Se celebra hoy en Argentina el Día del Veterinario

jueves 06 de agosto de 2020 | 9:00hs.
Sociedad
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La pasión define a un profesional y en el caso de los veterinarios, hay varias pasiones que los llevan a acercarse a diferentes animales: algunos se dedican a las mascotas, otros al rubro ganadero y otros a la fauna silvestre. Dante Di Nucci, oriundo de Rosario, es uno de los apasionados por la fauna silvestre y desde diciembre se desempeña como investigador y veterinario en el Centro de Recuperación y Recría de animales Güira Oga, de Puerto Iguazú, que tiene como función principal rescatar a los animales, sanarlos y reinsertarlos -en los casos que se pueda- a su hábitat natural.

Di Nucci se recibió hace doce años, ha trabajado en varios lugares, incluidos los zoológicos y, sin embargo, su llegada a la selva misionera ha cambiado su vida, ya que se encontró con una enorme diversidad de fauna, sobre todo en la especies de aves. También con diversos problemas que en otros lugares no había podido contemplar en situ. “Yo elegí la carrera para dedicarme a fauna silvestre, para mí lo raro es el perro y el gato. Trabajo como investigador en la Fundación Azara que cogestiona con la Familia Anfuso de Güira Oga en los proyectos de conservación, y ahí fue que surgió el desafío de venir a Iguazú a trabajar in situ”.

En los meses que Di Nucci está trabajando en Iguazú ha realizado una serie de atenciones a animales y se muestra preocupado con la cantidad de perros callejeros sueltos, tanto en la ciudad como en la zona rural de la localidad de Andresito, ya que constantemente recibe animales silvestres malheridos que fueron atacados por perros.

“Durante la pandemia seguimos recibiendo animales, no sólo producto de incautaciones que realizan a lo largo del territorio de la provincia, sino que recibimos animales lastimados por perros, algunos usados para la caza y otros que están sueltos en cercanías al monte. Debería existir un sistema sanitario para controlar la población de perros en las calles para evitar esta situación”, dijo el veterinario y continuó diciendo: “Ahora estamos tratando un mono caí que fue atacado en una chacra por unos perros en Andresito, estaba muy mal herido, es uno de los casos difíciles. Hace un mes lo estamos tratando con una anestesia día por medio, perdió mucho tejido, tiene heridas infecciones, es un caso súper complejo, por suerte se está recuperando bien, pero era uno de esos casos difíciles que no sabés cómo va a terminar”.

Para Di Nucci, Iguazú cautiva por el ambiente. La selva misionera le dio la oportunidad de trabajar con una gran variedad de aves ya que es el mayor número de animales que ingresan al refugio, en su mayoría con traumas por accidentes con ventanales en hoteles ubicados en zona de selva.

“La mayor cantidad de traumas se registra en aves, son llevadas por delante por vehículos, chocan cables, se electrocutan o chocan con los ventanales espejados de los hoteles, ya que el animal sólo ve selva que se refleja en los vidrios y continúa su camino. Actualmente estamos tratando a un tucán asari fajado, que tenía el pico roto, se lo restauramos y tenía un problema en el ala, se está recuperando y esperamos pronto poder devolverlo a la selva”.

Haciendo referencia a los felinos, Di Nucci contó que actualmente en el refugio hay varios felinos que estarían listos para ser liberados, “ahora tenemos un ocelote y un yaguarundi a la espera de ser liberados, llegaron muy pequeños en muy mal estado, por suerte no tuvimos que alimentarlos con mamaderas, porque eso lleva a un acostumbramiento con el humano que después dificulta la liberación”.

“Hace unos días liberamos aves, y es lo más gratificante del trabajo porque le ponemos mucha energía física y mental para recuperarlos y no todos salen bien, ya que llegan en muy mal estado, pero devolverlos a su hábitat es más gratificante, es devolver algo de lo que recibimos”.

