El primer libro argentino

jueves 09 de junio de 2022 | 6:00hs.

Una vez definí al libro como un conjunto de hojas escritas una tras otra que da cuenta de la historia de la humanidad. Imprescindible desde que el hombre aprendió a leer y escribir, y siempre nos desasna.

Comenzó a tener trascendencia a mitad del siglo XV cuando en Europa, Johannes Gutenberg, un herrero alemán inventó la imprenta de tipos móviles de hierro, reemplazando a los trabajosos y lentos tipos de madera. Años después de este moderno invento de época, él mismo Gutenberg imprimió el primer libro titulado Misal de Constanza concomitante con el Renacimiento, que marcará el salto de la época Medieval a la Edad Moderna de gran transformación cultural y de las ciencias.

En ese período de tiempo, la imprenta, facilitó que Martín Lutero, el teólogo y fraile católico contrario a la venta de indulgencias papales para salvación de las almas, difundiera sus escritos y convirtiera sus tesis en instrumento de difusión de la Reforma Protestante, cuyas enseñanzas inspiraron la doctrina teológica del luteranismo. Por entonces, los jesuitas, ostentaban el grado intelectual más alto en cuestiones religiosas y salieron al cruce desplegando doctrinariamente la Contrarreforma. Estos mismos curas de la congregación Ignaciana llegaron a estos lares por el 1610, creando pueblos que conformaron la Nación Misionera y Guaraní. En uno de ellos, Reducción de Nuestra Señora de Loreto, construyeron la primera imprenta en esta parte del mundo y, de ella, emergió en 1700 “Martirologio Romano”, el primer libro impreso en suelo argentino.  La imprenta se construyó con la mejor madera de la región, y los tipos se elaboraron mediante aleación de hierro y estaño, impregnados con tinta extraída de variadas especies de jugos vegetales, incluido la hoja de la yerba mate.

Este primer libro lo concretó el padre José Serrano, aquel cura imprentero venido de Andalucía, en el ideado instrumento tipográfico elaborado por el lúcido sacerdote austríaco Juan Bautista Newman en el medio de la selva. E inspiró al cacique de Santa María, Nicolás Yapuguay, un guaraní de pura cepa a escribir en su idioma, en castellano y en latín el breve titulado “Explicación del Catecismo”, considerado por ese hecho intelectual en primer escritor misionero.  Y como marca del destino, en el cementerio de Loreto, descansan los restos de José Serrano junto al gran héroe misionero Antonio Ruiz de Montoya fallecido en Lima, luego de que guerreros guaraníes tras su muerte lo trajeran a pulso desde la capital del virreinato.

Tal vez, si en aquellos años de la conformación de la nación misionera hubiera existido imprenta en Córdoba, se habría impreso el poemario de Luis José de Tejeda y Guzmán, considerado el primer poeta argentino. Casado con una Vera y Aragón, pariente del fundador de Corrientes, se dedicó a la carrera militar y también ocupó cargos públicos.

Ya viudo, y acusado de actuar corruptamente en la función pública, la Audiencia decretó su prisión y el embargo de sus bienes. Ya libre fue repudiado y perseguido razón por la cual se recluyó en un claustro dominico donde inicia un proceso de arrepentimiento y conversión que lo inspira a escribir sus obras poéticas.  Actuación ética y moralmente distinta a los funcionarios corruptos que hoy están presos por malversar fondos del Estado Nacional.

Desde 1988, impulsado por la Unesco se conmemora el 23 de abril el Día Internacional del Libro, con el claro objetivo de fomentar la lectura, la industria editorial y el derecho de la propiedad intelectual. No fue casual la fecha. Es un simbolismo porque en esa fecha Fallecieron Cervantes, el Inca Garcilaso de la Vega y Shakespeare.

En la Argentina el Día del Libro se celebra el 15 de abril, recordando que, en esa fecha del año 1908, se entregaron premios por un primer concurso literario organizado por el Consejo Nacional de Mujeres, luego concretado en efeméride mediante el decreto 1038 del año 1924 del entonces presidente de la Nación Marcelo Torcuato de Alvear.

En nuestra Argentina, los sabios del país central ignoraron, y aún ignoran, que el primer libro en nuestro país se escribió el 18 de septiembre del año 1700 en Misiones; por consiguiente, y por historia, ese día debe ser la fecha real y efectiva del Día de Libro en Argentina, no por recordar un certamen literario con premios. En tal sentido, no hay pizca de comparación.

Y como tal, creo yo, que algún legislador misionero que nos representa en el Congreso de la Nación, tome la posta y decida sacar una ley que revindique que el Día de Libro en la Argentina sea el 18 de septiembre (de 1770), fecha que, en Misiones, se escribió el primer libro impreso en la Argentina. Y como expresan los abogados en sus escritos: Será Justicia.

Recordatorio. El 7 de junio de 1810 Mariano Moreno fundó “La Gazeta de Buenos Ayres”, el primer periódico de la etapa independentista argentina. El 25 de mayo de 1938 se realizó el Primer Congreso de Periodistas de todo el país y allí se instituyó el Día del Periodista. El periodismo es la actividad profesional que consiste en la obtención, tratamiento, interpretación y difusión de informaciones a través de cualquier medio escrito, oral, visual o gráfico. Son los abogados del pueblo y fiscales del Estado.

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