Nuevos sones misioneros: jazz de monte que integra cálidamente la triple frontera

Un universo sonoro exquisito se expandió esta semana con el estreno de El Trío Silvestre en la capital misionera.

Una ‘jazzificación’ de sones litoraleños sorprendió a un público que colmó la peña Misionero y Guaraní para conocer a este nuevo grupo.

Sin perder la esencia de triple frontera, pero con un cariz propio magnético y seductor, los músicos  presentaron su repertorio y celebraron el compartir tanta música en este rincón del planeta.

Así, con Gastón Nakazato como amigo gestor y oficiando de anfitrión, la noche se desenvolvió entre vítores pero con una afable naturalidad.

Música regional en tono de jazz. Foto: Marcelo Rodríguez

Las referencias a la chacra fueron constantes, en la voz del porteño Mariano Cepeda, guitarrista y vocero de la banda. Es que todo el proyecto nació rodeado de picadas y exuberancia verde, entre pájaros y paseros.

Además de Cepeda, que actualmente reside en Puerto Libertad, El Trío Silvestre reúne a los misioneros Matías Tschieder (contrabajo) y Damián Domínguez (batería y percusión).

Cepeda vive en zona rural misionera hace unos años, allí se cruzó con Damián, vinculado a la percusión regional y afro y junto a Matías -oriundo de Wanda que vive en Eldorado- emprendieron hace poco este proyecto que tras este venturoso estreno volverá a presentarse el domingo 11 en la sala Mbopí de Eldorado.

Juntos buscan dar un nuevo tinte a la música popular local, que se despliega en un abanico de tonalidades en cada una de sus canciones.

Así sonó por ejemplo, Alma de Lapacho para homenajear a Ramón Ayala y arrancar bien arriba la velada y la creación propia Luna Llena, una mezcla de selva y son latino setentoso a lo Santana. El tema es uno de los que se puede escuchar en YouTube, con su respectiva producción audiovisual.

“La pudimos grabar gracias al Inamu”, comenzó explicando Cepeda en medio del show al destacar el apoyo fundamental del Estado a los artistas. Citando a Los Beatles, ‘como el caso más extremo’ marcó la necesidad de sostener estos apoyos para “resguardar el patrimonio de los pueblos”.

Al programa central de este trío le siguieron guarania, samba y galopa para completar el muestrario de influencias interregionales.

La guarania elegida fue Sin Saber por qué, de Florentín Giménez que “escuchamos en el primer disco de Mercedes Sosa”, según introdujo Cepeda. “Reconocemos en la picada donde vivimos la importancia de la cultura paraguaya. Se ven más casacas de Cerro Porteño que otras”, contó al expresar su homenaje a la guarania del Paraguay.

El swing brasileño en forma de jazz se coló también con referencias a los orishas. “Nos gusta pensar que Osaina -el patrono de la curación con las hierbas- no es una figura lejana sino vecinos que aparecen y nos tiran una data sobre algunos árboles, algunas plantas ...Es un homenaje al conocimiento popular y cercano de lo que tiene el monte para curar” anunciaron.

Pancho Sierra como estreno en vivo y la galopa Selva sola, cargada de un suspenso tarantinesco único dejaron al público en trance para coronar con la terneza infalible de Nakazato. Con su voz y sus canciones Gastón sumó más versatilidad al ambiente y contó que este formato cuarteto grabó un nuevo tema en los estudios de Tierra Soñada.

El deleite pleno llevó, más allá de la ovación, a rogar por un bis y de repente la noche volvió a cargarse de Luna llena. z