Un pedido desde el dolor

sábado 10 de noviembre de 2018 | 5:00hs.
María Marta Fierro

Por María Marta Fierro mfierro@elterritorio.com.ar

Finalmente, tras cinco postergaciones, el jueves pasado se concretó el debate oral y público en el que fue condenado el ex intendente de Arroyo del Medio, Cristóbal Barboza, quien en estado de ebriedad –2,14 de alcohol en sangre según las pericias realizadas en el momento– atropelló al remisero Mario Alberto Andersson y acabó con su vida. Por el siniestro, ocurrido el 19 de junio de 2016, Barboza fue destituido de su cargo de jefe comunal. Y ahora condenado a cinco años de prisión de cumplimiento efectivo en la Unidad Penal de Loreto e inhabilitado para conducir vehículos por diez años. Fue hallado culpable de homicidio culposo agravado por conducción negligente e imprudente.
La jornada resultó durísima para la familia de la víctima. Tras el debate oral y la sentencia, los tres hijos de la víctima acompañaron a su mamá y viuda de Andersson. Y depositaron flores en la tumba de su padre. Revivir el dolor, estar a metros de la persona que con su irresponsabilidad al volante le arrebató la vida del padre y esposo fueron pruebas difíciles.
Si bien los cinco años de condena que recibió Barboza no les devolverán a su padre, a los hijos les reconforta saber que Barboza recibió la pena máxima. Ya al día siguiente, con la sentencia dictada, la decisión era pasar la página. Intentar encontrar la paz. Quienes se especializan en acompañar a otros en el camino del dolor aseguran que hay una etapa en todo duelo en la que intentar encontrarle un sentido a lo que ocurrió ayuda a cerrar heridas. Marisel Andersson, hija de la víctima, está convencida de que nada mitigará su dolor. Nada le devolverá a su padre. Pero si alguna reflexión puede sacar de ese dolor infinito es un pedido a toda la comunidad: “Si tomás, no manejes”.
Y lo dice con el corazón desgarrado. Desde la certeza de que la imprudencia al volante, cuando arranca una vida no solo se lleva a una persona de este mundo para siempre, sino que destruye a toda una familia. Eso sienten los Andersson, pero no sólo ellos. La lista de familias misioneras que lloran pérdidas irreparables que son el resultado de conductas temerarias al volante crece inexorablemente. Sólo por citar un caso, esta semana marcharon por las calles de Eldorado los familiares de Javier López, el joven que murió en el acto arrollado por un vehículo fuera de control que además de terminar con su vida atropelló e hirió de gravedad a otras dos personas. La marcha tuvo como finalidad pedir que el conductor del vehículo no sea excarcelado y el cambio de carátula de la causa que investiga el siniestro. Y además son parte de un grupo de familiares de víctimas que piden modificaciones al Código Procesal Penal. Los ojos de todos ellos siguen la resolución de procesos judiciales como el de Barboza. Mientras crece el pedido de penas más duras ante la imprudencia al volante.