¿Cuáles son los riesgos de no tratar la pubertad precoz?
La pubertad es un proceso complejo de crecimiento (aumento del tamaño del cuerpo) y desarrollo (adquisición de las funciones) que se da en todos los seres humanos. Ambos mecanismos se dan juntos, si bien son independientes entre sí. El cuerpo crece, aumenta de tamaño, y adquiere la función que en este caso sería la capacidad reproductiva. El proceso es influenciado por factores genéticos, ambientales, alimentarios, sociales, y psicológicos, pero sigue un patrón familiar.
La pubertad comienza a partir de los 8 años de manera habitual, aunque si el mecanismo se pone en marcha antes de dicha edad es una Pubertad Precoz, es decir antes de la edad prevista para la población.
La pubertad precoz central (PPC) es la aparición del desarrollo mamario antes de los 8 años, asociada a un aumento de la velocidad de crecimiento y avance en la maduración esquelética, culminando con la menarca (primera menstruación) que marca la adquisición de la capacidad reproductiva. Esta debe conocerse para poder ser identificada y tratada correctamente porque, de no hacerlo, tendremos consecuencias en la salud física y psíquica de la paciente.
El adelantamiento de un proceso natural que hubiera ocurrido más adelante pone a la niña en una situación incómoda, y muchas veces no es aceptada por el resto de sus pares o lo que es peor por sí misma. Esto puede desencadenar un daño en la esfera psicológica, además de ponerla en una situación más vulnerable y pasible de situaciones abusivas. Esto se evita con un tratamiento adecuado, que frena la activación del eje y el impacto en la talla.
Por otro lado, cuando el mecanismo puberal se pone en marcha antes de lo previsto, la talla objetivo-genética, es decir la que le hubiera tocado promediando la talla de los progenitores, no llega a cumplirse. En ese caso el resultado será una talla baja con todas las consecuencias en la esfera psíquica que esto determina.
Recientemente, en una publicación de los Archivos Argentinos de Pediatría, los endocrinólogos confirman un aumento de la consulta por pubertad precoz del 100% en relación con el periodo anterior a la pandemia por la Covid 19 en los consultorios externos. La pandemia fue un factor desencadenante en donde el sedentarismo, las prolongadas horas frente a la pantalla, la alteración del ritmo del sueño- vigilia, el acceso facilitado a la comida, el aumento de peso, la depresión y la falta de tareas cotidianas fuera del hogar, aumentaron a nivel global la prevalencia de esta entidad endócrina.
Por todo lo argumentado, la pubertad precoz central debe ser conocida, investigada y debidamente tratada. La medicación frena la activación del eje y pospone ese momento hasta que sea el adecuado, sin producir daños y con alta efectividad a la hora del tratamiento, pero debe ser manejada por el médico especialista. Su costo es muy alto y no está al alcance de todos, incluso de muchas coberturas médicas. Sería de vital importancia, por todas las consecuencias en la salud física y psíquica, que haya una cobertura para el tratamiento de la PPC. En caso contrario, esto puede desencadenar riegos en la salud para la paciente y un estrés innecesario su familia.
*Comisión Directiva y Comisión Científica de la Sociedad Argentina de Ginecología Infanto Juvenil (SAGIJ).
Por Sagij*
Para Télam