Juan de Dios de Arjonilla, el Cabral español de San Martín

domingo 25 de mayo de 2014 | 0:00hs.
Homenaje.
Homenaje.

El pueblo de Arjonilla, en la provincia de Jaén, en Andalucía, España, cuenta con apenas 4000 habitantes aproximadamente. De tierras rojizas, su principal producción es el aceite de oliva. Su encanto turístico trasciende la hermosa planicie donde se halla enclavada, pues guarda un tesoro histórico para los americanos y a la vez envuelve de orgullo a la comunidad arjonillera. Allí se desarrolló, un 23 de junio de 1808 la batalla de Arjonilla donde se destacó por su enorme valor el futuro Libertador de América, don José de San Martín, entonces un joven oficial de 30 años al servicio de las fuerzas independentistas españolas.
Esta batalla en tierras andaluzas tuvo lugar entre tropas españolas y francesas en el período conocido en la historia de la madre patria como las Guerras de la Independencia.
El ejército napoleónico se encontraba en Andújar a cuyo frente se encontraba el general Dupont. El ejército español, por su parte, provenía desde Córdoba hacia Andújar intentando desalojar de esa plaza a los franceses. Una vanguardia española formada por 21 soldados, al frente de los cuales estaba el teniente José de San Martín, se encontró con un grupo de 50 coraceros franceses, que al ver a los españoles retrocedieron en busca de una mejor posición hasta la Posta de Santa Cecilia, muy cercana a Arjonilla. Hacia allí los persiguieron las fuerzas de San Martín resultando muertos 17 franceses, según el parte de batalla que destaca el valor de don José.  Al respecto allí se indica que, “los enemigos estaban formados en batalla, creyendo que San Martín con tan corto número no se atrevería a atacarlos, pero este valeroso Oficial únicamente atento a la orden de su jefe puso a su tropa en batalla y atacó con tanta intrepidez, que logró desbaratarlos completamente, dejando en el campo 17 dragones muertos y 4 prisioneros, que aunque heridos los hizo conducir sobre sus mismos caballos, habiendo emprendido la fuga el oficial y los restantes soldados con tanto espanto, que hasta los mismos morriones arrojaban de temor”.
Esta acción fue publicada con todo detalle en la Gaceta de Sevilla el 29 de junio de 1808 y se le conoce como Combate de Arjonilla por haberse firmado en este poblado el parte de la misma.
Pero lo destacado de esta batalla no fue sólo este triunfo español, primer eslabón de la independencia del dominio napoleónico, sino que allí el fervor de San Martín en el combate lo puso en serio riesgo de vida. A punto estuvo el Libertador de América de haber sido muerto por las fuerzas enemigas si no hubiese sido auxiliado por un valiente soldado, Juan de Dios, del cual la historia no ha registrado su apellido, quien al ver a su Capitán rodeado de enemigos se hizo presente y derribó a un francés de su caballo, luchó con otros dos y hasta sirvió de escudo humano para protegerlo, según narra la historia que enorgullece al pueblo arjonillero. Juan de Dios quedó herido, pero siguió luchando. Un Sargento de Húsares de Olivencia, Pedro de Martos, según indica el parte de batalla  ayudó a San Martín a ponerse de pie y le ofreció su caballo. Los españoles ganaron la batalla, San Martín fue ascendido a Capitán y Juan de Dios, condecorado. En 1984 fue colocada en Arjonilla por iniciativa de la Embajada Argentina una estatua ecuestre en homenaje al General San Martín y al soldado que en este hecho de Arjonilla le salvó la vida.
La historia tiene esas cosas que la destacan como ciencia humana y que crea próceres sublimados por estatuas de bronce y anónimos que condimentan aquellas historias personales. La lectura de este hecho nos conduce irremediablemente al mucho más conocido acto valeroso del sargento saladeño Juan Bautista Cabral quien ofrendó su vida para salvar la del Gran General. Enrolado en las filas sanmartinianas en 1813, Juan Bautista era hijo de don José Jacinto Cabral un indio guaraní y de una esclava negra, según infiere la historia, doña Carmen Robledo. Ambos se hallaban al servicio del estanciero Luis Cabral de donde presumiblemente José Jacinto perdió su apellido guaraní para incorporar el de su patrón, como era costumbre entonces en estas tierras del litoral argentino.
Según se ha escrito en la historia oficial, el valiente sargento correntino puso su cuerpo como escudo entre las bayonetas realistas y su jefe, el general San Martín,  resultando, en consecuencia, gravemente herido en la Batalla de San Lorenzo. Si bien no murió en el campo guerrero, falleció muy poco después de la victoria, en el convento de San Lorenzo, utilizado como hospital de campaña.
Dos Juanes imponentes en la gloriosa historia del máximo héroe americano, Juan de Dios y Juan Bautista. Uno, de un pequeño pueblo agrícola andaluz y el otro de una zona culturalmente semejante, del campo correntino. Ambos arriesgaron su vida por el gran prócer y, en gran medida son protagonistas fundamentales de la historia de la libertad americana.
El autor del artículo agradece los datos aportados por el doctor Diego Torruz Tendero, nativo de Arjonilla, de visita académica en la Universidad Nacional de Misiones.

Por Alfredo Poenitz
Historiador