Garrincha, en la memoria de los vecinos de Candelaria

En Candelaria hubo muchos vendedores de diarios; la gran mayoría se fue a vivir a otras provincias y otros ya fallecieron, pero queda entre ellos Oscar Sosa, quien vive en el barrio Anselmo.

Oscar recibió a El Territorio en su vivienda y relató: “Comencé con la venta para ayudar a mi hija que recién comenzaba con su kiosco de diarios y revistas, recuerdo que iba a la 1 de la madrugada a esperar que lleguen y si el clima estaba lindo salía a repartir por los domicilios de los clientes, quienes de hecho dormían en esas madrugadas, pero les dejaba en lugares acordados previamente, para las 5 de la mañana ya estaban todos entregados. De esos años tengo muchos recuerdos, entre ellos la cicatriz de una mordedura de perro, los perros eran complicados. También el barro y los días de lluvia, en mi caso siempre anduve en bicicleta, hasta el día de hoy y la venta de diarios la hacía en bicicleta”.

Oscar es un hombre que asegura que si tuviese que volver a vender diarios lo haría sin dudar. “Creo que si tuviese la oportunidad lo haría, ya que dejé porque entré a trabajar a una empresa”, indicó.

El canillita, que actualmente está alejado de la tarea, conserva las bicicletas en las que recorría los barrios de Candelaria. Agregó que nunca tuvo auto ni moto, que sigue la forma de trasladarse de su padre, la bicicleta.

“Creo que cuando uno gana lo justo es prioridad la familia, tener para ellos, darles a ellos lo que necesitan y eso es lo que prioricé, mi familia; total cuando me vaya no llevaré nada más que la satisfacción de saber que mis cuatro hijos están bien encaminados en la vida”, dijo el hombre.

Por otro lado, Sosa recordó al canillita que durante décadas recorrió las calles de Candelaria, Juan Carlos ‘Garrincha’ Nacimiento, quien además es reconocido por haber sido un buen jugador de fútbol. “Él fue una gran figura deportiva, pero fue la motivación de muchos en la venta de diarios, se lo extraña mucho, yo soy apenas una hoja de árbol de lo que él fue”, sostuvo.

En cuanto al histórico canillita Garrincha, El Territorio dialogó con Raquel, hija del hombre, quien entre lágrimas contó: “Cómo no recordar a mi viejo vendiendo diarios, si en esa época es lo que traía el pan a mi casa junto con el trabajo de enfermera de mí mamá. Su primer recorrido de la mañana era pasar por la comisaría y dejar el diario, así arrancaba”.

“Papá podía salir a las 3 de la mañana a repartir el diario como así también a las 5, siempre decía que el diario debía leerse temprano no a las 9 o a las 10 de la mañana. Así como él, todos los hijos ayudábamos. La verdad todos los días de su vida tuvo que trabajar vendiendo diario y a mucha honra”, finalizó.

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