Docentes misioneros pagan serenos para que custodien las escuelas

Sacan dinero de sus sueldos para comprar candados, rejas, alarmas y reparar los destrozos que sufren por parte de vándalos y delincuentes
lunes 27 de abril de 2015 | 13:19hs.
Enrejados.
Enrejados.

Defender la educación pública de la repitencia y la deserción, según vienen sosteniendo desde el ámbito educativo, ya no es el único desafío que atraviesan los directivos y educadores de las escuelas, quienes ahora también deben invertir dinero en la implementación de medidas de seguridad para protegerse de ataques de vandalismos.

 

El desánimo que les causa llegar cada día a la escuela y encontrar portones forzados, tejidos y vidrios rotos, y hasta la ausencia de inodoros y canillas, provocó que los docentes se organizaran para afrontar la problemática y evitar que los alumnos padezcan las consecuencias de los hechos de inseguridad.

 

Según revelaron los docentes, con sus propios medios abonan una cuota que en distintos casos varía entre 50 y 300 pesos por mes para mantener el servicio de seguridad privada, el cual puede llegar a costar hasta 3.500 pesos. La situación es tal que no pueden revelar los horarios de trabajo de los serenos a fin de evitar nuevos saqueos.

 

Tal es el caso de la Escuela Especial de Formación Integral Nº 4 del barrio Ñu Porá de Garupá, donde diariamente asisten 135 chicos discapacitados. La directora del establecimiento, Estela Morán, relató que a principio de año contrataron un servicio de serenos debido a que en diciembre del año pasado sufrieron tres robos en una semana. “Los docentes abonamos de nuestro propio bolsillo este servicio de seguridad y gracias a Dios no hemos tenido más robos desde entonces. Hasta ahora no nos han ingresado”, explicó Morán.

 

No obstante la directora indicó que gracias al apoyo de los padres y donaciones particulares pudieron reponer los elementos sustraídos en los robos pasados entre los cuales se encuentran 30 netbooks, una consola de sonido, dos computadoras, un proyector de imágenes, fotocopiadora, e incluso dispositivos de apoyo que son propios de los chicos con discapacidad.

 

“Como acá funciona una panadería vendemos panes, empanadas, roscas de pascuas, pan de canela todo para reponer las cosas robadas. A principio de año hicimos una venta de pollos para cubrir algunos gastos que tuvimos; por ejemplo, las cerraduras que pusimos en las puertas de los baños, en la sala de computación y la dirección porque la última vez que entraron nos rompieron todo. También cambiamos las puertas y pusimos rejas”.

 

Asimismo indicaron que si bien solicitaron ayuda al Consejo General de Educación no recibieron respuesta y ante esta situación decidieron proceder por sus propios medios. En consecuencia, los docentes resolvieron pagar de su propio bolsillo una cuota mensual para cubrir los gastos del servicio de seguridad privada.

 

“Decidimos proceder de esta forma porque como trabajamos en una escuela especial donde funcionan talleres no nos pueden faltar las herramientas para trabajar con los chicos porque eso sería nefasto. Anteriormente teníamos un sistema de alarmas pero estas no funcionaron porque nos entraron a robar igual tres veces en una semana y no obtuvimos respuestas”.

 

 

“Desde el 2010 que funciona este edificio nuevo y no paran de robar. El invierno pasado tuvimos que llevarnos a nuestras casas todas las cosas de valor como las computadoras y los equipos de sonido, pero a pesar de eso nos robaron de vuelta”, expresó la directora del establecimiento Laura Morínigo.

 

La escuela tiene 550 alumnos en sus tres turnos, allí mismo funciona un comedor y hacen uso del edificio otras cuatro instituciones; sin embargo debido a los robos sólo le queda un inodoro en el baño de varones y una canilla. Además, para iniciar el nuevo año escolar debieron reponer 37 ventanas debido a las roturas de los cristales que sufrieron por parte de vándalos de la zona, para lo que hubo que invertir cerca de 17 mil pesos con la colaboración exclusiva de los padres de los alumnos.

 

Con respecto a las medidas de seguridad que adoptaron desde la escuela, Morínigo contó que en el 2013 pagaron durante todo el año un sereno. “Hacíamos locro, pollo, rifas y los docentes colaboran con un monto mensual para pagarle al sereno. La verdad que terminamos el año y sentíamos como una injusticia porque en total le pagamos al sereno como 25 mil pesos. Entonces dijimos basta, esto no da más, era como un esfuerzo sobrehumano que hacíamos el plantel docente, el directivo y los padres por supuesto”.

 

Posteriormente luego de rescindir el servicio de la seguridad privada, el establecimiento volvió a ser blanco de los ladrones del barrio. “Después de que no le pagamos más a los serenos nos entraron a robar un montón de veces. Este fin de semana largo pasado sufrimos el saqueo del siglo. Se llevaron inodoros, cableado, fluorescentes, reflectores para el lugar de deportes, se llevaron las tortuguitas que iluminaban la parte externa del patio, todas las canillas; incluso los bebederos por lo que tuvimos que poner las canillas de plástico para que los chicos tomen agua”.

 

Asimismo, la directora contó que si bien consideraron volver a contratar el servicio de seguridad privada, no lo pudieron hacer porque cuando empezaron a juntar los fondos para el guardia nocturno los tuvieron que emplear para abonar el sueldo a las cocineras del comedor de la escuela.

 

“Nosotros trabajamos de manera extendida y la escuela absorbe ese gasto. Lo que necesitamos ahora es poner malla sima en todas las ventanas porque en dos aulas se la llevaron completa, con el marco y todo. Necesitamos esa protección para que no lleven las ventanas y no rompan los vidrios. Evaluamos poner cámaras pero es difícil porque las van a romper. Por suerte, ahora tenemos a la Policía de la Seccional Decimotercera y al Comando acá afuera, gracias a un pedido que hicimos ante la situación que estamos viviendo. Ahora lo que necesitamos es restaurar todo lo roto”.

 

En la misma chacra 248 de Posadas -zona tristemente conocida por su inseguridad- también funciona el Bachillerato Orientado Polivalente (BOP) 17 donde día a día conviven con los robos.