Ñande Reko Rapyta (Nuestras raíces)

El “compasivo” Fructuoso Moraes Dutra

viernes 27 de octubre de 2023 | 6:00hs.

En la historia regional conocemos a Fructuoso Moraes Dutra a través del llamado Pacto de la Selva, un relato edulcorado sobre una expedición financiada por Juan Goicoechea en el año 1874 encabezada por Moraes Dutra, por aquellos días un famoso “descubiertero”, baqueano y gran conocedor de la lengua e idiosincrasia de los nativos; el grupo ubicó grandes yerbales, se informó al gobierno correntino, se solicitó apoyo para la explotación y para lidiar con una tribu hostil de la zona cuyo cacique era Bonifacio Maidana, un ex niño cautivo.

Se autorizó una nueva expedición para “abrir una picada”, Moraes Dutra solicitó unos veinte hombres armados pero solo le proporcionaron seis; cuando llegaron a la aldea de Maydana, la encontraron desolada, sus habitantes se habían escondido supuestamente esperando para emboscarlos; entonces Moraes Dutra -revólver a la cintura, machete en la espalda y escopeta apoyada en el brazo derecho- marchó solo, cruzó en medio de cuarenta y pico de tupíes y trató de dialogar con Maydana; la tensión fue en aumento hasta que … ambos depusieron las armas, se logró consensuar el paso atravesando la aldea y oportunamente se concretaron las picadas mulateras y la explotación de esos yerbales.

Así, el área comprendida entre Corpus e Iguazú quedó al alcance de los industriales yerbateros, este acceso siguió su curso hacia el centro y Este de Misiones; Maydana fue invitado a Posadas primero, donde lo agasajaron oficialmente, más tarde lo llevaron hasta la ciudad de Corrientes donde se repitieron las lisonjas y desde allí lo trasladaron a Santo Tomé, de donde era originario y fue contactado por habitantes que conocían a su familia y su historia.

Hasta aquí la versión difundida, pero ¿quién era Fructuoso? ¿qué fue de él luego de este episodio?, un misterio que José Francisco Machón develó en el año 2005 cuando publicó uno de sus libros; nos enteramos que el descubiertero era hijo de Joaquín Antonio de Moraes Dutra, desde muy pequeño lo había acompañado en expediciones realizadas en territorios actualmente brasileños, había oficiado de intérprete en una reducción, era semianalfabeto, hablaba a la perfección portugués, guaraní y tupí, sabía de los recursos y los peligros de la selva virgen.

Alejo Peyret lo conoció en la casa de Goicoechea, lo describió con tez morena, mirada escudriñadora, pelo y barba negros, de estatura mediana, flaco, con una gorra de cuero de coatí, ropa roída por la selva, facón largo a la cintura, machete del otro lado y los pies descalzos, le llamó la atención que fumaba “eternos” cigarritos de chala, en 1873 o 1874 tenía unos cuarenta y cuatro años; se deduce que conocía a Maydana y a sus seguidores, entonces los datos brindados por Machón desdicen la versión tradicional.

En 1876 Moraes Dutra dirigió una comitiva integrada por Carlos Bosetti, Adamo Luchessi, Bonifacio Maydana y otros, desde el Iguazú hasta Campo Eré -Brasil-, regresaron por la Campiña de Américo hasta Piray; en agradecimiento por los “grandes sacrificios” realizados la municipalidad posadeña los reconoció con doscientos patacones, a nombre de Fructuoso.

En septiembre de 1878, el juez de Poggi con jurisdicción en la zona del Alto Uruguay informó a su colega de San Javier que, a fines del mes de julio de ese año, el cacique Maydana había asesinado a Fructuoso en Piray y se había refugiado con “la indiada” en los montes cercanos, ante la peligrosidad se pidió la inmediata captura del forajido; las autoridades correntinas ordenaron la persecución de los “salvajes” e informes de cualquier novedad; pasaron los meses y el hecho no se aclaraba.

En mayo de 1879 un extenso escrito entre los juzgados antes mencionados echó luz sobre lo sucedido, resulta que la tribu de Maydana había estado en Piray hasta agosto del año anterior y se fueron de repente acompañados del supuesto fallecido, nada se supo de él en las semanas siguientes, luego se encontró una gorra ensangrentada y un par de indicios que apuraron la conjetura de un asesinato; casi a finales del año anterior Moraes Dutra se había hecho ver en Piray, diciéndole a quien quisiera escucharlo, que los guaraníes lo habían apresado y sometido a crueles maltratos de los que había podido huir en un momento de descuido de sus vigiladores.

Pasado el momento de credulidad absoluta, las contradicciones en el relato y la conducta del descubiertero con varios comerciantes locales generaron desconfianza y apuntalaron la posibilidad de una mentira; tras una “sinvergüenzada” en un negocio de la zona, Fructuoso desapareció nuevamente; en la fecha mencionada al principio Bonifacio Maydana se presentó ante las autoridades de la zona de San Pedro, fue detenido y cuando lo interrogaron declaró haber sido víctima –junto con los suyos- de “la astucia y perfidia” de Moraes Dutra, quien luego de fabricar las pruebas del supuesto hecho de sangre, los convenció de llevarlos ante funcionarios brasileños para incrementar notablemente las riquezas a través de mejores pagos de la yerba cosechada, como tiempo antes paisanos de Maydana se habían instalado en La Guarita -un poblado de las inmediaciones- creerle a Dutra fue fácil.

El juez Nando le creyó a Maydana y solicitó medidas urgentes para auxiliar a “ciento cincuenta almas” en estado desesperante; los vecinos no colaboraron y el magistrado se desentendió.

El último dato conocido de Fructuoso Moraes Dutra es como acompañante de Peyret en un viaje hasta los Saltos del Iguazú en 1879 o 1880. Un personaje más de esta Misiones este “vivito del Litoral”.

¡Hasta el próximo viernes!

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