2019-04-25

La hora argentina, su historia

Jorge R. Ferrari

Por Jorge R. Ferrari jyferrari39@gmail.com

En nuestro país, antes de la difusión del ferrocarril y del telégrafo, no había una mayor necesidad de que se usara una hora única, y por lo tanto cada pueblo, cada ciudad y cada organismo tenían su propia hora. Esto se hizo crítico a finales del siglo XIX, generándose discusiones académicas, institucionales y diplomáticas sobre la implantación de una hora única en todo el país.
Una reseña sobre esta cuestión hasta puede generar sonrisas por las anécdotas que sucedían; por ejemplo, había pueblos en los que la hora del mismo era la del relojero más cotizado, o sea el que tenía la mayoría de los clientes.
Los sucesos determinantes del horario eran la salida y la puesta del Sol. Como hoy sabemos, esta “hora solar” es diferente según el lugar que estén uno u otros, dado que la Tierra gira alrededor del Sol y sólo quienes estén sobre el mismo meridiano tendrán la misma hora solar (meridianos son las líneas que dividen el Globo Terráqueo en “gajos”, así como los paralelos lo dividen en “rodajas horizontales”).
En Argentina, la distancia que hay entre Córdoba y Mendoza temporalmente es de 19 minutos (1.474 km horizontales entre sus respectivos meridianos). Como la definición de día solar es el tiempo que transcurre entre dos pasos sucesivos del Sol de un día para el siguiente en un mismo lugar, y dado que la órbita de la Tierra alrededor del Sol no es circular sino elíptica y además la Tierra va a mayor velocidad cuando está más cerca del Sol que cuando está más alejada, según el descubrimiento de Johannes Kepler.
Entonces los astrónomos debieron definir cuál es el día solar medio, referido no al Sol sino a estrellas muy lejanas. Recién en el año 1894, internacionalmente se decidió unificar las horas de cada nación con referencia al meridiano de Greenwich, una localidad británica donde está el Real Observatorio Británico, dividiendo al globo terráqueo en 24 meridianos, cada uno de los cuales está separado de otro por 15 grados, medidos horizontalmente en el Ecuador, que es la línea (o el plano) que divide al Globo en dos mitades iguales, una superior (Hemisferio Norte) y otra inferior (Hemisferio Sur).
Argentina fue el primer país sudamericano en que el gobierno estableció una hora única en todo el territorio nacional –por iniciativa de la Municipalidad de Rosario– y por decreto del gobierno nacional del 25 de septiembre de 1894, se estableció que sería el meridiano de Córdoba el que definiera nuestra hora nacional. Este meridiano está cuatro horas desplazado hacia el Este del de Greenwich. O sea que cuando en Argentina son las 16 horas, en Gran Bretaña son las 20 horas.
Esta decisión requirió la intervención del Instituto Geográfico Nacional, la Academia Nacional de Ciencias de Córdoba, El director General de Correos y Telégrafos, así como el Intendente de la Capital Federal, y el estudioso Gabriel Carrasco, autor del citado decreto. Debemos señalar que este decreto fue ratificado en el año 1920, en que Argentina se incluyó diplomáticamente al sistema internacional de husos horarios.
La creación de un tiempo unificado era la de un espacio cronometrado para que las cosas, las transacciones, la información y las personas pudieran circular a un ritmo conocido y predecible.
Esto modificó los hábitos horarios de los ferrocarriles, la telegrafía, los organismos oficiales, el comercio y la industria, el transporte vial y aéreo, las comunicaciones nacionales e internacionales, etc. Con el tiempo se adhirieron las provincias y los municipios, ya que, por ejemplo, cada ferrocarril tenía su propio sistema de horarios, y un pueblo que tuviera dos estaciones de trenes de diferentes ramales, podría tener dos horarios distintos, además del sistema telegráfico nacional, que funcionaba con la hora de Buenos Aires. Quienes mandaban telegramas a otras provincias debían tomar como recaudo hasta una hora de adelanto, “por si acaso”.
Carrasco, insistentemente, argumentaba que de todos modos, pese a tener una hora única en el país, las horas solares serian distintas, tanto entre Córdoba y Mendoza (diferencia de 36 minutos) como entre Córdoba e Iguazú (48 minutos), los puntos occidental y oriental extremos de nuestro país.
La cuestión de la hora nacional se hizo candente a fines del siglo XIX, tanto porque las empresas ferroviarias no deseaban tener choques entre trenes cuyas vías se cruzaban, como las necesidades nacionales en la definición de sus límites. El sistema actualmente en vigencia, de 24 husos horarios de 15º fue propuestos por el canadiense Sanford Fleming, en 1878 y adoptado por los ferrocarriles de su país y de los Estados Unidos en 1883.
En el siglo XX, ha quedado definitivamente incorporada a la vida cotidiana la noción de diferencias horarias sobre la faz del planeta, y las historias referidas al dominio material del control y la construcción del territorio argentino no eran solamente espaciales, sino que también incluían el tiempo. Esta historia de la hora argentina ayuda a develar cómo las redes sociales y la infraestructura material de los debates y conflictos internacionales movilizaban la conformación de nuestra territorialidad.
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