Desde el INA advierten sobre impactos en la flora y fauna

Por el déficit de lluvias, la bajante de los ríos persistirá y se estima que la recuperación empezaría hacia fin de año

Los ríos que rodean a Misiones continuarán con tendencia de baja en el caudal por efecto de La Niña. Los modelos meteorológicos proyectan una mejoría en el último trimestre, pero todo depende de que precipitaciones sean dentro de los números promedio por mes. Sin embargo, no significaría una normalización plena en la altura de los ríos Paraná, Iguazú y Uruguay en ese período
domingo 06 de marzo de 2022 | 5:30hs.
Por el déficit de lluvias, la bajante de los ríos persistirá y se estima que la recuperación empezaría hacia fin de año
Por el déficit de lluvias, la bajante de los ríos persistirá y se estima que la recuperación empezaría hacia fin de año

La sequía que desde hace casi tres años aqueja a la región dejó múltiples consecuencias que hoy están a la vista. Una de ellas involucra al río Paraná, que desde junio de 2019 comenzó a bajar su caudal a raíz de la falta de grandes precipitaciones a lo largo de todo su cauce por Brasil, Argentina y Paraguay, que en efecto dejó postales que hace 77 años no se observaban. En algunas zonas de la provincia, como Montecarlo, el río se redujo sustancialmente y quedó mayoritariamente seco, panorama que se replicó en Santa Fe y Entre Ríos, donde la medición se ubicó por debajo del nivel del mar.

La bajante de los ríos que componen la Cuenca del Plata tiene una causante: el fenómeno de La Niña, que se mantendría al menos hasta finales de mayo. Y los efectos en los cursos de agua de toda la tierra colorada, también seguirán.

Es que la recuperación de los niveles habituales del río que predominaban antes de 2019 no se revertirá a corto plazo, ya que los pronósticos advierten que las lluvias seguirán por debajo de lo normal. Sólo lluvias persistentes y abundantes permitirán pensar en un incremento de los caudales, estimaron desde el Instituto Nacional del Agua (INA), que semanalmente emite informes sobre el estado de situación de los ríos de todo el país, con énfasis en la región del Litoral que sufre una sequía sin precedentes.

“En principio, tanto los incendios que se registraron en Misiones y Corrientes como la bajante del Paraná responden a un cuadro regional que ya cumple tres años, que es el fenómeno de La Niña, con sus primeros indicios en junio de 2019 y que se extendería al menos hasta fin de mayo”, indicó Juan Borus, subgerente de Sistemas de Información y Alerta Hidrológico del INA.

“Hoy continuamos en un mismo escenario de bajante, que afecta no sólo al Paraná, sino también a los ríos Iguazú y Paraguay. También al río Uruguay, que por este fenómeno alcanzó un mínimo histórico en 100 años. Una situación crítica, porque tanto el Paraná y el Uruguay son como hermanos de una misma cuenca. La sequía pegó muy duro en el Noreste del país y parte de Brasil y Paraguay y no tiene proyecciones de terminar”, señaló en diálogo con El Territorio.

Recuperación lenta

Que los ríos vuelvan a las alturas promedio es el anhelo desde hace tiempo, después de tres años de bajante atenuada y persistente que complicó la provisión de agua en diferentes municipios.

Pero esa recuperación no será nada fácil, advirtió Borus. Para que esto ocurra, lo fundamental es el retorno de los porcentajes de humedad, que depende mucho del período de lluvias que se avecinen.

“Para que los caudales se normalicen tiene que haber humedad, y eso se va a alcanzar con una sucesión de lluvias y que estén por encima de lo normal. Este panorama permitirá pensar en avanzar en una normalización del caudal y también de los caudales fluviales que están próximos. Pero tiene que darse en tramos puntuales, en la naciente de los ríos, puntualmente con Brasil en donde nace el Paraná y en Iguazú con el río Iguazú”, explicó el subgerente del INA, quien también señaló que en la región del Paraguay deberá darse esa misma tendencia de lluvias constantes.

“Pero para que el Paraná sea normal no depende de un solo evento climático, sino que sea en un marco climático. Nada hace pensar que la sequía se vaya tan fácilmente, pero tampoco significa que en este tiempo no haya alguna lluvia muy contundente y con muchas precipitaciones”, señaló.

Luego, destacó que los impactos seguirán ante la continuidad del déficit hídrico producto de La Niña. “En principio, según la idea de los modelos mundiales que coinciden que el marco climático sería normal a finales del invierno o hacia mediados de la primavera. Pero eso no quiere decir que el río esté normal para ese tiempo, sino que nos permita pensar en una recuperación, pero no redundaría que la altura de los ríos esté solucionada. Depende de una serie de factores que hoy por hoy no sabemos cómo serán por el dinamismo del tiempo”, agregó.

