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Plata y kilos de droga, los pagos de un narco misionero con efectivos de GNA

Un gendarme que trabajaba en la Sección Antidrogas de Ituzaingó, Corrientes, fue condenado por sus vínculos con José Alberto Laurencio, obereño que cayó en 2021
lunes 21 de agosto de 2023 | 5:00hs.
Una de las imágenes que tenía Laurencio en su teléfono
Una de las imágenes que tenía Laurencio en su teléfono

José Alberto Laurencio (44) es un obereño señalado por ser parte de una organización narco que movilizaba marihuana y cocaína. Quedó en la mira de la Justicia y las fuerzas de seguridad en 2017, cuando en el marco de la investigación por la incautación de un cargamento de 4.000 kilos de marihuana apareció como organizador y puntero de esa carga.

“Gordo Posadas” fue el contacto que extrajeron los investigadores del celular del chofer del camión. Luego pudieron establecer mediante registros de las cámaras de peaje punteando la carga y reconstruir que había hecho las gestiones para que la droga sea acondicionada en Virasoro. Entonces Gendarmería Nacional puso los ojos en sus actividades.

Se supo que vivía en Ituzaingó, Corrientes, donde tenía varias propiedades y vehículos. Las actividades no pararon y en la pandemia él y su banda se dedicaban a mover estupefacientes en ambulancias, aprovechando las limitaciones que había para circular. La droga iba a las provincias de Entre Ríos, Santa Fe y Buenos Aires. Principalmente Quilmes, de donde es su principal socio, hasta ahora prófugo.

El hombre y otros seis misioneros fueron detenidos en marzo del 2021. La investigación de GNA y Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar) derivó en la condena de la mayoría de los implicados, que se firmó vía juicio abreviado en marzo de este año. Laurencio,  Nicolás Riveros, Franco Androjowich y Mauricio Riveros recibieron seis años de prisión.

La particularidad del caso es que no hay capos o jefes debido a que más allá de que el obereño tenía un rol preponderante, hacía todas las tareas de la logística.

El Territorio contó los detalles de la actividad y el derrotero judicial de sus implicados, pero una sentencia dictada a principios de mes puso en relieve otra arista: como Laurencio y un socio negociaban con las fuerzas se seguridad para que le faciliten no sólo información de los controles de tránsito en las rutas, sino también qué vehículos eran utilizados por las efectivos para las investigaciones de incógnito.

Los nuevos integrantes condenados son el exgendarme Lucas Llopiz y Aldo Neris, quienes no quisieron abreviar pero recibieron penas de seis y cinco años de prisión. Llopiz fue encontrado culpable del delito de confabulación en calidad de autor y Neris fue condenado como autor del delito de tráfico ilícito de estupefacientes en la modalidad de tenencia con fines de comercialización.

“En el caso de Llopiz, se verificó que, mientras prestaba funciones en la Sección Antidrogas “Ituzaingó” de la Gendarmería Nacional, llevó adelante tratativas con José Alberto Laurencio, uno de los principales responsables de la organización investigada, para llevar a cabo maniobras de narcotráfico, como, por ejemplo, brindar información relacionada con los vehículos utilizados para efectuar las investigaciones, entre otras colaboraciones”, se señaló en el sitio fiscales.gob.ar.

Por su parte, en el fallo del Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Corrientes, al que tuvo acceso El Territorio, se reconstruyó: “Laurencio era quien mantenía contacto con personal de las fuerzas de seguridad (entre estos el imputado Lucas Alejandro Llopiz, integrante de la Gendarmería Nacional Argentina), a los fines de perpetrar o facilitar los transportes de droga, contando con información en relación al desplazamiento de móviles, su identificación o la existencia de controles en los caminos”.

Un agravante es que también recibía la información de qué autos particulares utilizaban los funcionarios, lo que -a entender de la Justicia- los ponía en riesgo.

La sentencia revela también una maniobra tan conocida como subrepticia que muchas veces no se investiga: los narcos no sólo compran las voluntades de los efectivos con dinero en efectivo y grandes cantidades, sino también le brindan droga para que simulen procedimientos y engrosen sus estadísticas.

Todas estas gestiones fueron reconstruidas mediante el análisis de los teléfonos celulares de los implicados, de los que extrajeron conversaciones que incluían audios, fotos y documentos.

