Castillos en la ciudad

Buenos Aires tiene sorpresas en cada rincón y una de ellas es la presencia de arquitectura europea en varios municipios. Algunas pueden visitarse
domingo 14 de agosto de 2022 | 6:00hs.
Castillos en la ciudad
Castillos en la ciudad

No hay que sacar un pasaje a Europa para viajar al pasado y ver los grandes diseños donde vivieron reyes, aristócratas o grandes personalidades. A pocos kilómetros de la ciudad de Buenos Aires se pueden describir los grandes secretos que esconde Buenos Aires.

Estancia Huetel

Fachada del palacio de estilo francés, de la estancia Huetel.

En 1925 vino al país Eduardo de Windsor y fue el visitante más popular que recibió la Estancia Huetel. Gardel y Razzano cantaron para el príncipe de Gales y dicen que le habría fascinado el tango escuchado.

En el partido de Veinticinco de Mayo, en la provincia de Buenos Aires, Concepción Unzué de Casares, una distinguida argentina de la época, mandó a construir en 1906 un castillo francés, de estilo Luis XIII, con 2.000 metros cuadrados y con un jardín ornamental de 400 hectáreas con 40.000 árboles, fuentes y un lago.

Ella perseguía un sueño: dejar un legado de edificios emblemáticos. Concepción, falleció en 1959 sin tener hijos y heredó la estancia su sobrina Josefina Álzaga Unzué de Sánchez, y la hija de ella hoy sería la heredera. Actualmente esta propiedad privada no se puede conocer por dentro, sólo queda la historia y las fotos de esta lujosa obra arquitectónica.

El majestuoso palacio sigue habitado por los herederos. Son muchos los curiosos que se acercan con ganas de conocerlo. Sin embargo, el hermetismo es constante: sólo el círculo más íntimo tiene acceso.

Los lugareños saben que en el lugar todavía se reciben personalidades importantes, se celebran fechas significativas y emotivos casamientos que se vuelven inolvidables por la imponente escenografía que ofrece el palacio.

Castillo San Francisco, en Egaña

El Castillo de San Francisco fue construido en 1918.

El Castillo de San Francisco fue construido en 1918 por pedido del prócer Díaz Vélez y resultó una tragedia: el día de su inauguración se realizó una fiesta, pero el propietario no asistió porque murió horas antes de un infarto. Su viuda dejó todo tal como estaba para empezar la fiesta y abandonó la mansión a su suerte durante más de 30 años.

Fue una de las más grandes y lujosas mansiones rurales de la época con 77 ambientes, 14 baños, dos cocinas, galerías, patios, taller de carpintería, terraza, mirador y balcones.

Años más tarde, el edificio fue abandonado y saqueado y hoy sólo son paredes con 70 habitaciones. En su interior sólo se encuentran grafitis y los vecinos dan visitas guiadas todos los domingos.

Según los cazafantasmas el lugar más embrujado del país es el hotel Viena en Miramar de Ansenuza (Córdoba), donde se mezclan historias de ectoplasmas y de nazis escondidos. Pero el Castillo de Egaña tiene también lo suyo, dicen los rumores. Como los demás castillos de la provincia, fue construido por una familia patricia en los tiempos de la Argentina próspera, cuando cualquier rincón de la pampa, por más aislado que fuese, quería tener su pedazo de lustre a la europea.

La magnificencia de su planos contrasta con la silueta lúgubre que muestra hoy. Las historias paranormales tuvieron con qué sustentarse, desde la velada misma de la no-inauguración del castillo. Se accede por caminos rurales de tierra hasta la antigua estación de ferrocarril de Egaña a unos 15 km del centro de Rauch.

Castillo Obligado, en Ramallo
El Castillo Obligado fue mandado a construir en las cimas de las barrancas del río Paraná por el poeta Rafael Obligado en honor a su esposa Isabel Gómez Langenheim, una amante de las novelas. Tiene el estilo de un castillo típico europeo de tres pisos con ventanales ojivales, 24 habitaciones, seis baños y un gran hall preside la entrada, con tres juegos de escaleras hacia lo alto.

La estancia El Castillo pertenece en la actualidad a la familia Obligado, descendientes directos del poeta y no se puede acceder sin autorización.

Una leyenda de 1930 cuenta que allí vive “Toto”, un fantasma que hace desaparecer objetos o que cierra puertas para luego abrirlas misteriosamente.

Residencia Maguire (Recoleta)

La Residencia Maguire está en Recoleta.

Al lado del lujoso Palacio Duhau-Park Hyatt, hay vestigios de una calle porteña que tuvo, y sigue teniendo en pie, construcciones opulentas. En la esquina Alvear con Rodríguez Peña, detrás de una reja oxidada se esconde, entre una frondosa vegetación, la Residencia Maguire. Uno de los últimos palacetes aristocráticos de la zona de Recoleta que sigue siendo una vivienda privada.

La historia cuenta que fue construida en el año 1890 con influencia francesa e inglesa. La encarga Alejandro Hume, empresario ferroviario, con un estilo tardo-victoriano y hace traer los materiales de Escocia. Tres pisos con una fachada de detalles góticos, tejados negros y ladrillos vistos. Luego, el famoso Thays le haría el paisajismo del parque. Esta mansión fue comprada por los vecinos y hermanos Duhau, allá por el año 1920, y hoy vive su única heredera y residente, Susana Duhau, que se casó con el inglés John Maguire.

El interior es un misterio hasta el día de hoy. La fachada visible no está en buen estado pero se dice que adentro está refaccionada y tiene una pileta cubierta, que era novedad para la época. En el 2002, se declaro Monumento Histórico Nacional.

La Candelaria, Lobos
Inmersa en un parque de palos borrachos y otras especies autóctonas se alza esta estancia de estilo europeo diseñada por un arquitecto francés. Como muchas casonas de la época, fue hecha con materiales del viejo continente y traída en partes por barco para ser ensamblada acá, incluida buena parte del mobiliario que se conserva aún desde finales de 1800. Un detalle: el parque fue ideado por Carlos Thays, el diseñador detrás de los Bosques de Palermo y el Parque Sarmiento cordobés.

Fue construido a fines del siglo XIX y su nombre se lo debe a Candelaria Mármol, quien recibió este edificio de parte de su esposo, Don Orestes Piñeiro. Este lugar tiene salas de juego, comedores, bibliotecas y hermosos vitrales. Aún conserva los muebles que fueron traídos de Italia, Inglaterra y Francia.

El parque fue diseñado por el afamado paisajista, Carlos Thays. El castillo tiene varias opciones de hospedaje y la opción de pasar un día de campo. También varios restaurantes para disfrutar de un rico almuerzo.

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