En este sentido, explicó que si hacia el último trimestre del año se dan lluvias en torno a los promedios normales (160 milímetros) o por encima de ello, y de manera consecutiva, se puede pensar en una recuperación. Pero los pronósticos definirán esa tendencia, que hoy por hoy son difíciles de predecir en medio de un escenario tan dinámico en relación al tiempo meteorológico.

En el medio, la tendencia de bajante persiste sobre el Paraná. Ayer, por ejemplo, el río a la altura de Iguazú estaba en 5,80 metros, que sufrió una baja de 1,60 metros en las últimas horas. En tanto, en Eldorado, la merma del caudal fue de 1,28 metros y se ubicó en 6,02 metros, según datos de ayer del Centro de Informaciones Meteorológicas, 

A corto plazo, los informes del INA advierten que parte del río Paraná, sobre todo en el Norte misionero, registrarán números por debajo de los niveles esperados. Por ejemplo, en Iguazú, se esperan altura abajo de los 6,9 metros durante todo marzo.

Humedad baja

El pasado jueves se realizó una reunión de la Mesa de Sequía, que monitorea la situación en todo el país, y en el encuentro se abordó el contexto que hubo entre enero y febrero en Misiones y Corrientes, con lluvias prácticamente nulas, baja humedad, altas temperaturas, un combo que propició los incendios que provocaron grandes daños en la zona. “Uno de los temas que llamó la atención fue la baja humedad regional que hubo, que en los primeros dos meses del año nunca superaron del 20 por ciento. Un escenario que provocó el desarrollo de los incendios de grandes magnitudes que tuvo”, comentó Borus.

Pero lo fundamental en este contexto “es que haya lluvias consecutivas y abundantes”, enfatizó Borus.

Los impactos

La bajante histórica dejará impactos que, momentáneamente, son difíciles de predecir y el panorama que dejará tanto a corto, mediano y largo plazo.

“Una sequía tiene más impacto que una inundación y no todos tienen la misma capacidad de resiliencia, por así decirlo. Por ejemplo, la fauna de los ríos no se recuperará fácil, lo mismo que la flora de la costa de los ríos, e incluso habrá que repensar las vías fluviales y una relectura del río. Todo cambiará tan bruscamente”, afirmó Borus.

Y además, recordó: “Salir de una sequía no es fácil, y tampoco de una inundación. Por ejemplo, en 1983 hubo una terrible crecida del Paraná y la persistencia del evento fue otra. Pero la recuperación es reducida, tarda más y por eso siempre se dice que las sequías generan un impacto mayor, porque no todo será normal”.

La inestabilidad del río Iguazú genera preocupación como consecuencia de la sequía. El río bajó y obligó a la declaración de la emergencia hídrica por seis meses en la ciudad ya que la baja en el caudal del río complicó el abastecimiento del agua en diferentes barrios de la comuna.

Muchos de los problemas de provisión de agua potable fueron resueltos el año pasado con la adaptación del sistema de captación del agua cruda del río Iguazú. Otros, con la puesta en funcionamiento de la segunda planta potabilizadora en el barrio Las Leñas y con once pozos perforados ejecutados por el gobierno provincial en diferentes barrios de la ciudad.

No obstante, hay zonas que aún registran problemas con suministro. Son zonas altas que no recuperan el caudal y la presión necesaria para recibir el líquido vital, como un sector de Villa Alta, el barrio Belén, un sector de barrio Riveras del Paraná y parte del barrio Comandante Andresito.

Según indican los registros de Prefectura Naval Argentina, en el transcurso del 2021, el río Iguazú no recuperó el caudal y la altura que normalmente registraba que era de 13 metros. Según los datos estadísticos durante todo el año pasado la altura llegó a registrar apenas los 3 metros.

En el detalle, entre abril y agosto del 2021, el nivel del río se mantuvo entre 3 a 5 metros de altura promedio, con un pico de 8 metros durante dos días durante el mes de mayo. Dicha situación derivó que con camiones se deba abastecer de agua.

Luego, se registró una leve recuperación del rio Iguazú que fue desde el 6 de octubre al 7 de noviembre, período en el que logró una altura entre los 8.30 y 11.50 metros. Sin embargo, por la falta de lluvias en las cuencas volvió a descender bruscamente y nuevamente trajo complicaciones en la provisión de agua en muchos barrios de la Ciudad de las Cataratas.

Fue allí que se construyeron dos acueductos para utilizar agua del rio Paraná para abastecer a varios barrios, porque el río Iguazú no podía satisfacer la demanda.

Durante el último mes, desde el 5 de febrero al 5 de marzo, la altura del rio Iguazú se mantiene en 5 metros promedio con picos mínimos de 3 metros y máximos de 7. Esta situación mantiene en alerta a Imas, que debe mover la balsa para continuar brindando el servicio de agua potable.

Corresponsalía Puerto Iguazú

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