El doctor Gaudioso se nutrió del conocimiento de los guaraníes

Domingo 2 de junio de 2013
Detalles. | El doctor Gaudioso y su esposa Alsira, explican los beneficios pero también algunos peligros en el exceso de consumo de plantas medicinales. | Foto: Natalia Guerrero
Los guaraníes se pintaban el rostro con el pigmento de un árbol para ir a las batallas y también curaban sus heridas, con la misma planta medicinal. El urucú o achiote (científicamente conocido como Bixa orellana), era muy popular y utilizado por los indígenas de la región, por sus propiedades medicinales. Sus semillas poseen propiedades estimulantes, digestivas, repelentes y control de triglicéridos, entre otras. En la actualidad, las semillas del urucú son comercializadas con muy buen precio para ser usadas como fuente de colorante natural y preparación de fármacos para uso interno y externo.
Pero mucho antes que se enterase el mundo sobre las bondades de las plantas medicinales, los guaraníes conocían todas estas propiedades. Este cúmulo de sabiduría la comenzaron a compartir los integrantes de la comunidad aborigen de Pozo Azul, con el doctor Guillermo Gaudioso (88).
Este médico cirujano, con residencia actual en Eldorado, junto al acompañamiento de su esposa Alsira (77), también médica, empezaron a descubrir las bondades de las plantas estando en Misiones y comprobando la notable carencia de medicamentos en los centros de salud, en una población muy empobrecida.

Los orígenes
Gaudioso hizo su arribo desde Buenos Aires a esta ciudad en 1966 para atender junto a su esposa, médica oculista, el antiguo hospital de Eldorado, ubicado por entonces en el kilómetro 4.
Descubrió las grandes carencias, cuando hacía consultorio externo todos los días con gente muy humilde. Notaba la falta de remedios y dinero suficiente para resolver los problemas de estos pobladores. “Esta pobreza me hizo pensar en las plantas medicinales”, recordó.
La cultura paraguaya fomentaba tal inclinación y así, compró libros en Buenos Aires y en Paraguay. Empezó a estudiar las propiedades de las plantas, hace más de 40 años y nunca dejó de interesarse y recomendar su uso, en determinadas dosis.
Su pasión por las plantas medicinales se ampliaría cuando en forma posterior se fundó el Sistema de Atención Médica Integral de la Comunidad, popularizada por su sigla, Samic. Entonces, pasó a ejercer como encargado del Servicio de Cirugía y a raíz de desencuentros, abandonó esa tarea. Y, ahí reconoce, comienza su verdadera historia. Fue nombrado médico de Atención Primaria de la Salud (APS), y luego jefe de esa dependencia, que muy pronto se transformaría en ejemplo en la provincia. En esa etapa formó varios agentes sanitarios en el uso de plantas medicinales.
Pero también en ese período observaría la falta de atención médica en las comunidades mbya. Por tal razón solicitó a la jefatura el hospital autorización para concurrir, dos veces a la semana, a la reserva aborigen de Pozo Azul, distante unos 50 kilómetros de Eldorado. Recordó que no siempre aceptaban los medicamentos prescriptos. “Pronto comprendí que debía compensar lo que yo sabía sobre plantas medicinales y lo que ellos hacían con las mismas. Así emprendimos juntos este trabajo”.
La tarea justamente fue un aprendizaje mutuo. En su relato a El Territorio, Gaudioso destacó la gran sabiduría de los integrantes de la comunidad.Destacó que la opinión aborigen respecto a las plantas alimenticias del monte es que “todo lo que se puede comer, se come siempre que esté establecido por tradición su uso”.
Allí desplegó la experiencia sobre plantas medicinales, fundadas en las especies botánicas de un predio de 5.014 hectáreas. Y, como el término científico no formaba parte de ningún concepto guaraní, resolvió elaborar un informe de objetivos logrados en colaboración con su esposa. Esta relación con la comunidad aborigen se mantendría en el tiempo. Ya jubilado, el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (Inai), lo contrató para que siguiera asistiendo a la comunidad. Su mujer lo siguió acompañando en esta nueva iniciativa y preparó un informe para el Inai, detallando cada una de las plantas de la zona, las indicaciones y dosis elaboradas con la comunidad de Pozo Azul, a pocos kilómetros de San Pedro.
 Además, Alsira colaboraba en la enseñanza a los aborígenes mediante la ayuda de gráficos y dibujos, de cómo cuidar de la salud.
 También Gaudioso advierte el peligro en el uso excesivo. “El aloé, es una planta peligrosa que la gente usa sin saber”. Señala que es un purgante extremadamente violento y no está indicado en absoluto a las mujeres embarazadas. “La dosis tóxica es muy variable. Su ingesta también puede producir daño real”. Por ello, insiste en fraccionar en pequeñas dosis y como uso externo exclusivamente. Además brinda a los lectores diversas recomendaciones. (Ver: Una guía natural).


Un martillo para operar

El martillo de un taller mecánico y un formón, fueron utilizados por el cirujano para la operación de cabeza de un joven que había ingresado en estado de shock, producto de una bala instalada en la frente. Los elementos manipulados por el médico como recursos de emergencia, daban muestras de la situación de precariedad en la que se encontraba aquel centro de salud ubicado en el kilómetro 4, en la zona Oeste de esta ciudad.
Hasta ese momento, la solución de los médicos de la capital del trabajo era disponer el traslado del paciente al hospital de Posadas, pero aquel joven mucho no podía esperar. Es lo que entendió el doctor Guillermo Salvador Gaudioso, quien al hacerse cargo del hospital del Pueblo y recibir al joven con la bala en la cabeza, tuvo su desafío como cirujano de intervenir al paciente pero carecía de todo.
La caja de cirugía contenía pinzas oxidadas, bisturí de una sola pieza, sin anestesista. Representó uno de sus primeros desafíos y logró salvar la vida del paciente.
Pero la alta demanda de pobladores de muy escaso recurso, y como la falta de medicamentos era una constante, haría pensar al médico en otras alternativas para traer alivio a los pacientes. Así comenzó a surgir la inclinación del doctor Gaudioso por la medicina natural.
Empezó a interesarse y descubrir desde entonces todas las potencialidades de las más diversas plantas medicinales, que abundan en Misiones, zonas de Corrientes y Paraguay.

Por Antonio Villalba
avillalba@elterritorio.com.ar


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