Debate por la muerte de Alberto Galeano (31), ocurrida en febrero de 2019 en Posadas

Testigo recordó cómo el imputado lo pasó con el auto antes de la colisión

De los tres testigos citados ayer, sólo uno dio su aporte ante el tribunal. Luego de la incorporación al juicio de la prueba de alcoholemia, los alegatos pasaron al martes
viernes 14 de octubre de 2022 | 2:30hs.
Testigo recordó cómo el imputado lo pasó con el auto antes de la colisión
Testigo recordó cómo el imputado lo pasó con el auto antes de la colisión

Con la declaración de un testigo continuó ayer en la sala de debates del Juzgado Correccional y de Menores de Posadas, en el predio del Palacio de Justicia, el debate oral contra Matías Zielinski (23), quien es juzgado por la muerte de Alberto Rubén Galeano (31) y por las graves lesiones a Juan Alejandro Báez (34), durante una colisión frontal ocurrida el 24 de febrero de 2019 entre un Toyota Corolla que conducía el imputado y un colectivo urbano sobre la avenida Quaranta.

Uno de los aspectos más importantes de la jornada -la segunda por este caso- tuvo que ver con la incorporación al debate del examen de alcoholemia que en su momento fue hecho al imputado, al fallecido y al conductor del colectivo de la línea 126.

En el informe de la bioquímica interviniente consta que en el caso del acusado, el resultado  fue positivo en 1,06 gramos de alcohol en sangre, y la muestra tomada a Alberto Galeano fue también positiva, pero en 1,71. Mientras, el trabajador del volante dio negativo.

Ante estos resultados, la fiscal María Laura Álvarez solicitó que se agregue a la carátula inicial de la imputación la cuestión del alcohol positivo, a lo que los abogados defensores del acusado, Sebastián González y Vicente Halfonso, solicitaron a la jueza Marcela Leiva -a cargo del tribunal unipersonal- un par de días más para reformular la estrategia defensiva ante la nueva acusación. La magistrada luego lo aceptó y decidió pasar el debate tras la declaración del único testigo de ayer a un cuarto intermedio hasta el próximo martes, cuando se espera poder avanzar con los alegatos de las partes y la posterior sentencia.

Ante la incorporación de la alcoholemia al debate, el acusado se negó a declarar.

Por otro lado, ayer se exhibió, mediante la proyección en una pantalla, el video de una cámara de seguridad de la avenida Quaranta en donde se observa como el Corolla, en sentido este-oeste por Quaranta traspasó a varios vehículos que aguardaban la luz verde del semáforo de la avenida San Martín hasta finalmente cruzarse de carril e impactar contra el colectivo. Dicho audiovisual fue viral en su momento.

“Vi el auto destrozado”

Tanto Alberto Cáceres, Marcelo Suárez y Patricia Lovera estaban citados para comparecer ayer por la mañana ante el tribunal, aunque solamente el primero se presentó al juicio.

A raíz de ello, luego de común acuerdo entre la fiscalía y la defensa se optó por incorporar al juicio los aportes de los dos testigos ausentes durante su declaración en etapa de instrucción del caso.

En lo que respecta a la participación de Cáceres, su testimonio fue importante ya que de acuerdo a lo que se reconstruyó en la investigación fue su camioneta el último vehículo que el Toyota Corolla sobrepasó la mañana del 24 de febrero sobre la avenida Quaranta -en dirección a San Martín- antes de impactar contra el colectivo urbano.

El testigo narró que ese día se dirigía a la casa de su madre por la avenida Quaranta. Comentó que habían pasado pocos segundos de haber cruzado el semáforo de la avenida Tomás Guido cuando de un momento se produjo la fuerte colisión.

“Escucho un ruido, giro y veo un auto destrozado. Bajo y encuentro un DNI. A mí me desvió ese vehículo y chocó contra ese colectivo”, relató Cáceres ese día iba al mando de una Volkswagen Amarok.

Comentó que el suceso se produjo frente a la planta de la empresa Río Uruguay y que al volver y descender de su camioneta se dirigió hasta el lugar donde estaba el Toyota Corolla destrozado y luego se puso hablar con varias personas que también llegaron al lugar tras el encontronazo.

Al ser consultado por la velocidad a la que iba instantes previos al suceso recordó que a unos 60 kilómetros por hora. Y añadió: “Escuché un chillido, miro para atrás y veo de refilón al auto”.

No aplicó los frenos

Durante la primera jornada del juicio hecha el pasado jueves 6 de octubre, el licenciado en Criminalística Martín Duarte fue uno de los que con sus conclusiones apuntó contra la responsabilidad del acusado en el hecho.

El profesional remarcó que en su informe no se calculó la velocidad del impacto final, pero sí pudo determinar que el Toyota Corolla conducido por Zielinski iba a 90 kilómetros por hora y que a partir de las huellas detectadas en el asfalto, el único de los dos conductores que realizó maniobras evasivas para evitar la colisión fue el chofer de la línea 126.

Consideró que, a su entender, la causa principal del encontronazo se debió a la velocidad y a la falta de dominio que tuvo al volante el conductor del Toyota Corolla.

Ante la pregunta del abogado Vicente Halfonso  sobre las pericias que tuvo en cuenta para llegar a confirmar la responsabilidad de su cliente en el siniestro, Duarte sostuvo que Zielinski no aplicó el freno a la unidad.

“Hay pérdida de control y hubo derrape. Y sobre el impacto, lo que me dice Criminalística es que el impacto en el Corolla es en el lado posterior izquierdo del auto. No hay huellas de alguna frenada y se va al carril del colectivo. El chofer del colectivo hace una maniobra evasiva hacia la derecha. Los arañazos en el asfalto y la posición del colectivo son en línea recta”, detalló el profesional al momento de explicar las causas.


“Yo no sé qué quiso hacer”

Entre los testimonios que complicaron al imputado en el debate se resalta el de Carlos Branchesi, conductor del interno 60 de la línea 126 que el día del hecho fue embestido por el Toyota Corolla que manejaba el imputado. Durante su declaración, el trabajador del volante sostuvo que eran “las 11.52 y tenía que llegar a transferencia. Me quedaba un viaje más para hacer el cambio de turno. Yo no sé qué quiso hacer. Cuando veo que sale despedido hacía a mí, ahí recién lo esquivo”.

“Lo que menos imaginé era que iba a venir contra mi mano. En el último zigzag él sale despedido hacía mí, yo calculo por el exceso de velocidad. Cuando veo que viene hacía mí, instintivamente para que el auto no se meta completamente debajo mío, volanteo hacía la derecha. Él me choca y me agarra toda la parte izquierda y cuando termino de estacionar, veo por el espejo el auto detenido”, recordó Branchesi.

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