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“La persona que dejó así a mi marido nos arruinó la vida”

jueves 11 de junio de 2020 | 6:49hs.
“La persona que dejó así a mi marido nos arruinó la vida”
“La persona que dejó así a mi marido nos arruinó la vida”
Julio César Báez (43) se desempeñaba como albañil, ocupación con la que podía mantener a su familia. Incluso a veces trabajaba hasta los domingos con el fin de que no le faltase nada a su mujer e hijo. Pero todo cambió de un momento a otro y en la actualidad su situación es de completa dependencia. 

El 2 de junio del año 2018 sufrió un accidente que le cambió la vida para siempre. Conducía una motocicleta hasta que, sobre la calle Pionero Heidinger de la ciudad de Eldorado,  fue impactado -según su testimonio- por una mujer al mando de un automóvil. Este impacto dejó a Julio en silla de ruedas y una injusticia latente ya que nunca se supo quién fue la responsable.

Ayer El Territorio estuvo en su casa y dialogó con Verónica Beatriz Villalba (32), concubina de Julio, quien detalló indignada que “a mi marido lo chocaron y dejaron tirado sobre la calle. Él venía a buscarme y nunca llegó”. El siniestro ocurrió  cerca de las 18.45, pero Verónica se enteró recién a las 20, cuando la Policía le avisó que estaban por trasladar a su marido a Posadas. Estaba muy grave.

En la actualidad Julio tiene problemas de memoria y se encuentra en silla de ruedas con la mitad izquierda del cuerpo inmovilizado. También sufrió un ACV durante una operación. A pesar de sus dificultades para hablar, sus palabras fueron contundentes: “Sé que fue una mujer la persona que me chocó. Si algún día la veo y la memoria me permite, voy a reconocerla”. 

Condiciones actuales
La pequeña casa de Julio y Verónica tiene un espacio reducido de dos metros cuadrados en los que se encuentran la sala, el comedor y una cocina sin mesada. Los platos se lavan afuera, en la pileta de lavar la ropa. La habitación también es de medidas reducidas. De todas formas se siente el calor de hogar que Verónica y su hijo le brindan a Julio. Sólo buscan dar una vida mejor.

Sobre el día del accidente, la mujer recordó que “cuando me presenté en emergencia él estaba irreconocible. Tenía un hundimiento de cráneo , le tuvieron que hacer una descompresión cerebral. Estaba muy malherido. Estuvo 20 días en coma con un ojo dilatado”.

La cirugía principal fue en el sanatorio IOT de la capital provincial, pero para completar su odisea a los cinco días contrajo  neumonía, un virus hospitalario, y le tuvieron que hacer una traqueotomía. El 23 de junio del 2018 fueron al Madariaga. 

En su estadía en terapia intensiva Verónica buscó que él se sienta de la mejor manera y, además de los cuidados diarios, también decoró la habitación con los colores del club de los amores de Julio, Boca Juniors.

En términos futbolísticos, aclaró, se encuentra en la vereda de enfrente. “Tenía mucha fe en que iba a salir de esa situación, Dios siempre nos acompañó”, agregó. 
Tras varios días en el Madariaga volvieron a la Capital del Trabajo en julio del 2018, donde continuó con las atenciones médicas internado en el hospital Samic local hasta el 10 de agosto, cuando finalmente recibió el alta.

“Cuando logró estar despierto los médicos no podían atenderlo porque él solo dejaba que yo lo toque. Desde el IOT nos mandaron un colchón antiescaras y el motor para aspirar las secreciones de la tráquea y lo llevé a mi casa”, describió la entrevistada.

Y siguió: “En octubre le pedí a mi hermano que le traiga una traqueotomía fonatoria para que él pueda hablar. A partir de allí empezó la rehabilitación, estuvimos así durante un año hasta que vi que no subía de peso. Lo sentaba en una silla, le daba yogurt, Baggio, Ades, todo lo que él pudiera digerir”.

El proceso para alimentarlo era más que complejo, indicativo de las terribles secuelas del siniestro: “En ese entonces él se alimentaba de sopa que era procesada, hervida, colada y después debía volver a exprimir. El último jugo que le daba en una mamadera especial”.

“Hoy en día está un poco mejor y tengo esperanzas de que mejore mucho más; no un cien por ciento, pero un poco más. Ahora le damos leche en polvo y eso le ayudó a recuperar peso, por eso aunque es costosa trato de que no le falte”, indicó la mujer.

A la espera de una pensión
Julio tiene el cien por ciento de discapacidad. En diciembre del año 2018 su esposa hizo los trámites en Anses para una pensión que mejoraría la calidad de vida de su esposo, algo que se vio entorpecido por la burocracia del sistema. “Hice todos los papeles y cuando voy a entregar me dicen que en ese momento ya se hacía todo digital. Realizo el trámite digital, me arreglaron una cita en Anses para octubre del año pasado y me dijeron que para enero del 2020 íbamos a cobrar su pensión por discapacidad. Pero hasta ahora nada”, amplió con decepción.

De todas formas aclaró que en los últimos días recibió la visita de autoridades locales de Anses, quienes se comprometieron a darle celeridad a su trámite. “Necesitamos mucho esa plata porque así le doy una mejor vida. Él usa pañales y tampoco son baratos. Mi cocina mide un metro por 1.50 y para poder cocinar debo abrir la puerta del baño para usar la luz. Eso no es nada higiénico para él ni para nosotros”, describió Verónica.

En cuanto a lo legal, la mujer lamentó que “no hemos tenido suerte con los abogados ya que todos nos prometen algo pero nada hacen. Me gustaría que la persona que dejó a mi marido en este estado pague, porque nos arruinó la vida”. 

Por último también dejó sus suspicacias respecto a la investigación: “El accidente se produjo cerca de la fábrica Dass, que dieron las grabaciones de la cámara de seguridad a la Policía, pero a mí hasta el día de hoy no me dejaron ver esas grabaciones. No entiendo por qué; necesitamos justicia”.