Recibirse en cuarentena

jueves 07 de mayo de 2020 | 4:00hs.
Recibirse en cuarentena
Recibirse en cuarentena
“Si tenés claro tu objetivo aunque se presenten mil obstáculos, uno le encuentra la vuelta, lo importante es ser perseverante y no desanimarse, porque estás haciendo el camino que elegiste”, dijo Héctor Agustín Gamino (27), abogado recién recibido de la Universidad Católica de Salta, sobre el largo proceso recorrido para culminar sus estudios.
Gamino rindió su última materia el martes en la ciudad de Rosario, vía online por la cuarentena obligatoria y preventiva por el coronavirus. Apenas supo del buen resultado, llamó a su familia en El Soberbio para compartir la alegría.
“La verdad no me imaginaba recibirme así en medio de una cuarentena. Pero fue algo lindo porque era lo que siempre quise, claro que no está la familia y que se extraña porque desde diciembre que no los veo, pero como vivo con amigos en una casa festejamos, me hicieron un cartel, y, con mis papás lloramos de emoción por el teléfono”, contó a El Territorio. 
Gamino es santafesino pero se crió en El Soberbio, en una casa humilde del paraje Martín Güemes a siete kilómetros del casco urbano. El año pasado se mudó a Rosario mientras que sus padres Carmen Vargas y Ricardo Gamino, su hermana y sobrinos están en la localidad del Alto Uruguay.   
“Mis papás hicieron todo el esfuerzo, por eso sentí que quería abrazarlos, nosotros somos una familia humilde de la chacra y ellos me pagaron todo el primer año, después también empecé a trabajar para poder ayudar porque son muchas cosas, además de la cuota, la bibliografía es cara, la movilidad también”.
Mientras estudiaba, consiguió un empleo en un locutorio, luego en un instituto de inglés, en una agencia de quiniela y en un Pago Fácil. Ya en Rosario, comenzó a trabajar en un banco hasta que venció su contrato en abril. 
Para poder cursar, relató Gamino, debía trasladarse para las mesas examinadoras hasta la sede de la universidad en San Vicente, a 70 kilómetros de El Soberbio.
“Hice casi toda la carrera así, el sistema es virtual pero los exámenes son presenciales así que debía ir. La cuestión es que en El Soberbio hasta el cuarto año de cursada no tuve internet porque tenía que tener una antena brasileña, no llega señal argentina, y también estaba la cuestión de que se cortaba la luz o a veces no coincidían los colectivos cuando tenía que viajar”, ejemplificó. 
Para agilizar su trayecto educativo, el joven decidió en agosto del año pasado ir a Rosario y finalizar allí sus estudios.
“Vine a Rosario más que nada para poder recibirme más pronto, me tomó siete años la carrera y un año para rendir las materias que me faltaban. En esta ciudad es más sencillo, hay más facilidad para estudiar, hay mucha actividad cultural, mucho movimiento, está la universidad pública, pero también se extraña un poco la tranquilidad del pueblo”.                   
Explicó además que la modalidad de esta última mesa era presentar mediante una plataforma un trabajo escrito, el jurado lo leyó  y realizó la devolución por un llamado de teléfono.
“Mi última materia fue derecho concursal, subí mi informe a la plataforma  y a los 20 minutos recibí el resultado, me dijeron que aprobé, aunque la nota recién se carga en los próximos días. Ahí nomás llamé a mis papás. Para mí es un orgullo dedicarles este título, porque soy el primero de la familia que pudo estudiar en la universidad, mi mamá es ama de casa y mi papá camionero jubilado y ellos me dieron la oportunidad de estudiar”.
Ponderó que siempre tuvo el apoyo de la familia: “Yo sabía desde chico que quería ser abogado, tenía siete años y decía que quería ser abogado, no entendía nada de leyes entonces, pero estaba seguro de que quería convertirme en abogado. Cuando terminé la secundaria en el BOP 38 de El Soberbio, como abogacía era caro me fui a Posadas y estudié genética. Pero dejé porque no era la carrera que yo quería, entonces encontramos la universidad que tiene una sede en San Vicente y así empezó este objetivo”.
Ese sueño de la infancia se fue cargando de significación con los años, y hoy, el nuevo profesional reflexionó sobre cómo proyecta su tarea: “Me gusta el derecho penal, me mueven mucho las injusticias, la falta de justicia. Ver que hay tanta gente que no tiene acceso a la justicia. Yo quisiera poder ayudar en ese sentido, a que las personas que por alguna razón no encuentran justicia, puedan hacerlo, eso me genera expectativas y es por lo que me preparé”.       

Exámenes y tecnología  
En la misma fecha, otros nueve estudiantes de la carrera de abogacía de las distintas sedes de la Ucasal presentaron su trabajo final. Otras casas de estudio también desarrollaron estrategias de evaluación vía pantallas.