2021-07-23

El debate se iniciará el 25 de agosto en el Tribunal Penal Uno de Oberá

Padre e hijo serán juzgados por una serie de robos calificados y abuso

En abril de 2017 asaltaron a dos mujeres en Campo Grande. Luego los vincularon con otros dos hechos similares. Fue clave el testimonio de la novia del más joven.

El 9 de abril de 2017, dos mujeres denunciaron un hecho de robo y violación perpetrado en una chacra de picada San Luis, municipio de Campo Grande. Las víctimas fueron una anciana de 73 años y su hija de 52.

Según la denuncia, los dos delincuentes que ingresaron a la casa tenían pasamontañas, las maniataron con el cable de una plancha y las golpearon. No conformes con el botín de 60 mil pesos en efectivo, antes de abandonar la propiedad violaron a la más joven frente a su propia madre.

A mediados de mayo del mismo año, el trabajo conjunto de la Brigada de Investigaciones de la Unidad Regional II y de la Secretaría de Apoyo para Investigaciones Complejas (Saic) posibilitó las capturas de Luciano B. (entonces de 24 años) y Luciano B. (46), padre e hijo.

El primero fue aprehendido en Posadas y el segundo, en Oberá. Para ese entonces, ambos ostentaban un amplio prontuario.

Los resultados de los estudios de ADN permitieron establecer las responsabilidades del abuso sexual que padeció la hija de la propietaria de la chacra.

También fue clave el testimonio de quien era novia del más joven de los implicados. Entre otras cosas, comentó que a las pocas horas del robo en Campo Grande su pareja le compró un celular caro.

Una vez detenidos, los investigadores los relacionaron con una serie de ilícitos perpetrados anteriormente en la zona Centro con el mismo modus operandi.

En consecuencia, a partir del próximo 25 de agosto y durante tres jornadas, padre e hijo serán juzgados por el Tribunal Penal Uno de Oberá por varios hechos de robo calificado y abuso sexual.

Violencia extrema
El robo y violación en picada San Luis se registró el domingo 9 de abril de 2017, alrededor de las 21.20, en perjuicio de una mujer de 73 años y su hija de 52, ambas viudas.

Tras abusar de la última, los delincuentes escaparon en la camioneta de la víctima -una Chevrolet S-10 color gris doble cabina- con un botín de 60 mil pesos en efectivo, dos teléfonos celulares, una pistola Tala de calibre 22 milímetros, un revólver calibre 32 milímetros, una escopeta calibre 14 de un cañón y una mochila con elementos personales.

Fueron dos los delincuentes que ingresaron a la casa, tenían pasamontañas y no portaban armas de fuego, salvo las que luego robaron de la propiedad. Las maniataron con el cable de una plancha y las golpearon con un trozo de manguera y un gajo de pino.

Si bien la septuagenaria siempre tomaba precauciones para su seguridad y a determinada hora se encerraba y llaveaba la casa, se presume que los malvivientes sabían que dentro de la vivienda no posee buena señal de celular y debe salir a un sector alto del patio para poder comunicarse.

Pero alguien les facilitó su número y la llamaron, la señora salió para atender y entonces la sorprendieron vulnerable, la redujeron fácilmente e ingresaron a su casa.

Una vez dentro hicieron lo mismo con su hija, tras lo cual golpearon a ambas y les exigieron dinero en efectivo. Una vez que dieron con la plata, violaron a la más joven frente a su propia madre.

Intervino la Saic
Si bien desde un primer momento la Policía realizó una serie de allanamientos y detenciones, los mayores avances se dieron a mediados de mayo del mismo año, a partir de pesquisas técnicas realizadas por personal de la Saic.

En consecuencia, en la ciudad de Posadas fue aprehendida una pareja de obereños, quienes fueron identificados como Luciano B. y Priscila C. (19); mientras que en Oberá capturaron a Luciano B., padre del joven detenido en la capital provincial.