“Se comprobó que Laurencio recibía información sobre las actividades de la fuerza de seguridad, tales como el cronograma de controles de ruta, con lugar de emplazamiento, fecha y duración de cada uno a ser ejecutados por las Subunidades dependientes del Escuadrón 47 “Ituzaingó”; también recibía información sobre los autos de la fuerza, con sus modelos marcas y dominios y sobre los autos particulares de los integrantes de la Sección. A cambio de ello, Laurencio habría hecho pagos en sumas de dinero y/o con una parte del cargamento de estupefacientes” .

El contenido de los celulares

Una de esas conversaciones se concretó a finales de septiembre del 2020, cuando planeaba hacer un movimiento de droga. “Yo tengo que averiguar qué patrulla va a andar de la GN todo eso más o menos, voy a tener que ver eso, si por ahí no este viaje, pero el otro viaje seguro, este no sé si voy a poner algo de la GN porque no estoy ganando nada”, expresó el obereño a una persona no identificada.

Su interlocutor le dijo que “arregle con el gendarme” y que lo haga “calladito nomás”, porque “los paraguayos son desconfiados”, presumiblemente debido a los proveedores de la mercadería. “Y puedo arreglar sí, pero no, si no gano nada boludo, estoy ganando muy poco boludo. Y vos sabés que ellos te piden, encima laburan de investigaciones, andan toda la noche por ahí, por el campo por ahí. Pero no, no, no me sirve a mí si yo estoy ganando muy poco, vos sabés que ellos te piden linda moneda”, reafirmó Laurencio.

Pero, como se dijo, no sólo se trata de dinero, ya que la conversación siguió y empezaron a hablar de kilos. “Yo decía dejarle un 300, un 500 kilos al jefe, al segundo jefe, para que haga pantalla ahí ¿Qué decís? Si tenés que buscar la más fea ahí, todo podrida esa y tírale ahí”, amplió después. 

“Sí amigo, para figurar hay, hay, le van a entregar ahí amigo, de segundas nomás que no sea podrido, bien empaquetado y ya está ya, ese sistema todo el mundo hace, yo conozco cómo se arma todo eso. No hay problema, ahora le entregamos pelado, después le podemos meter una camioneta algo de eso, le entregamos con camioneta, algún menor si ellos quieren así, así siempre se hizo”, reveló en una de las respuestas su socio, dando a entender que entregarían marihuana de segunda calidad para que se simulen procedimientos.

Otra conversación que data de enero del 2021 reafirma la connivencia con los uniformados federales. En esa oportunidad el misionero y su socio hablaron de una estancia donde presuntamente se iba acopiar y/o cargar la droga para luego enviarla al destino final. Se refirieron al efectivo como “el verde”, quien estaba por ser padre.

NN: Che y esa estancia que vos tenías ahí, ese lugar que te mostró el verde ahí, que podía girar grande y todo eso ¿Qué onda con ese lugar ahí? ¿Sigue disponible ahí o no? Así veo para hacer algo esta semana ahí.

Laurencio: Y ese tenemos que esperar hasta el 8, hasta el 8 que él venga, él viene el 8 y ahí sí. Porque él sabe bien el portón, él habló con la gente ahí adentro entendés. El 8 en adelante podemos hacer algo ahí.

NN: Pero por maternidad le dan 5 días nomás, va a salir enseguida. Tranqui, estoy viendo todo amiguito, está todo okey. Si quedamos que vamos a hacer así cerramos todo ya. Estoy esperando un poco de plata y y te mando teléfono y te voy a dar el lugar y eso. Quédate tranqui mi brother.

Laurencio:  Y ese tengo un compinche que me arregla, falta los patos (Prefectura) y el agua nomás que eso hay uno sólo nomás, capaz entre así nomás ¿Entendés? Los verdes yo acomodo acá ¿Entendés? Aparte le tenés, escuchame lo que te voy a decir, a los verdes hay que dejarle un, un 200, 300 ahí en el, en la orilla ¿Entendés?

En la actualidad Laurencio se encuentra con prisión domiciliaria en Ituzaingó, mientras en efectivo de la fuerza, quien luego se determinó le alquilaba un departamento, está alojado en el Complejo Penitenciario III de la ciudad de Corrientes.

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