Rueda de la energía
Entre la Primera y Segunda Guerra Mundial, el país recibió a cientos de inmigrantes que escapaban del horror, y uno de ellos fue Andrés Pigerl. Oriundo de Regensburg, Alemania, llegó a la tierra colorada en el año 1926, con 21 años. Primero se hospedó, junto a otros inmigrantes, en el Hotel Magestic (3 de Febrero y Santa Fe), hasta que consiguió comprarse un terreno en el que edificó con sus propias manos la casa y el taller que hasta hoy siguen en pie.
Justamente sobre la calle Santa Fe, camino a la Costanera, se encuentra este gran volante de un grupo electrógeno, que daba luz al taller metalúrgico del pionero Pigerl. Con una correa plana, transmisiones y un motor de marca Deutz, este artefacto, moderno para la época, se abastecía de gasoil para mover las maquinarias del taller, cuya actividad ayudó a que Posadas tenga un continuo crecimiento, y también el interior de la provincia, creando piezas metalúrgicas y llevando motores y grupos electrógenos para dar luz a varios pueblos, principalmente a Oberá. Con el tiempo, llegó la electrificación y la zona se volvió residencial, pero este gran volante descansa en el portón de entrada del taller, como testigo y partícipe de la historia posadeña.