Se propuso terminar la secundaria

Egresar en familia: mamá es compañera de clases

Gabriela egresará de la secundaria a sus 52 años y no solamente como una proeza personal sino de la mano de tres de sus hijos, que también cursan ese ciclo en el CEP 38 de Jardín América. Sostiene que nunca es tarde para volver a estudiar
miércoles 26 de abril de 2023 | 7:51hs.
Egresar en familia: mamá es compañera de clases
Egresar en familia: mamá es compañera de clases

Nunca es tarde para cualquier emprendimiento y aprovechar las oportunidades que da la vida.  Con ese propósito, buscando cerrar etapas y abrir nuevos caminos, Gabriela Seivane (52) termina este año la secundaria. Asistiendo a clases junto a tres de sus ocho hijos, Romina, Isaías y Gabriel, la experiencia fue más que enriquecedora.

Gabriela se muestra siempre sonriente y alegre y con su experiencia motiva a sus compañeros del CEP Nº 38 a nunca rendirse. Para los profesores, es también un ejemplo de voluntad y decisión de ponerse nuevamente en el lugar de alumna. Así, a fuerza de garra, es escolta de la bandera argentina y una de sus hijas es la abanderada del turno vespertino.

“Soy bonaerense, hace 13 años vine a Misiones junto a mi esposo Miguel Cruceño, siempre que escuchan mi tonada ya saben de donde vengo”, dijo entre risas.

La inseguridad de la urbe y el conurbano fue uno de los motivos que los trajo a la Tierra Colorada. Finalmente se radicaron en Jardín América para empezar de cero.

“Allá nos robaron cosas, conocíamos Misiones porque habíamos llegado con mi marido a predicar. Nos gustó mucho la provincia y por eso decidimos venir a vivir acá”, explicó y acotó que tanto ella como su pareja son pastores evangélicos y están al frente de una iglesia en Colonia Oasis.

Gabriela se ganó el lugar de acompañar a su hija Romina como escolta en la bandera.

Con ese desafío de comenzar una nueva etapa, tomó fuerza para continuar a pesar de las adversidades y decidió anotarse en la escuela para terminar los estudios secundarios junto con sus hijos.

“Todo comenzó en la pandemia, a veces como mamá cuando los chicos vienen con tarea sentís impotencia porque no los podés ayudar. Yo nunca pensé en terminar la secundaria, nunca me veía en una escuela estudiando porque ya soy grande y me iba a sentir una vieja entre tantos jóvenes”, reconoció.

Fue así que por las noches buscaba tutoriales en Google además de las actividades que le daban los profesores a sus hijos. “Dos van a la escuela normal, no de adultos, entonces yo me preparaba para poder explicarles algunos temas. Como vi que así podían avanzar, me dije: ‘Yo también tengo que hacerlo’”, detalló al recordar que la familia siempre la apoyó incondicionalmente.

El día que Graciela inscribió en el CEP 38 a sus hijos Romina, Isaías y Gabriel ella también se animó, aprovechó la ocasión y se anotó. Fue así que hizo primer año en 2021, continuó el año pasado y si todo va bien a fin de 2023 concluirá con el ciclo.

Al preguntarle sobre qué siente al ser asistir con sus hijos alegó: “Es algo especial para mí, en la escuela soy compañera y afuera soy mamá, aunque a la hora de hacer la tarea o estudiar para una prueba hacemos cada uno por su parte y les recuerdo que deben leer para cada examen”.

Todo ese esfuerzo se vio reflejado en las libretas y en poder compartir cada acto junto a su hija en la bandera. Es que Romina porta el pabellón nacional y su madre se posiciona al lado como escolta.

“Para mí es un orgullo -dijo visiblemente emocionada-, pero eso no es lo único, la satisfacción más grande es saber que todos mis hijos están estudiando. Además yo nunca me imaginé estudiar y por eso en cada momento los apoyo para que egresen”.

Con sus compañeros, en tanto, también tiene una relación maternal. “Soy la delegada de mi curso, desde un principio pasamos cosas lindas, cuando hablaba en el aula, las profesoras me decían ‘pero usted habla por todos’ y Araceli, una compañera respondió ‘ella es la mamá del grupo’, así que puedo decir que sin querer tengo muchos hijos, es más, yo les mando las tareas a los que faltan, trato de que estén al día y bueno ellos pobrecitos me tienen que aguantar”, dijo, risueña.

Incluso recordó que un día se olvidó su celular en el aula y al volver a buscarlo no lo encontró. Frustrada, decidió dejar la escuela, no podía creer que le hubieran robado allí dentro. Sin embargo, sus compañeros mostraron su solidaridad y organizaron una rifa con el objetivo de comprar un nuevo aparato para Gabriela.

Como reflexión, la mujer dijo que siempre se puede estudiar de grande, que no hay que bajar los brazos. “Hay que seguir el ejemplo de los mayores que estudian. Creo que en un futuro van a decir ‘Bueno, esa señora tenía razón’,  y se van a sentir orgullosos por el paso logrado. Hay que aferrarse siempre de los buenos valores, ser humildes, respetar a los mayores y con eso se camina en un buen sendero’’, cerró.

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