Posteriormente, la Justicia recepcionó los resultados de las pruebas de ADN sobre el material recolectado en la escena del crimen y las víctimas para cotejar con las muestras aportadas por los sospechosos, lo que arrojó mayor luz sobre los hechos.

Así, se pudo establecer las responsabilidades del abuso sexual que padeció la hija de la propietaria de la chacra. En tanto, la joven que estaba detenida decidió contar su verdad y complicó seriamente a su pareja y al padre.

Si bien manifestó que no tenía conocimiento de las actividades ilícitas de su concubino, aportó datos concretos sobre el día del hecho, como también de las jornadas posteriores.

Contó a las pocas horas del robo en Campo Grande su pareja le compró un celular caro.

Luego, por orden del Juzgado de Instrucción Dos, la chica recuperó la libertad. En tanto, será citada como testigo en el juicio contra los imputados.

Las pruebas
El expediente de la causa tiene un cúmulo de pruebas que comprometen seriamente a padre e hijo. En el allanamiento del departamento de Posadas los investigadores hallaron un teléfono celular de las víctimas y dos armas de fuego sustraídas en el mismo hecho.

Precisamente, la Saic rastreó el aparato robado en picada San Luis y eso los llevó hasta los sospechosos.

También fue sustancial el aporte de testigos de la colonia, quienes declararon que el día del hecho observaron la presencia de un Renault Megane gris que circulaba en la zona y tenía las llantas en forma de estrellas.

Con ese dato, la Policía llegó hasta una vivienda de calle Necochea, en Barrio Norte de Oberá, donde capturaron a Luciano B., propietario del vehículo.

Tampoco es un dato menor que tanto el padre como el hijo poseen antecedentes penales.

En el marco de la investigación hubo una decena de detenciones en diferentes puntos de la zona Centro, incluidos dos jóvenes del barrio San Miguel, en cuyo poder la Policía incautó neumáticos similares a los de la S-10 robada.

Días antes la camioneta fue encontrada incineraba en una plantación de la zona. Se presume que los autores del hecho la desarmaron y luego borraron las evidencias.

En este punto habrían entrado en acción de los jóvenes detenidos en San Miguel, quienes podrían haber oficiado como reducidores de los elementos sustraídos del rodado.

 

Vinculación con otros hechos

Más allá de las otras pruebas acumuladas, fuentes del caso reconocieron que de no ser por el cotejo de ADN hubiera sido difícil relacionar a los acusados con otros casos de características similares. Pero el análisis de los rastros genéticos posibilitó dar con ellos, a pesar de los años transcurridos.

“Hay algo que se activa en la mente del violador cuando ve reducida a la víctima. Es parte de su psicología. Es un impulso irrefrenable, se siente superior y le excita el temor que infunde. Pero a la vez deja rastros y pruebas”, explicaron.

Fue así que los investigadores lograron relacionar a los detenidos con otro hecho registrado en mayo del 2013, cuando desconocidos irrumpieron en una vivienda y robaron alrededor de 50 mil pesos en efectivo.

Además, los delincuentes violaron a la esposa del propietario del inmueble. El hecho ocurrió en el barrio Villa Svea y, en primera instancia, la familia afectada no radicó denuncia policial por temor a las amenazas.

De todas formas, los detalles del hecho ganaron la calle y la fiscalía penal en turno activó la investigación de oficio.

Semanas más tarde se registró un hecho similar en Villa Sommer, sobre ruta nacional 14, a dos kilómetros del acceso a la localidad de Guaraní.

Según las víctimas, los delincuentes irrumpieron armados, golpearon al dueño de casa y redujeron a su esposa, su hija y una nieta de cuatro años.

Uno de los sujetos amenazó con violar a la joven, pero su padre los enfrentó y recibió tres disparos, tras cual los delincuentes escaparon. El valiente accionar del progenitor salvó a su hija, pero casi le costó su propia vida y padece secuelas permanentes.

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