Incendios forestales y faltante de naftas complicaron trabajos

Tras el boom en la pandemia, ahora la forestoindustria opera al 60%

Desde las cámaras afirman que mermó levemente la actividad en los mercados interno y externo. Precios menos rentables y suba de costos impactaron en el rubro
jueves 26 de mayo de 2022 | 3:00hs.
Tras el boom en la pandemia, ahora la forestoindustria opera al 60%
Tras el boom en la pandemia, ahora la forestoindustria opera al 60%

Después de tiempos de intensa demanda en el mercado forestal de Misiones, producto de la pandemia del coronavirus, la actividad registra una merma tanto en el ámbito interno como  en el externo. Desde el sector afirman que la baja en los precios en el plano internacional incidió en la rentabilidad y en el volumen de madera que antes se vendía a grandes países compradores, como por ejemplo, Estados Unidos.

Precisaron que desde noviembre el panorama es distinto al registrado entre junio de 2020 y septiembre de 2021, cuando la industria trabaja al tope de su capacidad. Desde la Asociación de Productores, Industriales y Comerciantes Forestales de Misiones y Norte de Corrientes (Apicofom) sostienen que los trabajos están actualmente en el 60%.

Además de la baja en los precios internacionales, atribuyen a los impactos que provocaron los incendios forestales que afectaron a la materia prima de la industria.

Al mismo tiempo, advirtieron sobre la suba en los costos de la logística, como consecuencia de los últimos incrementos en los precios de los combustibles, pero también alertaron por el faltante de naftas en suelo misionero que obligaron hace dos semanas atrás a un aserradero a paralizar laborales.

Si se agudiza la escasez, proyectan mayores impactos, señalaron desde la Federación Argentina de la Industria de la Madera y Afines (Faima).

Al respecto Román Queiroz, presidente de Faima, se refirió sobre el estado de situación de la actividad maderera, tanto en Misiones como en todo el país.

“En lo que refiere al mercado interno está un poco flojo porque bajó la demanda y porque no hay tantas exportaciones como antes. Entonces, el aserradero está volcando su producción al mercado interno y hay más competencia allí”, explicó en diálogo con El Territorio.

Si bien no mencionó un porcentaje de merma, indicó que un parámetro es que la producción no está operando por completo y que se redujeron las horas de trabajo. “Hubo una merma importante desde febrero en adelante”, precisó Queiróz.

“En lo que es exportación, los precios internacionales de algunos productos bajaron, tras la suba que hubo durante la pandemia. Y en este contexto, bajaron los volúmenes de exportación”, señaló.

“El volumen de exportación cayó y la gente no saca préstamos para construir. Al no haber construcción, cae el volumen de compra. Una situación así ocurrió con Estados Unidos, que es una de las grandes compradoras de madera. El hecho que haya tasas de interés muy altas repercute en el nivel de compra de madera en el ámbito exterior”, dijo.

En este punto, el presidente de Faima detalló que la pérdida de rentabilidad se dio particularmente en los productos con mayor valor agregado. En tanto, aquellos de menor valor son los que mantienen un buen caudal de demanda en el mercado internacional.

Por su parte, Cristina Ryndycz, gerente de Apicofom, recordó que el sector maderero en general y el de muebles en particular trabajó con un buen caudal en los tiempos más estrictos de la pandemia, al indicar que los clientes priorizaban la renovación de inmuebles y hubo un mayor interés por la pandemia, al no poder realizar viajes durante el confinamiento por el Covid-19.

“Desde noviembre la industria está afectada por los incendios forestales que castigaron mucho al sector en Misiones y en algunos casos las industrias no tenían abastecimiento para atender a la inmediatez con los incendios. En tanto, en marzo vinieron las lluvias que también castigaron porque muchos camiones no pudieron ingresar al monte para conseguir los insumos”, detalló.

Por ello, precisó que la industria está trabajando en un 60% de su capacidad. “En general la actividad maderera está parada en lo que refiere al mercado interno porque no hay consumo y se dejó de consumir el mueble, al no contar con formas de financiación para la compra”, mencionó la gerente de Apicofom.

Sobre los costos

La suba en los costos repercutieron en la forestoindustria. “En lo que refiere a los productos estamos al límite en el mercado porque tenemos una inflación muy elevada, una tasa que es más alta que la devaluación y hay productos que cada vez son más caros. Eso desalienta la exportación”, consideró por su parte Queiroz.

También planteó que los aumentos en los costos de energía y de los combustibles, que se aplicaron recientemente, también impactan en la producción e inciden en los precios finales, principalmente de aquello que demanda de un mayor valor agregado.

Capítulo aparte resulta para el combustible, cuyo faltante se agudiza mes a mes. “Si la situación del faltante de combustible se mantiene, se seguirá viendo afectada a la actividad porque se depende mucho en materia de funcionamiento y de logística. Por ejemplo, hace dos semanas atrás un aserradero debió suspender durante catorce horas el trabajo un sábado por esta situación. Si sigue así, se puede repetir no sólo en la actividad maderera sino también en otras industrias”, acotó.

Asimismo, recordó el pago de retenciones en el orden del 4,5 por ciento, por lo que insistió que la Nación revise eso en el afán de lograr una mayor rentabilidad.

“El 2022 es un año bisagra después de dos años muy buenos. Ahora la actividad está cayendo, por lo que es fundamental que se tomen medidas que favorezcan a la industria”, planteó.

“El desafío es exportar muebles, pero hay que llegar a un precio competitivo para vender, porque tenemos una energía y combustible caro, que volvieron a subir, y eso resta rentabilidad. Entonces, tiene que haber un plan de exportación con más incentivos estables para captar más mercados”, dijo Ryndycz.

Al final, la gerenta de Apicofom recordó que las empresas misioneras cada vez más están invirtiendo en tecnología, en el afán de asignar mayor valor agregado a la producción local para las ventas en los mercados interno y externo.

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