En la infinidad del desierto

Turistas de todo el mundo recorren las costas del mar Arábigo en camionetas y en camellos, una de las grandes atracciones que propone una de las zonas más inhóspitas de Qatar
jueves 08 de diciembre de 2022 | 22:00hs.
En la infinidad del desierto
En la infinidad del desierto

Imponentes autopistas conducen a la arena. Sí, a la arena. Cada kilómetro que pasa y que se aleja de Doha el paisaje es más desértico. La arena cubre todo. El paisaje, el horizonte y también las rutas.

Cada tanto se puede ver algún conglomerado de casas perdido en el medio de la inmensidad del desierto. A excepción de las plantas extractoras de petróleo, que copan una parte importante en las cercanías de Sealine Beach, las dunas de arena se llevan toda la atención de los turistas.

Recorrer el desierto a orillas del mar Arábigo y pasear en camello es la gran atracción para los visitantes de Doha.

Recorrer la arena sobre un dromedario tiene un costo de entre $1.500 y $10.000.

Para los locales, la Copa del Mundo significó un gran incremento en su negocio. De tener algunas decenas de camionetas recorriendo las dunas, la demanda pasó a ser de miles.

“¿Van a ir muy rápido?”, se pregunta un argentino mientras le indican a qué camello se tiene que subir.

Cientos de los dromedarios están esperando bajo el sol para cargar en sus espaldas a miles de turistas, que pagan entre 15 y 100 riales (entre 1.500 y 10.000 pesos), para recorrer uno de los dos caminos que se ofrecen.

La arena blanca y el mar azul, combinación que todos quieren inmortalizar.

Mientras, el camello se prepara para pararse llega el momento de más tensión. Es que el animal parece, en todo momento, tambalearse hasta poder alzar todo su cuerpo y a quien está montado en ese momento.

Después recorre, con su guía al frente, unos dos kilómetros. Sube a una duna y es el momento de las fotos de los turistas arriba del dromedario. Termina el paseo y otra vez hay fotos junto a los camellos.

Llenos de mar y arena

Pasear por las inmensas dunas del desierto qatarí no es sencillo. Los conductores tienen marcadas algunas rutas, pero el viento borra las huellas y arma nuevos caminos en la arena. Sólo las luces de otras camionetas sirven para no perderse entre las montañas de arena.

Mientras el sol cae, el cielo se mezcla con el mar Arábigo. Del otro lado de la costa está Emiratos Árabes Unidos, pero muy lejos. El azul del mar todo lo tapa. Es el momento perfecto para las fotos. Para el recuerdo. La arena blanca y el mar azul, una combinación perfecta, que todos los que llegan hasta Sealine inmortalizan.

Volver a la base de las dunas es toda una travesía. Los conductores están acostumbrados a los desniveles que propone la arena, pero los turistas no y por eso bajar de las montañas de arena significa, también, una aventura dentro de todo lo inigualable que es ir a conocer el desierto qatarí.

En esas tierras lejanas al lujo de Doha se conoce, al menos por un rato y hasta que el sol lo permite, un poco más de la cultura de los beduinos, los dueños del desierto de Medio Oriente. Se ve otra Qatar, en la inmensidad del desierto y el mar. 

 
 
 
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