Estiman que podrían darse condiciones de sequía en el segundo semestre

Según el último informe del Servicio Meteorológico Nacional, las condiciones de El Niño descendieron a 75% para este trimestre, cuando a finales del año y comienzos de este su probabilidad era del 100%. Al mismo tiempo, desde el organismo advierten que a partir de mayo, podría iniciar una transición hacia la “neutralidad” y cambio en las condiciones.

Las condiciones de El Niño que se establecieron en la región a mediados del año pasado, estuvieron caracterizadas por abundantes lluvias y tormentas que afectaron a la provincia durante meses. Esto afectó a la gran mayoría de las localidades, tuvo como consecuencias un impacto en el sector productivo, que llevó a la declaración de emergencia hídrica y agropecuaria por parte del Gobierno provincial; así como social, con enormes inundaciones sobre todo en la costa del río Uruguay.

Los efectos de esta oscilación (El Niño/La Niña) sobre nuestro país son diversos y varían dependiendo de la fase, la región y la época del año. En particular durante la primavera y verano el noreste argentino tiende a registrar precipitaciones superiores a las normales durante una fase El Niño. Durante la fase La Niña misma zona tiende a registrar precipitaciones por debajo de lo normal. Las sequías características de La Niña, traen consigo una preocupación por las olas de calor y su impacto tanto en la salud como en el ecosistema.

“La comunidad internacional de expertos en climatología coincide, en base a los datos actuales, que hay altas probabilidades de que El Niño pase a una fase de neutralidad de junio en adelante. Quiere decir que ese fenómeno dejaría de tener influencia durante un tiempo sobre el clima de nuestra región, sobre dos variables fundamentales como son la temperatura y la lluvia”, aseguró Daniel Fernández Catá, director de Alerta Temprana del Ministerio de Ecología.

“Ahora bien, los pronósticos a largo plazo hablan del regreso de La Niña, que causaría lluvias por debajo de lo normal. Efectivamente, existe una probabilidad mayor de 60% que así ocurra en la segunda mitad del 2024. Sin embargo, esta información aún no es suficiente para determinar con certeza cómo impactará esto en las temperaturas o en las lluvias”, advirtió.

En cualquier caso, como estos fenómenos impactan en la disponibilidad de agua para todos los sistemas -productivo, económico y social-, “es importante anticiparse y hacer mucho para la gestión integral del agua y sobre todo por la protección de los ecosistemas. Para no volver a vivir desastres ambientales como lo acontecidos con los incendios rurales y forestales durante la última sequía”, mencionó Catá.

Olas de calor e impacto en la salud

Debido a las consecuencias del cambio climático producto de la emisión de dióxido de carbono que generan el calentamiento global “es probable que la temperatura anual del planeta supere, por lo menos, en 1 °C a las temperaturas preindustriales (que corresponden a la media del período 1850-1900) en cada uno de los próximos cinco años. Y es muy probable que ese aumento oscile entre 0,91 y 1,59 °C”, asegura el SNM en su sitio oficial.

De acuerdo con un informe del SMN, la primera ola de calor de la temporada 2023/2024 fue “extraordinaria” en duración y extensión geográfica. Se prolongó por 23 días (comenzó el 21 de enero y finalizó el 12 de febrero) y alcanzó a todas las provincias. Avanzó lentamente de sur a norte y, luego, al noreste del país, con valores extremos tanto para las temperaturas máximas como las mínimas diarias.

El aumento de las temperaturas tiene un impacto en la salud de las personas y así también en el sistema de salud que debe atender las descompensaciones. En este punto, la médica Andrea Gallardo, expresó de qué se trata un golpe de calor, una de las afecciones más recurrentes en momentos de altas temperaturas. “El golpe de calor se puede presentar a través de alteraciones digestivas y neurológicas, este último se puede presentar como visión borrosa, dolor de cabeza, problemas sensoriales en casos severos”.

Al tiempo que, agregó otro dato sobre los síntomas. “En un momento el cuerpo no puede regular la temperatura, dejando de transpirar para conservar el agua, incrementando la temperatura corporal, por lo que la persona puede presentar fiebre elevada”. En cuanto a los cuadros digestivos, mencionó que es habitual el malestar estomacal, diarrea, náuseas o vómitos.