, un profesor extraño no recurrirá a las famosas discusiones íntimas que suelen darse entre dos amigos o entre parejas a la hora de enseñar o aprender.

“Vos siempre acelerado”, “tenés que aprender en la ruta porque la calle es más complicada”, “tenés que aprender porque no puedo estar llevándote a todos lados”, son algunas de las exclamaciones que tanto hacen enojar a los aprendices, ya que un familiar o amigo no suele tener la paciencia suficiente para este trabajo, aunque hay excepciones, claro está. Aprender a manejar supone un esfuerzo tanto para el que enseña como para el que aprende, porque sentarse frente al volante es una responsabilidad muy grande que, si se hace mal, pone en riesgo la vida de los peatones y de todos los ocupantes del vehículo, no sólo del conductor. Así que además de aprender a controlar el pie en el acelerador, el estudiante debe conocer el significado de todos los indicadores que tiene el auto, las normas de tránsito y cómo está
diagramada la ciudad en la que vive. La responsabilidad es sumamente importante al subirse al vehículo.

Según el informe anual realizado por el Observatorio Vial, la Dirección General de Tránsito de la Municipalidad de Posadas, el Instituto Provincial de Estadística y Censos de Misiones y el Instituto Superior de Seguridad Vial, “para más del 50% de los conductores, el principal riesgo que siente al salir a la vía pública es el siniestro de tránsito. Los conductores de sexo femenino usan el cinturón en un 65% mientras que los hombres lo hacen en un 35%. El 33,5% dice haber
conducido al menos una vez después de haber consumido bebida alcohólica y al menos el 20% por ciento de los autos pasa en rojo”.

Estos números son alarmantes y generan ansiedad en quienes van a salir a la calle por primera vez. Es por eso que desde que se empieza a aprender a manejar, hay que saber respetar las reglas de tránsito y así evitar tragedias.

“Hay requisitos para las escuelas de conductores, por eso el principiante lo que tiene que hacer es acudir con una persona o una empresa profesional, que enseñan técnicas que reducen el margen de siniestro. No se trata solamente de aprender a llevar el auto, la idea es que aprenda técnicas referentes a la conducción segura para la zona urbana. Esto le va a servir para toda la vida, hay técnicas para salir en la pendiente, hay técnicas para el estacionamiento, en qué revoluciones hacer cada cambio según la inclinación del terreno… Hay cuestiones muy importantes que la mayoría las hace instintivamente pero no lógicamente, entonces el vehículo se deteriora más, gasta más combustible y su conducción es más insegura”, explicó Rubén Tamis, técnico superior en Seguridad Vial.
 
El paso a paso más difícil

Para miles de aspirantes, empezar a circular a diario puede ser un desafío. Distracciones, nervios, ansiedad y finalmente miedo pueden convertir esta aventura en una pesadilla.

Ponerse al volante durante las primeras semanas produce un fuerte impacto psicológico. Aprender a conducir un automóvil no es una habilidad que se tenga desde el primer intento o la primera sentada en el asiento del conductor. Lleva su tiempo y horas de práctica desarrollar un estilo de conducción.

En este sentido, Tamis comentó a El Territorio que “el proceso del aprendizaje no es para nada fácil. Conducir es difícil y enseñar es más difícil todavía. Esto no se aprende con retos ni con presiones ni con exponerse a peligros innecesarios, hay toda una metodología de trabajo que se empieza desde cero. Es decir, hay que aprender qué pie corresponde a cada pedal, cómo colocar las manos para hacer los cambios, cómo trasladar la mano en un volante y demás.

Generalmente los principiantes chocan los portones y los postes porque no trasladan correctamente las manos en el volante, esas pequeñas cosas deben aprender, como también por qué se les apaga el vehículo cuando largan el embrague en primera, esto pasa porque la mayoría está apoyando el talón en el suelo, en el piso del auto, y el talón tiene que estar elevado, el eje no tiene que estar en el tobillo, el tobillo tiene que estar bloqueado y venir con toda la pierna para poder sostener el embrague cuando el auto inicia la marcha y no se le apague. Y así hay miles de aspectos a tener en cuenta”.

Es por ello que desde el momento que se decide ser conductor, se debe ser responsable, tanto para aprender como para salir a la calle.

La mente en este momento clave

Para ponerse al volante por primera vez es necesario tener cuenta una serie de recomendaciones útiles, por ejemplo, calmar los nervios.

Con toda seguridad, este es el enemigo número uno de los conductores novatos, que afecta más a la población masculina que a la femenina. Como quiera que sea, todos los usuarios deben evitar exponerse a situaciones que fomenten el nerviosismo.

Con respecto a los miedos, el licenciado Ramiro Giuliani (M/P 465), psicólogo clínico y director de Terapias Integradas en Salud Mental, indicó que “siempre que hablamos de la conducción de un vehículo, hablamos de un área en nuestros pensamientos que intenta mantener el control. No sólo en nuestro espacio exterior sino también en la psiquis, en ese mundo interno. De esto cabe inferir que puede existir una cantidad de distracciones a la hora de desempeñar dicha tarea, tanto externas como internas a nosotros. Lo fundamental es poder activar esa lógica que muchas veces ocupamos frente a situaciones límites y accidentes, que nos genera ese instinto de supervivencia.

Es decir, mantener la calma y la compulsión del pensamiento frente a un hecho puntual que nos genere temor”.

“Existen variados temas que se pueden tocar respecto a las dificultades para realizar dicha tarea, desde tener miedo a chocar, verse con alguna dificultad de tránsito o
hasta dañar a terceros y al vehículo. Lo importante es no dejar que el miedo se transforme en la angustia futura de la cual perdamos el control completamente. El
cuidado por el otro, conocer las normas y reglas de tránsito, suma, ya que también promueve a la sana convivencia. Para ello es necesario enfrentar desde la certeza de un pensamiento sereno y positivo”, expresó.