Historia de un veterinario

miércoles 28 de septiembre de 2022 | 6:00hs.

El 25 de septiembre dio comienzo al Año Nuevo Judío, Rosh Hashaná, recordando el Tishrei, primer mes del año 5783. Termina días después con la celebración del Yom Kipur que significa Día del Perdón o la Expiación. Es una jornada que forma parte de una serie de días sagrados de la religión judía y tiene por objeto obtener el perdón divino.

La fecha está vinculada con la historia de Moisés y el éxodo de Egipto, el período en que Dios liberó a los judíos de la esclavitud. Tras ello, y mientras Moisés estaba en el Monte Sinaí para aprender las leyes de Dios, conocidas como los Diez Mandamientos, al regresar con las tablas en las que estaban tallados, el pueblo judío se dio a la adoración de un becerro de oro.

Cuando Moisés vio esa idolatría, se enfureció y quemó esa figura. Luego regresó a la cima de la montaña para pedirle perdón a Dios. Moisés recibió ese perdón el décimo día de Tishrei, séptimo mes del calendario judío. Desde entonces, el décimo día de Tishrei se conoce como Yom Kipur. Esta introducción obedece a que el 25 de este mes comienza el año y después la fecha del perdón del pueblo judío, pero, a la vez, aprovecho para concatenar la publicación de Pfizer titulada ‘La historia de un veterinario’. ¡Y vaya qué historia!

Hace más de ochenta años, en Grecia, sesenta mil judíos vivían pacíficamente en Salónica. Era una comunidad vibrante y valiosa. La mayoría de estos judíos trabajaban en el puerto. Tanto es así que el puerto de Tesalónica estuvo cerrado el sábado, Shabat. Allí también vivieron y estudiaron grandes rabinos eméritos. Todos se frotaron los hombros y se apreciaron unos a otros.

Pero el 2 de septiembre de 1939, en vísperas del estallido de la Segunda Guerra Mundial, es en esta gran comunidad donde el terror nazi aumentará repentinamente. El 6 de abril de 1941, Hitler invadió Grecia para asegurar su frente sur antes de lanzar la famosa Operación Barbar Roja y su gran ofensiva contra Rusia. De los 60.000 judíos en Salónica, alrededor de 50.000 serán exterminados en el campo de concentración de Birkenau, ¡en un tiempo récord!

La masacre de los judíos de Grecia fue breve pero intensa. Muy pocos tendrán la oportunidad de hacerlo. Pero entre los supervivientes había una familia conocida como Bourla. Y después de la guerra, en 1961, nació un hijo en esta familia milagrosa en los campos. Sus padres lo llamaron Abraham. Creció y estudió veterinaria en Grecia. Un estudiante brillante, Abraham obtendrá su doctorado en biotecnología reproductiva en la escuela de veterinaria de la Universidad Aristóteles en Salónica.

A los 34 años decidió mudarse a Estados Unidos. Cambia su primer nombre Abraham por Albert. Albert se integró a la industria médica. Progresó rápidamente y se unió a una empresa farmacéutica donde se convirtió en director general. Abraham (Albert) ascendió de rango y obtuvo su nombramiento como CEO de esta empresa en 2019.

A lo largo del año Albert decide dirigir los esfuerzos de la empresa para intentar encontrar una vacuna contra un nuevo virus (Covid) que acaba de atacar al mundo. Realiza grandes esfuerzos financieros y tecnológicos para lograr su objetivo. Un año después, la Organización Mundial de la Salud (OMS) valida su empresa para producir la tan esperada vacuna. Su vacuna se distribuirá en varios países, entre ellos Alemania, que cuenta miles de muertos por la pandemia. En Argentina llegó por razones políticas tardíamente.

Irónicamente, esta vacuna que salvará la vida de millones de personas en todo el mundo, incluidos muchos alemanes, fue dirigida e impulsada por un pequeño judío de Salónica, hijo de sobrevivientes del Holocausto, de quienes la mayoría de su gente fue exterminada por la Alemania nazi. Y es por eso que Israel se convirtió en el primer país en recibir la vacuna.

Otro judío que revolucionó la medicina a finales de la década de 1950 fue Albert Savin, al descubrir la vacuna contra un mal que cobraba la vida de millones de personas: la poliomielitis.

Cuando chicos, nuestras madres nos colgaban del cuello una bolsita con alcanfor como payé contra la polio.

La poliomielitis es una enfermedad viral, que se contagia entre las personas a través de sustancias contaminadas con excrementos humanos, que históricamente ha causado estragos en la población mundial. El virus de la polio ataca el sistema nervioso y puede causar parálisis temporal o permanente e incluso la muerte, y especialmente se ceba en niños, mujeres embarazadas y ancianos.
El descubrimiento de la vacuna oral para combatir la polio, que se comenzó a impartir a los niños diluida en un terrón de azúcar, ha permitido erradicar del planeta prácticamente ese mal, considerado desde la antigüedad como una lacra de la humanidad.
Desde su descubrimiento, la incidencia de esta enfermedad en el mundo se ha reducido en más del 99 por ciento y se ha erradicado de occidente.
Sus investigaciones tomaron como punto de partida el trabajo desarrollado por otro científico judío, Jonas Edward Salk, quien, tras cultivar en su laboratorio los tres tipos de virus muertos, se convirtió en la primera vacuna antipoliomelítica.

Por estos judíos humanistas de la vida, buena celebración en paz del Yon Kimpur, el Día del Perdón.

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