Güira Oga le dio a Dante Di Nucci la posibilidad de trabajar en lo que ama, seguir aprendiendo día a día, vivir una rutina que no es rutinaria ya que en la cotidianidad se encuentra con nuevos desafíos.

La rutina indefinida

Si bien los veterinarios del Centro de Rehabilitación y Recría cumplen un horario definido -ahora reducido por la pandemia- el trabajo nunca es igual y cada día es un desafío. Actualmente el centro alberga aproximadamente 350 animales distribuidos en sectores como internación, recuperación, rehabilitación y los que pertenecen al parque por no contar con la destreza suficiente para volver al hábitat, y siempre los veterinarios se encuentran con sorpresas.

“Cumplimos un horario reducido ahora pero mantenemos la guardia pasiva, a veces Gendarmería Nacional nos convoca a la madrugada por algún animal atropellado y acudimos al llamado, tratando de salvar al animal mal herido”, explicó Di Nucci.

Entre las experiencias más interesantes Di Nucci destaca la atención de un coendú mal herido: “Fue algo muy interesante, en la facultad nos enseñan a trabajar siempre preparados. Primero identificamos cómo nos puede lastimar el animal y cómo podemos lastimarlos nosotros y muchas veces tengo que trabajar con un libro al lado para hacer todo lo posible para ayudar a mi paciente”, recalcó.

“Tenemos una rutina, que no se debería llamar rutina, todo cambia todos los días y eso es lo apasionante de trabajar con animales silvestres, una cosa que me impactó fue poder reparar el pico de un tucán asari fajado, que por suerte no estaba quebrado del todo y hoy por hoy vemos que pronto estará en perfecto estado”.

El trabajo con animales silvestres presenta mayores dificultades, pero motiva a Di Nucci a superarse constantemente.

Los animales necesitan un diagnóstico preciso


Así como los humanos, los animales también padecen todo tipo de enfermedades. Les duele el estómago, tienen diabetes, se les cae el pelo, les crecen tumores y se lastiman con frecuencia. Tener un animal como mascota implica no solamente bañarlos y darles de comer, sino también atender todas sus necesidades, desde sus primeras vacunas, hasta largos tratamientos.

Pero para saber qué hacer ni bien se adopta un nuevo integrante en la familia, o qué necesita para crecer sano y fuerte, están los profesionales de la salud animal.

Los veterinarios son los únicos capacitados para dar un diagnóstico preciso sobre cualquier cuadro que presente un animal, a diferencia de lo que se cree: “Los animales se curan solos” o “al perro de la vecina le pasó lo mismo y con un collar de corcho se curó”.

A medida que pasa el tiempo, la costumbre de visitar al médico animal comenzó a pisar fuerte entre los misioneros que, con un poco más de conciencia, saben que el dolor no es sólo una cuestión de humanos. Hoy es el día del veterinario en Argentina debido a que un 6 de agosto pero de 1883 se iniciaron las clases del Instituto Superior de Agronomía y Veterinaria en el predio de Santa Catalina, provincia de Buenos Aires. Fue la primera escuela de estudios superiores de veterinaria del país.

En 1890 el Instituto Agronómico Veterinario se trasladó a la ciudad de La Plata pero ya funcionando como Facultad de Agronomía y Veterinaria. Durante años se celebró la fecha como recordatorio del inicio de la carrera en el país y como tal se la consideró por muchos como Día del Veterinario. No obstante, varios fueron los intentos de establecer otro día, pues el 6 de agosto también era compartido por los agrónomos que tenían el mismo motivo para su celebración. Sin embargo, en 1983 y mediante un decreto ley del gobierno nacional se estableció el 6 de agosto como Día del Veterinario Argentino.

Al inicio de la profesión, los veterinarios eran, en su mayoría, diplomados en el extranjero y no pasaban la treintena. Hoy en día, son más de 20.000 los profesionales y centenares de jóvenes pugnan por ingresar a la carrera, en las diferentes universidades argentinas.

Corresponsalia de Puerto Iguzú